Nueva teoría sobre primeros americanos

Los huesos fragmentados de un mastodonte (Mammut americanum) y unas cuantas piedras han vuelto a dividir a la comunidad de arqueólogos e historiadores. La revisión de restos hallados en 1996 durante la construcción de una autopista cerca de San Diego, California, llevaron a un grupo de científicos a plantear en la última edición de la revista Nature que los primeros humanos en pisar el suelo americano no lo hicieron hace 14.000 años, como hoy en día se cree, sino hace 130.000.

El Espectador
28 de abril de 2017 - 03:04 a. m.
Huesos de mastodonte hallados en San Diego, California, en 1996. / San Diego Natural History Museum
Huesos de mastodonte hallados en San Diego, California, en 1996. / San Diego Natural History Museum

Las nuevas pistas sugieren que la hazaña de llegar hasta tierras americanas no les corresponde a los Homo sapiens sino que los primeros aventureros podrían haber sido grupos de nuestros parientes más cercanos, neandertales, o de otra especie conocida como denisovanos, que viajaron a través de Asia hasta Norteamérica.

“Es un descubrimiento tan fascinante que, si resulta cierto, cambia por completo la historia”, señaló a la revista Nature John McNabb, arqueólogo de la Universidad de Southampton, en el Reino Unido. En la otra orilla del debate que desató la noticia, Jon Erlandson, de la Universidad de Oregon, comentó a la revista Science con más cautela que “unos huesos rotos y unas piedras no constituyen un lugar arqueológico creíble por sí solo”.

Aunque en la excavación de 1996 no se encontraron restos óseos que constituyan una prueba irrefutable de los primeros aventureros en América, el tamaño de las piedras y el patrón de la fractura de los huesos del mastodonte llevaron al paleontólogo Tom Demére, del Museo de Historia Natural de San Diego, junto con Kathleen Holen y Steven Holen, a plantear que correspondían a la acción de homínidos.

Kathleen Holen recordó que al revisar los huesos notaron que tenían el mismo patrón de otros huesos que han sido colocados sobre una gran piedra de yunque y golpeados con una roca de martillo.

“Si vas a empujar la antigüedad humana en el Nuevo Mundo de vuelta más de 100.000 años de una sola vez, tendrás que hacerlo con un caso arqueológico mucho mejor que este”, comentó el arquéologo David Meltzer, de la Universidad Metodista de Dallas, Texas.

“Una cosa es demostrar que los huesos rotos y las rocas modificadas podrían haber sido producidos por la gente y otra muy distinta demostrar que sólo lo podían hacer unas personas”, argumentó Don Grayson, un arqueólogo de la Universidad de Washington en Seattle, en las páginas de la revista Science.

Gary Haynes, arqueólogo de la Universidad de Nevada en Reno, terció en el debate y planteó que “las características de los huesos rotos... también se producen cuando el equipo pesado de construcción machaca huesos enterrados”.

Los autores del estudio advirtieron que la exploración arqueológica fue rigurosa y los huesos no estuvieron expuestos a ese tipo de accidentes. Para Erella Hovers, de la Universidad Hebrea en Israel, la evidencia presentada en la revista Nature es suficiente para comenzar a revisar las teorías actuales.

Por El Espectador

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