El Magazín Cultural

Brie Larson, la novata que se llevó la estatuilla dorada

Entrevistamos a la protagonista de "La habitación", quien se llevó el Óscar a mejor actriz principal.

Fabián W. Waintal
01 de marzo de 2016 - 12:16 a. m.
Brie Larson recibió su primer Óscar por su papel en "La habitación".  / EFE
Brie Larson recibió su primer Óscar por su papel en "La habitación". / EFE

 Ni la fama de Jennifer Lawrence con Joy o el prestigio de Cate Blanchett en Carol pudieron quitarle el sueño a Brie Larson de ganarse el Óscar como mejor actriz. Cuando abrieron las puertas del Teatro Dolby, nadie hablaba del resto de nominadas: Charlotte Rampling por 45 años y Saoirse Ronan con Brooklyn. Con una impecable actuación en la película La habitación, Larson ya había pisado la alfombra roja como la gran favorita de la noche. Había ganado el Globo de Oro. Había ganado el premio del Sindicato de Actores. Había ganado el premio BAFTA de la Academia Británica. Y con ella estuvimos cuando ganó el Óscar.

¿Tienes una habitación especial para tantos premios? ¿Qué significa realmente para un actor ganar un Óscar?
Este premio, en particular, significa muchísimo porque viene de gente que está en el mundo del cine mucho antes que yo. Son personas que han contado muchísimas historias. Ellos son los que me enseñaron el camino y pavimentaron el suelo para que actrices como yo puedan llegar a conseguir trabajos de calidad. Me siento honrada por haber sido incluida dentro de ese grupo...Haber sido nominada ya es experiencia maravillosa.

¿Imaginaste alguna vez este momento, entre aquellos primeros sueños que tienen los actores?
¡Sí! Es algo que soñaba tener desde los 7 años. Y lo increíble es que el lema del Óscar de este año fue “Soñemos con Oro”.

¿Qué es lo más divertido de una entrega de premios, más allá del premio?
Hay muchas cosas increíbles, como las conversaciones que organizan con las actrices nominadas. Amo esas conversaciones, las mesas redondas con mujeres increíbles que admiro tanto. Eso es realmente fascinante porque ellas estuvieron en este mismo camino mucho antes que yo, y siento que apoyan el nuevo talento que llega. Hoy creo que hago parte esa tribu. Se siente bien. También es una oportunidad maravillosa ver el trabajo que hice a través de los ojos de otras personas. La película La habitación fue algo muy importante para mi: la experiencia de viajar a tantos países y hablar con tanta gente. Me asombra ver cómo una misma película puede significar algo completamente diferente para alguien. 

En la entrega de los Globos de Oro habías puesto en Internet una foto tuya con Katy Perry comiendo una hamburguesa...
(Risas) Es que por lo general en la alfombra roja te olvidas que no cenaste nada. Y en la entrega de ese premio, esperábamos que hubiera algo de comer, pero cuando llegamos no había nada. Todos nos moríamos de hambre y Jamie Foxx estaba mandando mensajes de texto a la gente del hotel para traernos al menos unas papas fritas. Les rogábamos a todos, prometiendo que íbamos a esconderlo debajo de la mesa. Y Katy consiguió la hamburguesa justo cuando anunciaron mi categoría. Cuando gané me puse a tomarme fotos con Leonardo DiCaprio y cuando volví a mi asiento había una hamburguesa calientita de In-N-Out.

¿Y cómo celebraste el Óscar?
Lo primero que hice fue comer otra hamburguesa y no paré de bailar toda la noche. Todavía sigo festejando.

En Sacramento (California), nació el 1 de octubre de 1989 con el nombre completo de Brianne Sidonie Desaulniers. Apenas tenía seis años cuando empezó las primeras clases de actuación como una de las estudiantes más jóvenes del Conservatorio Americano de Teatro en San Francisco. En la adolescencia fue parte del mundo de Disney Channel, con la película Right on Track'y la comedia de MGM Sleepover. Con personajes menos destacados, Larson después apareció en el cine interpretando la rebelde hija de Toni Collette en el especial de HBO United States of Tara. También fue la novia de Michael Cera en Scott Pilgrim vs. The World, antes de que Jonah Hill se interesara por ella en 21 Jump Street o Ben Stiller también le gustara en la película Greenberg. El cambio de rumbo en su carrera surgió con la película Short Term 12, con la historia de una supervisora de un grupo de huérfanos. "Hasta ese entonces, yo no había sido nunca la protagonista de nada y tampoco estaba segura si quería serlo", comentó Larson. "Siempre me preocupó perder el anonimato y mi misterio. Me preocupaba que al ser protagonista  yo quisiera ser otra persona. No me gusta atraer la atención". Sin embargo, fue por esa misma película Short Term 12 que el director Lenny Abrahamson la eligió como la gran protagonista de La habitación que ahora ganó el Óscar. 

¿Es verdad que el significado de la película La habitación tiene mucho que ver con tu vida personal?
-Sí. Yo crecí en circunstancias extremas, con una madre soltera, en un pequeño apartamento y con esta película, me di cuenta que era una buena oportunidad de vivir una parte de mi vida, como si fuera mi madre. Esa fue la parte más emocionante. Durante el rodaje, me la pasé llamándola por teléfono casi todos los días, pidiéndole perdón todo el tiempo. Hay cosas que uno nunca va a poder entender...Hasta que lo vivimos en primera persona.

 ¿El día que tengas hijos crees que vayas a reaccionar como la madre sobreprotectora que interpretaste en cine?
Probablemente. Todavía no tengo hijos, pero hoy entiendo lo complicado que es ser madre. Personalmente tengo muchos problemas en tratar de ser perfecta y es devastador darme cuenta que es imposible. Es algo que también va con la maternidad. No sé lo que significa ser padre, solo pude experimentar un poco de ficción, pero es algo que me entusiasma. Creo que los niños son algo mágico, llenos de sabiduría.

¿Retrocedemos un año exacto en el tiempo?
 Febrero del año pasado. A esta altura del año todavía estaba tratando de descifrar quién era yo. La película ya había terminado, pero yo seguía buscando mi identidad. Trataba de encontrar las piezas entre lo que había aprendido con mi personaje de la película La habitación y lo que recordaba lo que yo era antes de la película, porque había pasado demasiado tiempo preparándome para el rodaje. Y en ese preciso momento, la verdad, yo era muy diferente a la persona que era cuando empecé la filmación. Lo extraño es que hoy puedo decirte que ahora sí soy completamente yo. Todo sobre la experiencia que viví, la forma en que me sentí, hasta el vestido que tengo ahora, todo representa lo que soy. Y me siento emocionada de tener una estatuilla dorada entre las manos, porque es una increíble metáfora de cómo me siento por dentro.

 ¿Cuál fue el mejor consejo que recibiste en medio de la escala a la cima?
A los 15 años, yo había hecho una película con el director de fotografía Michael Chappman y él realmente me inspiró mucho. Él viene del cine clásico y, al final del rodaje, le pregunté si tenía algún consejo para darme. Y en mi vida, es la única persona a la que le pedí un consejo. Y me dijo: "Siempre duerme una siesta en la hora del almuerzo". Y le hice siempre caso. Un actor necesita demasiada energía y no solo pasa lo que se ve en la pantalla, también tiene mucho que ver las relaciones que hay detrás de cámara, asegurándote que hay camaradería entre todos los que hacen la película. Y todo eso cansa. Pero una siesta de 20 minutos recarga lo suficiente como para volver a trabajar con ganas.

¿En medio de semejante triunfo te pusiste a pensar en las épocas donde alguna vez te rechazaron por algún personaje?

Muchas veces. Pero también supe ponerme firme a ciertas pruebas de audición donde por ejemplo algún director de casting pudo haberme dicho que le encantaba lo que había hecho, pero que le gustaría verme en minifalda y tacos altos, cuando no hay ninguna razón para aparecer así a menos que quieran crear cierta fantasía. Esa es la parte más loca de nuestro trabajo. Yo siempre rechacé esos momentos. A lo mejor lo intenté una vez y me sentí terrible porque si me piden que sea sensual con tacos altos, no me hace sentir para nada sensual. Me hace sentir incómoda. Y con el tiempo aprendí a tener confianza y ser fuerte. Yo quiero representar en el cine mujeres que yo conozco, mujeres que yo entiendo, mujeres complicadas, mujeres que están dentro mío. Esa es mi misión.

¿La actuación es una forma de vida, más que un trabajo?

 Y... Yo tuve que estudiar en casa y muchas veces me sentí sola. Siempre sentí que la realidad era un lugar muy extraño y todos estaban contentos en ser normales, pero yo no sabía cómo serlo. Sentía que todos eran felices, menos yo. Y tenía mis miedos de que no me quisieran, pero con el cine me di cuenta que tenía un lugar seguro para estar... insegura. El cine siempre fue el lugar perfecto para expresarme y explorar aquellas cosas que me daban miedo de explorar en la vida real. Y al hacerlo, me di cuenta que también me conecta con la gente. Cuando compartes tus vulnerabilidades, siempre hay alguien que te dice que le pasa lo mismo. Para mí, es la mejor forma de conectarme con el mundo. Y la película 'Room' lo logró mucho más de lo que me imaginaba.

Para la preparación del rol de la película La habitación, Larson perdió nada menos que 8 kilos y se entrevistó con diferentes expertos sobre abuso sexual, para vivir mejor su personaje de la mujer secuestrada por años en una habitación. Incluso ella misma trató de vivir la misma experiencia, viviendo durante semanas, sola, sin salir de su departamento, leyendo otras historias sobre violaciones y abuso sexual infantil.

¿Cómo fue que elegiste una película tan dramática como 'Room'?
 Bueno, la idea de sentarse a ver cine es algo muy sagrado para mí. Así fue como aprendí sobre el mundo, las diferentes culturas, las distintas generaciones y las formas diferentes de ser mujer. Yo siempre creí en cada cuadro de las películas que veía. Y a medida que fui creciendo me di cuenta que haciendo cine, podemos conseguir lo que queremos de la gente. Y siento una gran responsabilidad por contar algo lo más honesto que pueda y ser tan vulnerable como sea posible. Porque la vulnerabilidad es lo más poderoso que puedas hacer. Aunque lo veas con apenas 20 personas, siempre estás solo viendo cine y yo espero que con mis películas puedas encontrar algo en común con esas personas, con historias que duren mucho más de lo que yo pueda durar. Es la mejor forma de conectarse con el resto del mundo.

¿Y del rodaje de una película, cuál es el mejor premio?
Lograr que mi corazón crezca un par de talles más (risas). Tengo demasiada devoción por ir a trabajar cada día y en el caso de la película La habitación dirigía esa pasión al niñito que interpretaba mi hijo. Siempre me preocupaba de que él estuviera feliz y cómodo, tratando de darle espacio para su creatividad y me hizo feliz verlo florecer a diario. Ese fue mi premio.

 ¿El Óscar te deja alguna lección?
Es todo tan nuevo para mí... No estoy acostumbrada a hablar tanto sobre la misma película, por tanto tiempo como pasó en este caso. Y descubrí la película, en diferentes formas, como si hubiera cambiado por lo menos tres meses en los ocho meses que vengo hablando con la prensa. Es increíble encontrar diferentes significados de la misma película. Y para alguien como yo que le gusta ser tan introvertida, salir al mundo y ver como una obra de arte se conecta con tanta gente... Asombra. La parte de la fama, da miedo, aunque es algo tan cálido. Se siente como si tuvieras un amigo a todos lados que vas.

 ¿Y qué aprendiste que no sabías a nivel personal?
 Aprendí tanto...Pero lo más importante fue darme cuenta de la fuerza que tengo dentro de mí, cuando tuve que conseguir 15 libras de fibra muscular y tuve que levantar cosas que nunca pensé que podía llegar a levantar y se volvió una rutina muy importante para hacer cine. Cada día me encontraba con mi entrenadora Fraya, que me hacía levantar unas pesas increíbles por encima de mi cabeza, todas las mañanas. Y solo eso generó un cambio en mi mente, como nunca antes. Hay momentos en los que todos pensamos que no damos más y después te das cuenta que hay mucho más y la vida continúa, que es difícil y está bien que sea así.

Por Fabián W. Waintal

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