¿Cómo fue su época como estudiante de violín?
Yo empecé a tocar violín cuando ya estaba relativamente grande, tenía nueve años. La primera vez que cogí un violín fue en casa. Mi padre tenía un violín grande, de adultos, y lo cogí con la mano derecha. Empecé a tocar pequeñas melodías que sacaba de oído. Cuando fui al conservatorio recibí un violín de mi talla, mi padre simplemente cambió el orden de las cuerdas y mi primera profesora dijo “Bueno, ¿por qué no?”. Luego de unos meses, ella le preguntó a su profesor y él le dijo “¡No deberías hacer eso! Porque si ese niño se hace profesional, nunca conseguirá trabajo!”. Ella se preocupó y le dijo a mi padre “Intentémoslo de la otra manera” y durante dos semanas recomencé: fue una pesadilla.
¿Qué diferencias hay entre su violín y uno normal?
La primera diferencia es el clavijero, lo cambiamos para que las clavijas se intercalen en otro orden y siempre sea cómodo digitar. El puente lo rotamos, pasamos la barra armónica al otro lado de la tapa del violín y el alma pasó al lado contrario. Y, finalmente, la mentonera también cambió de posición.
¿Ha tenido dificultades acomodándose en el espacio con los otros músicos?
A veces, pero con Les Siècles eso no es problema porque siempre tocamos afuera del foso y estoy al frente. Para mí es mejor incluso, porque por la manera en que acomodo mi violín, el sonido se proyecta directamente al público, mientras que el de los otros segundos violines sale hacia el pasillo.
¿Ha adaptado violines de diferentes épocas para tocar con la orquesta Les Siècles?
Sí, la mayoría de nosotros tenemos dos violines y dos o tres arcos (barroco, clásico y moderno). Algunos tienen tres violines, pero eso es muy costoso. Yo tengo dos: uno para repertorio de los siglos XIX y XX, simplemente cambio la cuerda Mi, y para el repertorio clásico y barroco tengo otro violín que siempre tiene buen encordado. Ese violín tiene las mismas adaptaciones que el moderno.