¿Y los hermanos de Rafael Uribe Noguera qué?

Hermanos de Rafael Uribe Noguera (Francisco y Catalina) tenían que denunciarlo. Aunque por ley nadie está obligado a delatar a un pariente, la Corte Constitucional dice que no aplica cuando la víctima es un niño. También podrían procesarlos por complicidad. El cruce de llamadas, los videos y sus declaraciones serán claves en el proceso

Alexánder Marín Correa
17 de diciembre de 2016 - 04:00 a. m.
Francisco y Catalina, los hermanos de Rafael Uribe Noguera, siguen en la mira de la Fiscalía. En su caso aún hay muchos interrogantes por resolver. / Archivo particular
Francisco y Catalina, los hermanos de Rafael Uribe Noguera, siguen en la mira de la Fiscalía. En su caso aún hay muchos interrogantes por resolver. / Archivo particular

Se hace más complejo el panorama para Francisco y Catalina, los hermanos de Rafael Uribe Noguera, acusado del secuestro, la violación y el asesinato de Yuliana Samboní. Pese a que la Fiscalía indaga si tuvieron algo que ver con la alteración de la escena del crimen, hay evidencias de que, en principio, pudieron haber cometido un delito: estaban obligados a denunciar cuando supieron dónde estaba su hermano y no lo hicieron a tiempo. (LEA: Lo que viene para Rafael Uribe Noguera, el asesino de Yuliana Samboní)

Aunque la ley dice que nadie está obligado a denunciar a un familiar, hay un fallo de la Corte Constitucional que pondría en aprietos a los Uribe Noguera. Se trata de la Sentencia C-848 de 2014, que incluye una excepción a la regla: no aplica en los casos de crímenes contra niños, y menos si afectan “la vida, la integridad personal, la libertad física o sexual” de estos. En el caso de Yuliana, al parecer, se violaron todas las normas. (Lea: Crímenes contra niños: muchas denuncias y pocas condenas)

En la decisión, la Corte señala que es inadmisible invocar el derecho a la no autoincriminación en los casos de delitos contra los niños, especialmente en un contexto marcado por “la violencia y el maltrato infantil, en el que la prolongación de este fenómeno está determinada, al menos parcialmente, por el silencio, la tolerancia y la impunidad”, recalcan los magistrados. (Lea: Uribe Noguera sí mató a Yuliana y el vigilante mintió)

En contra de los hermanos Uribe Noguera juegan muchos factores. Al reconstruir el minuto a minuto del 4 de diciembre, desde el momento del secuestro en el barrio Bosque Calderón hasta que las autoridades encontraron el cadáver de la niña, en la noche de aquel domingo, queda claro que se perdió tiempo que pudo haber cambiado el final de esta historia. (Lea: 'Si los jueces aplican la norma, no se necesita la cadena perpetua')

El Gaula de la Policía contactó hacia el mediodía a Francisco Uribe Noguera, hermano del asesino. En esa primera llamada le dijeron que la camioneta registrada a nombre de su esposa estaba involucrada en un secuestro. A las 2:00 p.m. él se reunió con agentes de esa unidad, que le informaron de la desaparición de la pequeña. Les dijo entonces que el vehículo estaba en poder de su hermano, pero que no sabían dónde ubicarlo. (Lea: Explotación sexual de menores en Bogotá: invisibilizada, pero latente)

Se conoce, por la minuta del edificio Equus 66, que Francisco y Catalina entraron al apartamento sobre las 3:40 p.m. Al anochecer volvió a haber contacto entre Francisco y los investigadores, esta vez en la Clínica Navarra, en donde había sido internado Rafael Uribe Noguera. Allí, Francisco les relató que, según su hermano, la niña había muerto accidentalmente. Mencionó además el apartamento del Equus66. Las autoridades encontraron el cuerpo a las 7:00 p.m. (Lea: Hermanos Uribe Noguera sí entraron al edificio Equus 66 el día del crimen de Yuliana) 

De probarse la omisión de denuncia de los hermanos Uribe Noguera, se verían enfrentados a una condena de uno a tres años de prisión.  (Lea: “¡Asesino!... ¡Asesino!... ¡Asesino!”)

¿Complicidad?

Aunque el deber de denunciar que les asistía a los hermanos se discutiría en los tribunales, hay abogados que advierten que ese silencio abre preguntas como: ¿Por qué no denunciaron justo cuando se enteraron dónde estaba Rafael? ¿Y por qué, si ingresaron en la tarde al Equus 66, esperaron hasta la noche para informarle a la Policía la ubicación del apartamento donde estaba el cuerpo de la niña?  (Lea: Yuliana Samboní murió por estrangulamiento y fue abusada sexualmente: Medicina Legal)

Son interrogantes que abren otro escenario más complejo: el de la posible colaboración de los hermanos en el crimen. Según abogados consultados por este diario, de probarse esta situación, Francisco y Catalina podrían ser procesados incluso como cómplices de feminicidio y secuestro, pues, primero, con su silencio pudieron ayudar a que su hermano consumara el crimen, y luego, intentaron favorecerlo cuando, supuestamente, lo apoyaron en el ocultamiento de pruebas y la alteración de la escena. (Lea: Crece la tragedia en el caso Yuliana Samboní)

Lo que se conoce hasta el momento es que los dos familiares del asesino supieron casi al mediodía que las autoridades lo estaban buscando. Se presume que desde ese momento establecieron contacto con él y horas después llegaron al apartamento. A esto se suma el episodio de la sobredosis de “perico” y alcohol de Rafael. Los indicios apuntan a que esta ingesta ocurrió horas después del asesinato, razón por la que se podría suponer que fue una estrategia para plantear que el asesino no estaba en sus cabales a la hora del crimen y evitar que lo enjuiciaran. Todo se podría probar, por ejemplo, con los videos de seguridad, los cruces de llamadas entre los hermanos y las versiones que dieron a la Fiscalía. (Lea: Último adiós a Yuliana Samboní, en El Tambo (Cauca))

De acuerdo con fuentes de la Procuraduría que están al tanto del caso y anunciaron que esa institución rendirá un concepto en el proceso judicial contra Rafael Uribe Noguera, la hipótesis es que sus hermanos llegaron para apoyar el ocultamiento del crimen con total conocimiento y voluntad. Por eso, señalan, es probable que el Ministerio Público respalde una imputación contra Francisco y Catalina por la complicidad en los delitos de feminicidio y secuestro.

“Habría que pedirle a la Fiscalía que esclarezca con precisión si realmente hubo participación de los hermanos, si hubo obstrucción a la justicia y omisión de denuncia. De llegarse a probar, sería necesario aplicar justicia teniendo en cuenta que, además, la víctima fue una menor de edad, por la cual todos somos ‘corresponsables’ de su protección”, indica Alcira Granadas, de la organización Save the Childrens.

Y agrega: “Otro principio que obliga a la denuncia es el interés superior de los derechos de los niños. Sin embargo, ellos pueden ampararse en que la Constitución dice que nadie está obligado a declarar contra un pariente. Por eso, lo más viable es que la Fiscalía identifique si ellos ayudaron a alterar y ocultar las pruebas. De ser así, serían cómplices en el acto, pues una cosa es no denunciar, pero otra diferente es dañar la prueba para sacar en limpio a su familiar”.

Ya han pasado casi dos semanas después del crimen de Yuliana y la Fiscalía ha actuado con celeridad en la investigación contra Rafael Uribe Noguera, al punto de que el jueves radicó el escrito de acusación, donde expone las pruebas sobre el secuestro, la tortura, la violación y el homicidio de Yuliana.

Sin embargo, la investigación contra sus hermanos va a otro ritmo. El análisis de las llamadas entre los Uribe Noguera desde el mediodía del 4 de diciembre, cuando fueron contactados por el Gaula, sería crucial para determinar sus acciones. ¿Qué hicieron entre ese momento y las 7:00 p.m., cuando el cuerpo de la pequeña fue hallado?

Catalina y Francisco Uribe Noguera ya tuvieron que responder preguntas de este tipo cuando la Fiscalía los interrogó hace una semana. Ambos sostuvieron que nunca vieron a la niña. Francisco reiteró que supo de su muerte cuando iba hacia la Clínica Navarra junto a su hermano.

La investigación deberá determinar con claridad quiénes estuvieron y/o participaron en el hecho antes de la muerte y de igual manera determinar quiénes estuvieron o participaron posterior a la muerte. Ello servirá para aclarar por cuáles delitos pueden ser llamados a responder penalmente.

Por Alexánder Marín Correa

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