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Una fila de camiones de cerca de tres kilómetros de largo se formó desde la mañana de este martes en la puerta de ingreso al relleno sanitario Doña Juana, al sur de Bogotá.
Un grupo de habitantes de los barrios Mochuelo alto y Mochuelo bajo impiden el ingreso de los vehículos que llegan hasta allí a descargar la basura que recogieron en los distintos barrios de la ciudad.
Los ciudadanos reclaman que, de una vez por todas, les mejoren sus condiciones de salubridad, pues los aquejan malos olores, roedores y mosquitos. No son inconformidades nuevas y, de hecho, en el pasado se han presentado protestas similares.
El malestar se mantiene a pesar de las acciones de mitigación que han ejecutado en esos barrios tanto el Distrito y como el concesionario CGR, encargado de operar el relleno desde finales de 2010.
Ante la novedad, al lugar se acercó personal de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos del Distrito, gestores de convivencia y uniformados de la Policía.
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La administración de Enrique Peñalosa ha planteado la necesidad de buscar otro sitio para establecer un nuevo relleno sanitario, pero eso tomará, al menos, siete años.
El concesionario CGR, sin embargo, considera que es posible seguir operando donde están.