"Vamos a llenar la plaza de toros, se va a reventar”: Corporación Taurina de Bogotá

Felipe Negret, presidente de la organización promotora de la fiesta brava, confía en el éxito de la temporada taurina después de cinco años. Le hace guiños al alcalde Peñalosa y propone una discusión al margen de fanatismos.

Javier González Penagos
21 de enero de 2017 - 03:00 p. m.
"Pedimos respeto y acatamiento de los fallos judiciales", reclama Negret. /Foto: Gustavo Torrijos
"Pedimos respeto y acatamiento de los fallos judiciales", reclama Negret. /Foto: Gustavo Torrijos

¿Qué significado tiene para ustedes como Corporación Taurina de Bogotá y amantes de la fiesta brava el regreso de los toros a la ciudad después de cinco años, tras un fallo de la Corte Constitucional?

Significa que se restablecen los derechos, que se derrota la censura y que se recupera la libertad.

(Lea aquí la postura en contra regreso de las corridas de toros por parte de la directora de la plataforma Animales Libres de Tortura) 

¿Cómo sienten que los bogotanos recibirán las corridas luego de cinco años? ¿Será mayor el descontento o creen que haya respaldo masivo?

Esta es una Bogotá para todos y lo que menos requiere esta sociedad es exclusión. La afición va a estar contenta de regresar a la plaza de toros y abrir las puertas, unas puertas que jamás debieron haberse cerrado.

¿Están confiados de que llenarán la plaza de toros la Santamaría?

No tenga la menor duda. La plaza se va a reventar porque han sido cinco años de ignominia, censura y despojos. Han sido cinco años en los que se abandonó este recinto y que en hora buena, esta Administración –así no comparta la fiesta brava– la restaura y la regresa a lo que ha sido su vocación: una plaza de toros.

Se quiso mutilar la libertad de expresión y precisamente por eso nuestro eslogan “Por la libertad de expresión”. Eso fue lo que se recuperó ¿De qué le sirve a una sociedad ser pluralista si no tiene libertad?

A lo largo de los cinco años en los que no hubo fiesta brava en Bogotá, ¿en qué consistieron sus esfuerzos para lograr que regresara?

Consistió en derrotar la arbitrariedad, hacer valer derechos y acudir a las instancias judiciales. Se presentó una tutela que terminó con la Sentencia T296 de 2013, en la que, básicamente, la Corte Constitucional dijo que se había generado un daño patrimonial a la Corporación Taurina, y que –así una mayoría de la población no compartiera esta actividad cultural– debía ser respetada porque éramos una minoría.

Lo más difícil de todo este proceso fueron funcionarios al margen de la ley. Ellos no están para provocar tensiones, están para dar garantías a todos y en esta ciudad cabemos todos. No se requieren exclusiones. Este no es un tema de imponer mayorías, aquí lo único que hay que revocar es la arbitrariedad.

Valga la pena recordar que Corporación no ha iniciado, ni va a iniciar, ninguna reclamación económica como lo establece la Sentencia, porque para nosotros no era un tema económico, era algo de respeto de derechos y eso es lo que ha sucedido y lo que hemos recuperado: el derecho a la libertad.

¿Qué responderle a quienes dicen que la tauromaquia no es más que maltrato animal, barbarie y un espectáculo sangriento? ¿Qué decirle a quienes se oponen a la fiesta brava reivindicando el derecho a la vida?

Este es un diálogo de imposible reconciliación. Quienes se oponen parten del desconocimiento y yo creo que lo que requiere este país es tolerancia y respeto. Mientras ellos se llenan de calificativos, epítetos y adjetivos, nuestro llamado para ellos es ‘oiga, respeto’.

Pedimos respeto y acatamiento de los fallos judiciales. ¿Qué hubiera pasado si el fallo de la Corte hubiera sido contrario a nosotros? Pues nos hubiéramos ido tranquilos y habríamos acatado ese fallo. La invitación a ellos es que cuando los fallos no los favorezcan no ataquen a las instituciones y no descalifiquen.

Hay un camino, si quienes se oponen quieren prohibir las corridas, pues el camino es el Congreso de la República y si quieren el debate, pues ahí estaremos y acudiremos, pero que no se pongan a encerrarse en ciertas oficinas a trabajar proyectos de ley para eliminar esta fiesta que le pertenece no solamente a esta ciudad, sino a cada aficionado.

¿Creen ustedes que algún día logren una conciliación con quienes se oponen a la fiesta brava, que lleguen a una suerte de arreglo o acuerdo que les permita superar las diferencias?

Lo que ellos persiguen es la desaparición del animal. No queremos que suceda con los toros de lidia lo que pasó con los peces en Atlantis. Esa es una demostración. Aquí quieren no solo aplicarle la eutanasia a los animales, sino a los taurinos y nosotros vamos a salir adelante. Seguiremos luchando y nuestro mensaje es que, en un momento en el que el país disfruta de paz, es hora de que ellos (quienes se oponen) depongan las armas y que no evoquen procesos fundamentalistas, ni fanatismos.

Pero puntualmente, ¿ustedes estarían de acuerdo con ‘regular’ el espectáculo? Por ejemplo, que el toro no sea atacado con objetos corto punzantes y que no muera en la corrida.

En Barcelona (España) cerraron una plaza de toros y después del resultado jurídico en Bogotá, como ejemplo, se reabrió. Quienes siguen el camino de cerrar plazas lo único que logran es que se abran, porque la arbitrariedad siempre tiene ese resultado. La fiesta no la pueden hacer ellos, la fiesta tiene unas normas, hay un reglamento taurino.

Sin embargo, eso no quiere decir que nosotros no podamos trabajar en una ley para morigerar y aliviar las conductas, como lo dice la propia sentencia de la Corte, que ha dado un mandato en el sentido de exhortar al Congreso de la República para que regule el tema no en el camino del prohibicionismo o el fanatismo, sino encontrando una regulación que armonice el deseo de protección de la fauna y la preservación de estas expresiones culturales.

¿Qué opinan de la postura del alcalde Enrique Peñalosa, quien anteriormente los condecoraba y que ahora se opone con vehemencia al espectáculo al punto de promover un proyecto de ley en el Congreso para terminarlo de tajo?

Esa es la diferencia entre un populista, un demagogo, un desposta y un demócrata. A Enrique Peñalosa pueden no gustarle los toros, puede estar no de acuerdo, pero es un hombre que cumplen con las sentencias y cumple con la ley.

Yo creo que los gobernantes están establecidos para que den garantías a todos y no para que contribuyan a alimentar tensiones entre grupos que no están de acuerdo con determinada actividad.

¿Temen por alguna determinación o medida judicial que frene de nuevo el espectáculo taurino? Especialmente ahora, que –por ejemplo– cursan varios proyectos de ley en el Congreso para poner límites a la fiesta e incluso, terminarla.

Más que miedo lo único que tenemos es ilusión para que las libertades no se pierdan en este país. Y si nos volviéramos a ver amenazados, volveríamos a luchar.

Lo que tenemos es que enriquecer estos debates y armonizar posiciones. Este país lo que requiere, esta sociedad lo que reclama, es convivencia y no intolerancia.

Ya lograron reabrir la plaza… pero el adagio popular reza que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. ¿Qué sigue para ustedes?

Nosotros somos pro, no anti. Lo único que vamos a hacer es entrar pacíficamente a la plaza, entrar por la puerta grande y vamos a recuperar la libertad y los que la cerraron se fueron por la puerta de atrás. La celebración nuestra es volver a reunirnos en este escenario que se construyó para eso, para dar corridas de toros, sin que ello implique que no se puedan utilizar para otras actividades. Lo uno no excluye lo otro en esta sociedad.

Como dice el alcalde, ‘Bogotá mejor para todos’, aquí cabemos todos, aquí estamos bogotanos que votamos por el alcalde Peñalosa, que lo hemos acompañado y que nos interesa el buen destino de su administración. Pero aquí lo único que reclamamos es que se respeten nuestros derechos.

¿Cuántos empleos se perdieron durante estos cinco años por cuenta de la decisión de cerrar la plaza?

Esta es una actividad económica que desprende muchas facetas. Toda la zona de La Macarena genera toda la zona de alimentación y restaurantes, pero también está el transporte, las agencias de viajes, hoteles o ventas populares. Son innumerables todas las actividades y el empleo que genera la fiesta brava.

Por eso, mientras algunos están en camino de la prohibición y lo único que buscan son votos, al margen lo que se produce es desempleo y pobreza. De tal manera que aquí lo que se restablece además de la libertad, es el derecho al trabajo. Y hay una cantidad ilimitada de empleos que genera la fiesta brava, de tal manera que yo podría decir que se generan alrededor de 300 empleos directos e innumerables los indirectos. Es infinita la gran capacidad de generación de empleo que mueve la fiesta brava.

Para el domingo ya hay previstas manifestaciones en los alrededores de la plaza, ¿Qué esperan de ello?

Pues será la Policía la que tendrá que contener a estos grupos. Aquí se tiene que garantizar que coexistan dos derechos: un derecho legítimo, a la protesta –obviamente con respeto y educación– y el derecho a acudir libremente a los toros.

Podemos dar el domingo una muestra de que este país quiere vivir en paz. Ellos haciendo su protesta donde les corresponda, y nosotros entrando libremente a la plaza. 

Por Javier González Penagos

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