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Antonio Samudio, grabador y pintor

En el Museo de Artes Visuales de la Tadeo y en la galería Alonso Garcés se exponen dos muestras paralelas, una de grabado y otra de pintura.

Sara Malagón Llano
24 de agosto de 2015 - 02:01 a. m.
Antonio Samudio, grabador y pintor

“Pocas veces se realiza en Colombia una muestra de grabados tan ambiciosa como esta de Antonio Samudio. Pocas veces existe, en un medio que corre tras lo que dictan las modas y la metrópoli, una vocación tan rigurosa y obsesiva desde el ámbito del grabado como la que vemos ahora en las paredes del museo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. La fidelidad, y con ella una ferocidad tocada de un humor discreto pero no menos lacerante, hacen buenas migas en su obra. Nuestro pintor y gran colorista es a la vez de la creencia de que el grabado es además un arte que dista mucho de ser menor, y que más bien es un territorio propicio para ejercer la crítica social, como lo supo Goya en una España tenebrista y como lo supieron en Colombia Carlos Correa o Augusto Rendón. En ellos señala la historia clínica de nuestro ser nacional, como siguiéndole un prontuario bizarro a la realidad, a todos los poderes y a los pases hipnóticos provenientes desde la incansable mesmerización que practican políticos y sacerdotes en una moral aplastante hacia los humildes. Samudio ha sido siempre un militante de sí mismo, que no hace concesiones que no sean a su intuición y sus creencias”, dice Juan Manuel Roca sobre la muestra de grabado. Él, junto con Santiago Mutis —curador de la muestra de los óleos en la galería Alonso Garcés— y Ana María Escallón se encargaron de la curaduría de la exposición en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, que reúne toda la obra de Samudio en cuanto a grabado.

Se trata de 160 grabados y siete libros de artista expuestos en el Museo de Artes Visuales de la universidad, además de 50 óleos inéditos que se muestran en la galería, óleos recientes y óleos hechos hace mucho tiempo. En estas dos exposiciones, que cortan en principio por el contraste entre las técnicas, por la oposición entre ausencia de colores y la experimentación con tonos difíciles, muestran las facetas de Antonio Samudio, un artista que toca todas las instancias del grabado —buril, xilografía, linóleo, litografía, aguafuerte, punta seca, mezzatinta—, y otro que se despliega en la pintura como colorista; un artista que retrata la figura humana, lo cotidiano, lo político, lo femenino, la melancolía y la seducción como conceptos, y otro que pinta obsesivamente bodegones con el fin de jugar con el color. “Sus personajes no gesticulan ni son estentóreos”, dice Roca. “Son las suyas unas puestas en escena que hasta en los ámbitos eróticos de cámara y recámara tienen algo irónico, un registro familiar en el álbum de unas vidas un tanto deshabitadas y calcáreas (…). Sus personajes no tienen heráldica, carecen de árboles genealógicos, son simples y dolidos ciudadanos mezclados en una contraépica de sombras, atrapados en un mundo sin heroísmos. Lo mismo ocurre con sus objetos: no tienen matices o distingos sociales y no resaltan otro estilo de vida diferente a una sorda cotidianidad. Ni es el fasto de la vida burguesa, ni los objetos de urgencia de la pobreza, son simples formas puestas en un plano de irónica melancolía”.

El bodegón, en el caso de los óleos, porque en ello no hay narración posible. “La forma es un pretexto para desplegar todo el placer que se tiene al crear colores y en mi pintura el color es lo más importante”, dice Antonio Samudio. Su hija, Patricia, quien vino desde Madrid para supervisar y acompañar el montaje de ambas muestras, dice con firmeza que Samudio es sobre todo “una especie de alquimista. Inventa tonos, unas monocromías que son difíciles de ver y de combinar, que normalmente no se usan. Al color muchas veces se le tiene miedo, y él se enfrenta a colores imposibles”. Con respecto al grabado, dice, “sus personajes son el mundo entero”.

Estas dos muestras son un homenaje a Antonio Samudio, que este año cumple 80 años y no ha dejado de pintar. “¿Por qué estoy mostrando a Antonio Samudio en la galería?”, dice Alonso Garcés. “Porque se me estaba haciendo tarde para mostrarlo. Me parece que esa idea de Antonio, y de todo buen artista, de trabajar en este lenguaje permanente, en esta obra, recuerda a Francis Alÿs, que hace estos pequeños dibujos que uno siente grandes. Un papel de media página, de 20 x 20, y en lo más pequeño uno siente una grandiosidad, en la escala del dibujo y de la pintura. Y cómo ha perseverado él en esos colores, cómo ha logrado ese color terroso con esa paleta que parecería muy limitada, cómo ha logrado hacer poesía con ese paisaje. Jamás ha pensado en poner un rojo intenso, un verde, un amarillo, sino estas cositas, siempre perseverando en ese mundo, y llega, después de tantos años a hacer semejante obra, con este contenido poético. En términos temáticos, es todo el tiempo lo mismo. Uno piensa en Obregón, con sus cóndores, o en Negret, con sus aparatos mágicos. El bodegón y la naturaleza muerta es lo que ha trabajado toda la vida Samudio, y de repente los convierte casi en una fruta, en un objeto más”.

En cuanto a la exposición de grabado en la Tadeo, una parte está dirigida hacia lo pedagógico. Lo que se intenta hacer con esta muestra es sensibilizar al público con las diferentes técnicas del grabado, con los procesos que sufre éste, y mostrar la obra del artista. La muestra se divide en bloques temáticos, con gran variedad de formatos, que evidencian la plasticidad de esta técnica: cómo a través de él se pueden conseguir contrastes, texturas, calidades distintas. Con una lupa, al fondo de la sala, se pueden apreciar esas texturas inesperadas.

“Esta exposición importa mucho porque el grabado como arte ha venido perdiendo su sentido”, dice Isabel Vernaza, directora del Museo de Artes Visuales y del Auditorio de la Tadeo. “Ahora las grandes técnicas de diseño digital han hecho que dejemos un poco atrás este oficio tan manual y con tanta riqueza. Por otro lado, este es un museo universitario, y cualquier exposición tiene que tener una relación directa con lo que se está dictando en las clases. Aquí hay un programa de artes plásticas, y la muestra se relaciona directamente con él. Por eso es tan significativa. Las conferencias sobre la importancia de la obra de Samudio en el contexto del arte latinoamericano, que serán el 26 y el 27 de agosto, se van a dictar justo en el período que corresponde a las clases de grabado del programa de artes”.

Por Sara Malagón Llano

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