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Y ahora, ¿quién irá a transportarlos?

Hace una semana, el alcalde de Soacha, Juan Carlos Nemocón, afirmó que se postergaría el proyecto. Ciudadanos están enojados y dicen que fueron usados por el gobierno Santos.

Laura Dulce Romero
20 de febrero de 2015 - 03:18 a. m.
Los habitantes de Altos de Cazucá se transportan en estos jeeps viejos, que siempre tiene sobrecupo. / Luis Ángel - El Espectador
Los habitantes de Altos de Cazucá se transportan en estos jeeps viejos, que siempre tiene sobrecupo. / Luis Ángel - El Espectador
Foto: LUIS ANGEL

La noticia de que Altos de Cazucá, población del municipio de Soacha, se quedaría sin el llamado Cazucable, proyecto de transporte aéreo que prometió el presidente Juan Manuel Santos en su primer mandato, les cayó como baldado de agua fría a los habitantes de este sector. Hace tres años, los ciudadanos esperan que el Gobierno cumpla la promesa, pero parece que quedará en papel.

Hace cuatro meses, El Espectador visitó el lugar y se dio cuenta de las malas condiciones en las que se encuentra la población: viven en medio de trochas y cuando cae un aguacero es imposible salir de allí; no tienen transporte, pues el Sistema de Transporte Integrado Público de Bogotá (SITP) no llega, a pesar de que Ciudad Bolívar está literalmente a un paso; no tienen servicios públicos y muchas de las viviendas están en zona de riesgo de deslizamiento. Las cosas no han cambiado. Los habitantes de Altos de Cazucá deben usar unos jeeps viejos para llegar hasta un bus que luego los lleva hasta el alimentador. Allí deben hacer largas filas para, por fin, ser transportados hasta el Transmilenio. Al día, estas personas de estrato 1 deben pagar hasta $8.000 en transporte.

Para Gustavo Barreto, edil de Altos de Cazucá, esta decisión no es un buen mensaje para las víctimas del conflicto. Al menos 17.000 personas en situación de desplazamiento viven en este lugar donde reinan el microtráfico y las bandas delincuenciales. “Estamos muy tristes y enojados. Con este proyecto vino aquí la campaña de Santos a decirnos que sería un hecho en su segundo mandato y ahora salen con que no hay plata. Según el alcalde, el Gobierno dijo que sólo daría $100.000 millones de los $140.000 millones que se comprometió a aportar. Falta ese dinero y el municipio no tiene cómo pagarlo”, aseguró Barreto.

Esta historia viene desde 2012, cuando el presidente Juan Manuel Santos y la entonces Ministra de Transporte, Cecilia Álvarez-Correa, fueron hasta Altos de Cazucá y firmaron el compromiso de que a finales de 2014 la zona tendría su propio medio de transporte para mejorar en algo su calidad de vida. Durante dos años se habló de los estudios de factibilidad; del presupuesto, que al final subió hasta los $200.000 millones; de estudios técnicos, y diseños, pero no se movió una sola piedra. Llegó 2014 y con él las decepciones. Todo estaba en veremos. Incluso, los habitantes del sector realizaron una marcha el 28 de octubre, reclamándoles al Gobierno y a la Alcaldía de Soacha por el abandono del proyecto. Ese día le pidieron al presidente que cumpliera con la firma del documento Conpes que, se supone, aseguraba el 70% de la obra.

Durante este tiempo, el alcalde Juan Carlos Nemocón ha asegurado que la parte del municipio ya está lista y que están a la espera de lo que haga el Ministerio de Transporte. Si embargo, en vista de que este proyecto está “embolatado”, como aseguró Nemocón hace unos días, la Alcaldía Municipal está gestionando que el Cazucable quede dentro del Plan Nacional de Desarrollo.

Lo que preocupa es que, como se lo reconoció a este diario el propio Ministerio de Transporte, no contempla el proyecto para una fecha cercana. Para la entidad la prioridad es la construcción de los metros ligeros, que provienen de iniciativas privada. Esta cartera dijo que no era cierto que el Cazucable tuviera un Conpes o presupuesto fijo y reiteró que ahora no es una prioridad para la Gobernación de Cundinamarca, aunque no descarta que lo sea en un futuro próximo.

En cuanto a otras alternativas de transporte, la situación es crítica, porque tampoco hay soluciones del Gobierno ni de la Alcaldía. Hace cuatro meses se hablaba de empezar por lo menos con la pavimentación de la zona, pero el municipio no tiene presupuesto y el único disponible será para la ampliación de Transmilenio. A esto se suma que las obras viales tampoco se pueden realizar por la falta de alcantarillado y acueducto.

Con este panorama, parece que los habitantes de Altos de Cazucá tendrán que aguantar otros años más la precaria situación en la que viven y la ausencia de un sistema de transporte que podría mejorar su calidad de vida. Seguramente en cuatro años llegarán al municipio candidatos con propuestas populistas como esta, que luego se les olvidarán en medio de su mandato, tal y como ocurrió con Santos. Por ahora, los ciudadanos de la zona, que son alrededor de 60.000, seguirán transportándose en los 16 jeeps viejos, que son los únicos que pasan por las trochas.

Estudios del Cazucable

La idea del Cazucable nació en 2009, en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. En ese entonces se designó a la empresa Metro de Medellín para que se hiciera cargo de la geolocalización y el diseño del proyecto en el municipio cundinamarqués. De acuerdo con los estudios realizados, el Cazucable contaría con una longitud de casi tres kilómetros y tendrá capacidad para movilizar a unas 3.000 personas por hora.

El cable aéreo recorrería cuatro estaciones y se elevaría 155 metros en relación con la Autopista Sur. Partiría de este punto en la estación Terreros y subiría a las montañas de Cazucá, con las demás estaciones sobre sus laderas. La estación Terreros serviría como nodo de intercambio para que los usuarios hicieran transbordo al sistema Transmilenio de Bogotá.

En 2013, la Universidad Nacional (sede Medellín) advirtió que la inestabilidad del terreno y la falta de capacidad financiera y técnica del municipio podrían poner en duda el éxito del proyecto. La inestabilidad a causa de la explotación minera en el costado oriental de la comuna y la sismicidad han provocado deslizamientos como el que ocurrió en 2009, que sepultó 17 viviendas y amenazó a más de 4.500 familias. Sin embargo, decidieron seguir con la iniciativa y pasó al gobierno Santos, quien prometió que para 2014 estaría listo, pero hasta ahora no se ha movido una piedra puesta. De ahí la pregunta: y ahora ¿Quién irá a transportarlos?

Por Laura Dulce Romero

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