El Magazín Cultural
Publicidad

"La cultura es fundamento, no adorno"

Desde mañana y hasta el 10 de agosto, ‘Mujeres en escena’ será el espacio que reunirá representativas voces femeninas del teatro para celebrar sus 23 años, respondiéndole al machismo desde las tablas.

Mariángela Urbina Castilla
31 de julio de 2014 - 04:48 a. m.
Patricia Ariza nació en Vélez, Santander, en 1946.  / Luis Ángel-El Espectador
Patricia Ariza nació en Vélez, Santander, en 1946. / Luis Ángel-El Espectador

Tan masculinos fueron los primeros años del teatro profesional en el siglo XVI europeo, que los historiadores ni siquiera pueden rastrear con eficiencia los aportes de las mujeres a la escena o a la dramaturgia. De la Grecia antigua tampoco existen noticias sobre las mujeres. No actuaban y mucho menos escribían o dirigían, pero eso sí, se nombraban. Eran un tema de las piezas teatrales, un personaje siempre ausente al que volvían los libretos creados por hombres.

Si la obra requería un personaje femenino, a los machos les tocaba vestirse de damita, pues no se les ocurría buscar una mujer. Para ellas, el escenario era un espacio hostil, ajeno.

En Colombia, las mujeres del teatro han luchado históricamente contra esas barreras heredadas de afuera. Hoy, la cantidad de mujeres produciendo contenido y actuándolo refleja que se ha avanzado mucho terreno. Y Patricia Ariza, desde hace más de 20 años, empezó a abrirles el telón, a montarlas en el escenario.

Ariza, que llegó de Santander huyendo de la violencia. Que fundó junto a Santiago García el teatro La Candelaria. Que fue en su momento tan nadaísta como Jotamario Arbeláez y Gonzalo Arango. Tan hippie como el movimiento hippie de los 70. Que recibió en Holanda el premio Príncipe Claus y en Colombia la Orden del Congreso por su trabajo en la cultura del país. Que fue acusada por todo eso de subversiva, como si el activismo fuera pecado o delito. Que se defendió con las uñas, con el apoyo de sus seguidores, y salió invicta. Ella, Patricia Ariza, habla del festival que se inventó y que ha sostenido con firmeza. También del papel de las mujeres artistas en la sociedad y de los detalles que este año tiene preparado el evento: la visita de Julia Valey y la presencia de Dinamarca como país invitado de honor.

¿Por qué decidió echarse al hombro el festival hace 23 años?
Me di cuenta de que el movimiento teatral estaba muy masculinizado. Las mujeres se enfocaban más en la actuación o en la organización de eventos. Me pareció muy importante hacer un festival para visibilizar especialmente a las mujeres que estaban en la dirección y en la dramaturgia. Esa decisión se fue volviendo cada vez más compleja: hoy día es impresionante la cantidad de mujeres directoras y dramaturgas. Y además están haciendo un teatro muy bueno desde el punto de vista estético y también con una sensibilidad muy especial.

No debe ser fácil financiar esta apuesta…
No. Todos los años es como si fuera la primera vez. Existe muy poca memoria en la institucionalidad. Un festival como este, primero, es necesario. Colombia tiene que cumplir con las metas del milenio, en el país pasan cosas muy graves contra las mujeres y estamos en medio de un proceso de paz.

¿Qué les aporta Mujeres en Escena a las mujeres en Colombia?
Bueno, este no solamente es un festival de mujeres en escena, sino de mujeres en escena por la paz. Visibilizamos el teatro que hacen las mujeres, que es un teatro muy distinto.

¿Qué lo hace distinto?
El teatro de las mujeres tiene una mayor sensibilidad social, refleja la relación entre lo privado y lo público. Las mujeres, además, cuidamos la humanidad. El mundo estaría peor si un día entero paramos las mujeres. Se acabaría. Yo ni siquiera creo que este festival es necesario, es imprescindible.

¿Qué tienen preparado para este año?
Tenemos una mirada múltiple de mujeres muy diversas, en el encuentro polifónico que se realizará el 9 y el 10 de agosto en el teatro La Candelaria. Hay mujeres indígenas, hay un grupo de reclusas a quienes les dieron permiso de salir para presentar su obra, hay mujeres víctimas. También veremos una obra de las madres de Soacha y de mujeres sobrevivientes al genocidio de la Unión Patriótica. Vienen grupos internacionales muy importantes. Estarán Julia Valey, directora del Odín Teatro, uno de los más importantes del mundo, y otras invitadas internacionales de alto calibre. Fuera de eso tendremos talleres, debates, conferencias, seminarios. Una programación muy completa.

¿Y por qué cree que el teatro debe tomar un papel en la construcción de paz?
No hay colombiano ni colombiana que no deba asumir un papel. La paz es un arte colectivo de minuciosa elaboración. La paz no se puede hacer sin las mujeres, sin la cultura. La cultura es fundamento, no adorno. La Constitución de 1991 lo dice: la cultura es fundamento de la nación. El imaginario de los colombianos está muy engatillado y hay que transformarlo. Eso no se logra solo con leyes o con un justicia transicional, se logra con la cultura. El festival siempre ha estado asociado a este tema, como una gota en la piedra. En eso estamos empeñados.

Como dijeron de los vagones rosados de Transmilenio, a usted podrían decirle que está segregando a los hombres al hacer un festival solo para ellas. O que está acentuando la división entre ambos sexos. ¿Qué piensa sobre eso?
Cuando se hace un festival para niños, no se están excluyendo los adultos. Las mujeres han estado tan excluidas históricamente, que se necesita que se creen actos afirmativos en todos los estamentos, porque existen una violencia explícita y otros tipos de violencia. La intangible. En el caso de Transmilenio estoy de acuerdo en que esa no es una solución estructural. Lo ideal es que logremos hacer un pacto entre hombres y mujeres, crear un mundo distinto donde no haya segregación de ningún tipo. Pero mientras eso llega, hay que proteger a las mujeres. Además, en el festival participan algunos hombres, que no son machistas, que plantean una nueva mirada sobre la relación con las mujeres. 

Lleva toda la vida entregada al teatro y a este festival. ¿Se siente satisfecha?
No sé si satisfecha, pero sí contenta. Ahora son muchas las mujeres en el teatro colombiano. El patriarcado está de capa caída, pero en su caída puede causar mucho dolor. Las mujeres están emergiendo, en la política, en el arte, en la ciencia, en el deporte. De ese proceso hace parte el festival. 

¿Usted vive del teatro en este momento?
Yo vivo para hacer teatro. 

mariangelauc@gmail.com

@mariangelauc

Por Mariángela Urbina Castilla

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar