“La gente está perdiendo la fe en las instituciones”: Ethan Zuckerman

Las elecciones en EE. UU. no son entre demócratas y republicanos. Para este investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts, son entre quienes aún creen en las instituciones y los que se sienten decepcionados.

Pablo Correa
08 de noviembre de 2016 - 02:00 a. m.
 Ethan Zuckerman es director del Center for Civic Media, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE. UU.). / Cortesía Premio Simón Bolívar
Ethan Zuckerman es director del Center for Civic Media, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE. UU.). / Cortesía Premio Simón Bolívar

Ethan Zuckerman es como un francotirador. Sabe buscar un ángulo preciso para disparar sus ideas. Para entender los problemas y conflictos sociales desde una perspectiva efectiva y útil. En eso consiste su trabajo como director del Center for Civic Media, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE. UU.). Intentar respuestas para algunos de los desafíos de la sociedad hiperconectada en la que ahora vivimos.

La revista Foreign Policy lo eligió como uno de los 100 pensadores globales. En 2004, cofundó una comunidad internacional de blogueros, bautizada Global Voices, que se extendió a 150 naciones. A finales de la década de 1990, creó Geekcorps, para promover el intercambio de expertos en tecnologías con países en desarrollo.

Este año fue el invitado principal del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Su tarea: hacer reflexionar a los periodistas sobre su profesión en medio de profundos cambios sociales, políticos y tecnológicos.

Hoy son las elecciones en EE. UU. Es difícil entender cómo Donald Trump llegó tan lejos.

No es sólo Donald Trump. Hillary Clinton es una de las candidatas más impopulares de la historia. Voy a votar por ella, pero me voy a quejar. Clinton tiene una terrible reputación por ser tan reservada. Hay preguntas problemáticas con su fundación. Cosas muy incómodas. Entonces terminamos con un candidato republicano que es, claramente, un ser humano desagradable. Y, por el lado demócrata, una candidata muy decepcionante. Creo que los americanos no se están dividiendo entre derecha e izquierda, sino entre institucionalistas versus insurrectos. Los institucionalistas piensan que nuestras grandes instituciones pueden ser arregladas. Clinton es una institucionalista. Está en el corazón de eso. Luego tienes los insurrectos, que creen que todo está tan mal, tan corrompido, que es mejor quemar y destruir todo el sistema. Esos insurrectos están creciendo. Mientras más tengamos estas instituciones enfermas, mayor será su fuerza. Trump es el último insurrecto. Él se presenta como alguien por fuera del sistema, la forma en que es vulgar y ofensiva, es una muestra de qué tan “forastero” es. Creo que esto es parte de su atractivo. Creo que la gente que está tan desesperada en ver cambio que lo ven de forma positiva.

¿De qué manera la tecnología está precipitando cambios políticos?

Leí una frase de una comentadora de tecnología que decía que la tecnología es como el alcohol: te acentúa lo que ya eres. Si eres un idiota, te hace pelear. Si eres amoroso, te acerca a la gente. Creo que eso es verdad. En lo que sí ha sido muy poderosa la tecnología es que ha ayudado a que personas que comparten una misma visión se encuentren. También, si quieres organizarte, puedes encontrar esas personas que te apoyen. Una de las cosas más locas que están pasando en Estados Unidos, por culpa de estas leyes flojas de armas, es que ahora hay grupos de milicias armadas organizándose para monitorear la frontera con México. No son soldados. Son civiles. Se encuentran por internet. Hacen campamentos cerca del borde. Y hacen patrullajes para detener la migración. Eso era difícil de lograr antes. Ahora es fácil. También se puede agrupar la gente con fines positivos. Una amiga, que realiza periodismo de barrio en Cuba, organizó un grupo para cubrir el huracán y cómo iba a afectar Guantánamo. En pocos minutos, recibió más de 10 mil dólares. Esta habilidad de unir personas que comparten el mismo pensamiento es muy poderoso para hacer cambio social.

¿Cuál fue su mensaje principal para los periodistas colombianos?

Quise reflexionar sobre qué puede estar ocurriendo aquí con el voto por el No en el plebiscito, el brexit en el Reino Unido, Rodrigo Duterte en las Filipinas y Donald Trump en Estados Unidos. ¿Qué es lo que está ocurriendo como una gran tendencia global? Creo que la gran tendencia es la falta de credibilidad en las instituciones. Es muy difícil para muchas personas creer en grandes instituciones, en sus burocracias. Lo ves más claramente cuando se refiere al Gobierno. Muchas personas se sienten inclinadas a apoyar individuos, demagogos que les prometen un cambio. Pero, cuando lo miras más de cerca, no es sólo el Gobierno. La gente no cree en las corporaciones. No cree en los bancos. No cree en la Iglesia. No cree en el sistema de salud. No creen en nada que sea grande y complicado. La gente está perdiendo la fe. Creo que es porque, en los últimos 40 años, hemos visto un crecimiento enorme de la inequidad, que viene de estas instituciones. Estamos viendo una crisis en la democracia.

¿De dónde sale este diagnóstico?

Principalmente, de las encuestas, que miden la confianza en instituciones. Sólo los países escandinavos y la autocracias, como China, Singapur o Emiratos Árabes, tienen una alta credibilidad en sus instituciones. Parece una transacción social distinta a la nuestra, en la que el Gobierno le da lo que necesitan para ser económicamente exitosos a cambio de libertad. En Estados Unidos, las únicas instituciones en las que se cree es en los militares y pequeños negocios. En 1964, el 70 % de los estadounidenses creía que el gobierno en Washington lo hacía bien. Hoy, tan sólo 15 %. Imaginemos que los niveles de confianza en Colombia también están decayendo y el plebiscito puede ser una evidencia.

Aparte de la aparición de demagogos, ¿cuál otra consecuencia ve en el horizonte?

Aquí está el problema. Los movimientos sociales protestan para que el Gobierno pase leyes. ¿Pero qué pasa si no crees que el Gobierno lo pueda hacer? Pierde valor la protesta. Entonces, debes buscar un nuevo método para ser cívicamente poderoso. Algunas personas lo están haciendo mediante la tecnología. Tú no puedes hacer que la administración Obama pase una ley que proteja tu información personal, pero sí puedes encriptar tu celular. Entonces, tienes a estos geeks, que pueden hacer cambios significativos sociales. Los emprendedores son otro grupo para hacer cambio social. Puede ser que el Gobierno no pase una ley para luchar contra el cambio climático, pero pequeños negocios pueden cambiarse a la energía renovable.

¿En esto está concentrada su investigación?

Lo que estudio más de cerca es el cambio por medio de normas sociales. Por ejemplo, estudio cosas como el matrimonio igualitario. La gente trabaja primero para que la homosexualidad sea entendida como algo normal antes de promover la defensa de derechos homosexuales. Una vez es normal; es fácil que se protejan los derechos. Es lo que hace el movimiento transgénero. Tratan de normalizar esto con figuras públicas. Después del movimiento, Black Live Matters, cambió cómo los medios cubren la violencia policial contra esta población. Después del movimiento es 10 veces más probable que los medios cubran un homicidio de una persona de color por los policías.

Parece que hay una brecha entre lo que piensan los medios y lo que piensa la mayoría de personas.

Los medios son una de las instituciones con menos credibilidad alrededor del mundo. Esto ha sido tan extremo que la gente que apoya a Donald Trump no cree en ningún medio de comunicación. Asume que las encuestas están manipuladas, que las noticias están manipuladas. Hay un amigo que escribió un artículo sobre las seis o siete cosas que el periodismo puede hacer por la democracia. Además de reportear, verificar, investigar, analizar y escribir, también debemos proveer un espacio para la argumentación. Exponer la batalla de ideas. Quizás tengamos que movilizarnos. Tomar casos y decir esto está mal. Nosotros decimos: “Esto está mal”; pero, generalmente, no tomamos acción. Eso es algo con lo que se sienten incómodos los periodistas. Pero, en algunos momentos, quizás tendremos que liderar el movimiento. Necesitamos que nos digan cómo ser cívicamente efectivos. Dónde podemos tener una influencia. Cómo ayudar a la gente a entender como funciona el poder político.

Un riesgo con las redes sociales es que seguimos a los que piensan igual que nosotros y dejamos de interactuar con los contrarios.

No es por las redes sociales. Las redes sociales se alimentan de una tendencia humana profunda. Lo ves en muchos comportamientos. Cuando miras donde se sientan estudiantes universitarios en una cafetería, verás a los negros sentarse con los negros, los blancos con los blancos. Si les preguntas, descubrirás que, inconscientemente, eligen personas con su mismos estatus socioeconómicos. Incluso pasa con cosas tan estúpidas como tener gafas. Los que tienen gafas se sientan juntos. Como humanos, somos muy buenos identificando nuestra tribu. Entonces, no es causado por redes sociales. Es exacerbado por redes sociales.

Hace casi una década comenzó una profunda crisis en las empresas periodísticas. ¿En qué punto cree que estamos?

Tenemos dos problemas que no hemos solucionado. Uno es que la publicidad no es una buena forma de soportar internet. Internet es tener lo que quieres cuando quieres. La publicidad sólo funciona cuando puede robar tu atención. Funciona cuando ves televisión y no puedes cambiar el canal. Pero es malo en internet. Lo segundo es que los medios tienen un doble propósito. No sólo pueden ser rentables, también tienen que tener impacto cívico. Si no ayudan a los ciudadanos, no hacen su trabajo. Pero en muchos casos, por estar preocupados por la línea financiera, olvidan que nuestro principal trabajo es hacer que los ciudadanos sean más poderosos. Así que necesitamos que los medios capturen estos cambios civiles, que ayuden a entender como ser cívicamente poderosos.

Como investigador, ¿en qué está interesado ahora?

Trabajamos con comunidades para monitorear sus problemas. Tenemos una comunidad en Brasil a la que estamos ayudando a desarrollar una aplicación que les permite monitorear qué está ocurriendo con la basura; si las empresas sí la están limpiando. En Estados Unidos, estoy mirando hacia las cárceles. Mucha gente sale de la cárcel y tiene problemas para reintegrarse a la sociedad. Investigo si las redes sociales, lo que hemos aprendemos de ellas, pueden servir para ayudar a esa población.

Por Pablo Correa

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