Los partidos oficialistas ya llegaron a sus primeros acuerdos en el Concejo de Bogotá, a dos días de que comiencen las primeras sesiones de la segunda era de Enrique Peñalosa como alcalde. Ratificaron que a Cambio Radical, por ser la bancada mayoritaria, le corresponderá este año la presidencia de la corporación; el siguiente turno será para el Partido Liberal; el tercero, para el Centro Democrático, y el cuarto, para la Alianza Verde.
Esa coalición se refuerza con los partidos de la U y Conservador. Son 34 de 45 concejales, una garantía, en el papel, para la gobernabilidad del alcalde, que este año deberá sacar adelante el Plan de Desarrollo y crear la Secretaría de Seguridad.
Y, precisamente por la importancia del año de sesiones que está por comenzar, es clave para Peñalosa contar con un presidente del Concejo que respalde su agenda de gobierno, para que la ponga en el orden del día de los concejales.
Sigue la puja
Cambio Radical no ha podido ponerse de acuerdo. Como lo ha contado este diario, en ese partido estuvo sobre la mesa, en un comienzo, el nombre de seis de los nueve concejales. A medida que pasaron los días las discusiones internas, de acuerdo con fuentes del partido, se han ido decantando alrededor de cuatro cabildantes: Roberto Hinestrosa, Jorge Lozada y los novatos Yéfer Vega y José David Castellanos.
Vega, que ha sido cercano al liberal David Luna (peñalosista hoy ministro de las TIC), dice que su nombre seguirá sobre la mesa siempre y cuando le den margen de maniobra para relacionarse con las demás bancadas, con el fin de lograr acuerdos sobre las propuestas de Peñalosa y, por otro lado, sacar el Concejo a las localidades. “Si se trata de seguir haciendo lo mismo, no me interesa”, remata.
Castellanos, otro primíparo, aunque es cercano a Vega mantendrá su aspiración hasta el final. Tiene a su favor el padrinazgo del senador Carlos Fernando Galán, hombre clave en Cambio y en el triunfo de Peñalosa.
Jorge Lozada, el otro concejal que suena con fuerza, considera necesario que el nombre del designado cale no solo dentro, sino fuera del partido, pues finalmente las otras bancadas son las que ponen la mayoría de votos. “Eso lo tiene que lograr cada candidato”, agrega. Sobre su aspiración, manifestó que la mantendrá hasta el final. “Le ofreceré experiencia al Concejo. Soy el único concejal que repite período con el alcalde, pues yo ocupaba una curul durante su primera administración (1998-2000). Conozco su modelo y lo he defendido”.
Los retos
A la aprobación del Plan de Desarrollo se le suman otros cuatro retos, de acuerdo con Bogotá, Cómo Vamos. Primero, “superar la herencia de una relación de discordia con la administración”. Es algo que parece garantizado, dadas las mayorías con las que cuenta Peñalosa en el Cabildo. Segundo, el Plan de Ordenamiento Territorial, que tendrá vigencia de doce años y contiene las normas de usos del suelo de la ciudad.
Tercero, elegir contralor y personero “realmente independientes de las fuerzas políticas”. Es algo que está por verse, pues bien es sabido que al menos Cambio Radical quiere uno de los dos órganos de control. A eso se le suma el enredo para llevar a cabo esa elección, pues el mecanismo aprobado a finales del año pasado no quedó en firme debido a que el entonces alcalde, Gustavo Petro, objetó el proyecto, como lo contó El Espectador el lunes pasado.
El cuarto reto del Concejo será mejorar la percepción que tiene la ciudadanía, pues la más reciente encuesta de Bogotá, Cómo Vamos concluyó que la favorabilidad es solo del 31 %. Transparencia es la palabra clave para desligarse, entre otros, del sambenito del carrusel de la contratación.
En dos días comienzan a correr los términos para cumplir esas tareas. El alcalde Enrique Peñalosa, por su parte, deberá ser lo suficientemente hábil como para mantener una coalición oficial que, por el momento, tiene pinta de aplanadora.