“Un torero podría ir a la cárcel después de una corrida”: viceministro del Interior

El Ministerio del Interior, que promueve la abolición de las corridas, explica que este “absurdo” ocurriría si no se legisla sobre la fiesta brava. El debate revive cuando Bogotá se alista para la temporada taurina.

Alexánder Marín Correa (jamarin@elespectador.com) / @alexmarin55
20 de enero de 2018 - 03:00 a. m.
Luis Ernesto Gómez, viceministro del Interior (chaqueta gris), pide al Congreso retomar el debate de la abolición de las corridas de toros. / Gustavo Torrijos
Luis Ernesto Gómez, viceministro del Interior (chaqueta gris), pide al Congreso retomar el debate de la abolición de las corridas de toros. / Gustavo Torrijos

Luis Ernesto Gómez, viceministro del Interior, es un abanderado de la causa animalista. Y justo cuando comienza este fin de semana una nueva temporada taurina en Bogotá, aprovecha para hacerle un llamado al Congreso: que no engavete el proyecto de ley que busca abolir las corridas de toros. Pide, al menos, que lo discutan. La idea, según él, es evitar que, por falta de legislación, se llegue a una situación absurda como que un torero pueda ir a prisión después de una corrida. (LEA: "Los animales, como no tienen deberes, no tienen derechos")

¿Cómo va en el Congreso el proyecto que busca eliminar las corridas?

Tuvo primer debate en la Comisión Séptima de la Cámara y está listo para ser discutido en plenaria. Le veo todo el futuro, porque los representantes tienen en sus manos una gran responsabilidad. Y es que si antes del 10 de mayo de 2019 no hay legislación sobre la tauromaquia, se podría dar el absurdo de que un torero fuera preso por maltratar a un toro. No hacer nada sería una irresponsabilidad.

Pero la Corte ha emitido sentencias que protegen esta práctica.

La línea jurisprudencial ha venido cambiando y los animales ya no son bienes muebles sino seres que sienten y merecen protección. Por eso, la última sentencia de la Corte Constitucional (T-041 de 2017) estableció que en Colombia no pueden maltratase animales, así sea un espectáculo cultural. Además declaró inexequible un artículo de la Ley 1774, que exceptuaba la tauromaquia, y le dio dos años al Congreso para legislar en la materia o automáticamente se elimina la excepción. Ese escenario abriría un absurdo como el de que un torero pueda ir a prisión.

¿El proyecto incluye peleas de gallos, coleo o corralejas?

No, sólo se limita a las prácticas taurinas como rejoneo, corridas y novilladas. Hay otras iniciativas para regular otras prácticas.

¿Y hay ambiente político para una propuesta como esa?

Sin duda es un tema que polariza. Hoy la Cámara tendría una mayoría a favor de la abolición de las corridas, pero el presidente de esa corporación, que es responsable de agendar el debate, ha expresado que simpatiza con la tauromaquia. Entonces, lo que esperamos desde el Gobierno es que él dé todas las garantías a este proyecto.

¿El Gobierno insiste en la abolición?

Por supuesto. Que se elimine esta práctica en Colombia, así como viene ocurriendo en otros países.

¿Y qué pasará con los que viven de la tauromaquia?

El proyecto contempla un proceso de reconversión laboral y compensación económica para quienes devengan su sustento de esta actividad. Es clave generar en estas transformaciones procesos que no afecten a las personas.

¿Cómo sería la reconversión?

Se plantean seis meses para este proceso después de ser aprobada la iniciativa, como buscar alternativas al tipo de ganadería. Estos espectáculos se podrían sustituir por otros, como lo han hecho otros países. Además, esta es la oportunidad para decir que las corridas son cada vez más mal negocio para el país.

¿Sí son un mal negocio?

Lo dicen las cifras de venta de boletería en Bogotá. En la última década, la temporada con el pico más alto fue en 2005, con 68.000 entradas, mientras el año pasado llegaron a 28.000, menos de la mitad. Es evidente que hay una disminución de asistentes. Y si a eso le sumamos que el año pasado tuvimos que desplazar 3.200 policías para custodiar cada corrida (para un clásico de fútbol son 900), vemos cómo los bogotanos estamos financiando con recursos públicos una actividad que en la gran mayoría de países se está prohibiendo.

¿Han tenido acercamientos con ganaderos, corporaciones y toreros?

Estamos estudiando esa posibilidad. Pero ellos tienen una propuesta de crear un estatuto taurino involucrando el maltrato animal, que no sería compatible con el mandato de la Corte. Por eso, en la medida que no haya una conciencia, por mandato constitucional o por la legislación, será difícil.

¿A los ganaderos no les quedaría otro camino que producir carne?

Esa es su opinión.

¿Sería el fin del toro de lidia?

Ese es un argumento frecuente, pero la conservación de la especie depende de los humanos. Así como hay mecanismos de conservación de especies a través de santuarios de fauna, los que verdaderamente respetamos estos animales y los valoramos por su belleza, estamos llamados a garantizar su existencia. No creo que deban extinguirse por dejar de maltratarlos.

Pero tenemos un sector, como toreros, banderilleros y novilleros, que no contemplan otra opción de vida, como los que estuvieron haciendo huelga de hambre en Bogotá.

En los diálogos que hemos tenido con ellos, y especialmente con toreros y banderilleros, dicen que no están interesados en un proceso de reconversión. Pero las otras actividades alrededor de este espectáculo sí tienen alternativas que se pueden explorar.

¿Qué falta para abolir las corridas?

Faltan tres debates en el Congreso, pero definitivamente depende de la voluntad del presidente de la Cámara, Rodrigo Lara. Además de que, a la hora de que los congresistas voten, existan unas mayorías que apoyen este tipo de iniciativas.

Pero en eso influye mucho la política.

Este es un debate político, sin duda, pero debe ser una decisión tomada en democracia. No se trata de que la visión abolicionista que fija el Gobierno se imponga, sino de que sea un proceso democrático. Por eso lo más importante es dar el debate. Lo cierto es que si el Congreso decide archivar el proyecto, le correspondería a otro gobierno impulsar la iniciativa, pero desde el Ministerio del Interior tenemos la convicción de que no hacerlo en esta legislatura sería una irresponsabilidad que propiciaría un absurdo.

Es claro que la causa animalista da votos, pero son los amantes de la fiesta brava los que financian campañas. ¿Será que los congresistas sí le caminan a este proyecto?

Sin duda es una discusión interesante. La eliminación de las corridas es un asunto que está en la agenda de la ciudadanía y de las organizaciones civiles, que cada vez la promueven más. Qué bueno sería que los políticos asuman el debate y no le hagan el quite.

Este es un debate que mueve pasiones, como se vio el año pasado con los desmanes alrededor de la plaza de toros de Bogotá...

Por eso es importante hacer un llamado a las personas que protestan y se movilizan en contra de las corridas en Bogotá, que comenzarán este domingo, a que lo hagan de manera pacífica y respetuosa con los que asisten a la plaza. Esta debe ser una batalla que se debe dar en el Congreso. Debe ser un cambio cultural y sin violencia. El ejemplo de la no violencia justamente se da siendo respetuoso.

 

“Prohibir la tauromaquia es atropellar a una minoría”: Cormanizales

Juan Carlos Gómez, presidente de la Corporación Taurina de Manizales (Cormanizales), cuestiona los intereses del viceministro al promover la abolición de las corridas. Dice que la fiesta brava se debe respetar, especialmente cuando hay afición, como se acaba de demostrar en Manizales con asistencias de 12.000 personas por corrida y más de 80.000 en la temporada. “Una tradición y una cultura alrededor de la fiesta brava la deben respetar los políticos que están en campaña, sobre todo en un país que promueve que todos tenemos cabida. El prohibicionismo que quiere promover un viceministro es atropellar a una minoría”, agrega.

Aunque hay fallos en contra de los taurinos, Gómez aclara que están demandados y espera que el Congreso haga bien la tarea, “sin el afán y el atropello de un viceministro que busca protagonismo atacando la tauromaquia”. Ante un eventual proceso de reconversión económica, Gómez pregunta: “¿Será que tiene para reconvertir las grandes extensiones de tierra de los ganaderos? ¿Para quitarle la profesión a un torero, que es un artista? ¿Será que el viceministro hizo cuentas de cuánto costaría ese proceso? Eso no es fácil. Todo lo que plantea es un absurdo para cualquiera que tenga dos dedos de frente”.

 

Por Alexánder Marín Correa (jamarin@elespectador.com) / @alexmarin55

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