El Magazín Cultural

Cronista de 14 años relata la historia de un habitante de calle aficionado al ajedrez

La joven ocupó el segundo puesto en el Concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela, de Andiarios, en el que representó a El Espectador.

Redacción Cultura
13 de febrero de 2016 - 01:02 a. m.
La historia de Ana María Garzón compitió junto a crónicas que cuentan las problemáticas de Venezuela. / Nelson Sierra
La historia de Ana María Garzón compitió junto a crónicas que cuentan las problemáticas de Venezuela. / Nelson Sierra

Ana María Garzón, estudiante de octavo grado en el colegio Nuevo Gimnasio, fue galardonada este viernes al ocupar el segundo lugar en el Concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela 2015, de Andiarios. Con la historia “De Mendigo a Faraón”, inspirada en la historia de un indigente aficionado al ajedrez, se llevó los aplausos del auditorio Germán Arciniegas de la Biblioteca Nacional, en Bogotá.

El jurado encargado de seleccionar a los cinco ganadores estuvo integrado por los cronistas y ganadores del premio Rey de España Alberto Salcedo Ramos y José Navia, el periodista Carlos Alberto Restrepo, la filóloga y docente de la Pontificia Universidad Javeriana Blanca González y la directora ejecutiva de Andiarios, Nora Sanín.

Ocupaste el segundo puesto en el Concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela de Andiarios, en el que representaste a El Espectador. ¿Por qué decidiste participar?

Hice la crónica el año pasado y la profesora Rocío Zambrano nos contó sobre el concurso que El Espectador estaba haciendo. Por esa época estábamos trabajando en la crónica, así que nos alentó a participar. Hace poco me había ganado un concurso de cuento y ella me dijo que yo era buena en la escritura y que si me gustaba era la oportunidad para presentarme.

¿Cómo fue el proceso de investigación para hacer la crónica?

Primero, le hice una entrevista muy detallada a mi papá sobre el hombre al que llaman el “Faraón”, que era muy famoso por ser un excelente jugador de ajedrez y vivía en las calles aledañas a la Universidad Católica, en Bogotá, donde mi papá estudió y lo conoció. Luego, quise saber qué opinaban los adultos entre 30 y 55 años y mis compañeras de salón, que estaban entre los 13 y 14 años, sobre el ajedrez, porque considero que hoy hay menos personas interesadas en el ajedrez, además de que internet te muestra cómo hacer las jugadas. También pregunté a algunas personas sobre lo que pensaban de la gente que vive en la calle, a quienes llamamos indigentes.

¿Qué fue lo más interesante del proceso de investigación?

Cuando estaba consultando en internet, encontré un cronista que se dedicaba al ajedrez. Era español y sabía mucho de las jugadas.
¿Quiénes te ayudaron en el proceso de indagación y escritura?
La profesora Rocío nos indicó los parámetros de la crónica. Luego nos ayudó con la creación de las preguntas para hacer a las diferentes personas que nos podían dar información sobre el tema.

¿Eras la única representante de tu colegio?

No. Muchas de las niñas de mi colegio escribieron sobre el conflicto de Venezuela, porque algunas de ellas son del país vecino. Una de ellas escribió su experiencia al dejar su país de origen, además de las complicaciones que representó para su mamá dejar su trabajo en la petrolera PDVSA. De hecho, creí que ella iba a ser la ganadora, porque su historia era muy buena y estaba muy bien escrita.

¿Cómo es tu relación con la escritura?

El primer cuento que hice lo escribí en transición. De ahí en adelante me dediqué a escribir cuentos, porque me gustan. En 2014 participé en un concurso parecido, y para esa época escribí un cuento sobre la oscuridad y la luz y quedé en tercer lugar.

¿Cómo te sentiste al pasar del cuento a la crónica?

Creo que escribir un cuento es mucho más sencillo, porque todo sale de la imaginación, entonces uno puede quitar o agregar. En cambio la crónica tiene unos parámetros más definidos, pero también tiene mucha libertad, no como un artículo de periódico.

¿Parte del gusto por la escritura viene del hábito de la lectura?

Sí. Cuando estaba en segundo de primaria empecé a leer Harry Potter y lo acabé en quinto. Cuando estaba en sexto empecé a leer Cien años de soledad. Mucha gente me decía que ese libro no era para mi edad, pero aun así lo sigo leyendo, porque es mágico. Además, Gabriel García Márquez no sólo escribió literatura, también escribió crónicas.

Lea aquí la crónica "De Mendigo a Faraón".

Por Redacción Cultura

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