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El arte de saber colgar los zapatos

Después de muchos años de no visitar su país, el director, coreógrafo y bailarín colombiano Sergio Trujillo quiere inspirar a quienes se están formando en las artes escénicas nacionales.

Juan Carlos Piedrahíta B.
16 de marzo de 2016 - 04:48 a. m.

La disyuntiva no parecía fácil de solucionar. Sergio Trujillo tenía cinco dólares para su manutención diaria y en él estaba invertirlos en comida o en clases de danza. Algunas veces el entorno inspirador le ganaba y se inclinaba por desempacar su trusa y ponerse los zapatos con los que mejor podía dar saltos sobre el escenario. En otras ocasiones, el cuerpo no le respondía y tenía, necesariamente, que comprar alimentos y dejar para después su formación artística. Más que las ganas, fue el estómago el mejor consejero en aquel entonces.
 
Sin importar la decisión tomada durante el día, Trujillo no malgastaba sus energías en remordimientos, ni se llenaba de rabia por no tener las condiciones necesarias para ser un bailarín destacado. Muchos compañeros de clases portaban atuendos más caros, otros llegaban más limpios y aseados, pero eso sí, ninguno tenía el ímpetu que exhibía el colombiano en cada una de sus ejecuciones.
 
“Ser hispano, ser latino y hacer todo por integrarse a una comunidad caracterizada por el color blanco, no es nada fácil. Tuve muchos obstáculos y todavía hoy me toca seguir peleando codo a codo con quienes me miran por encima del hombro por ser colombiano. Me encanta todo lo que hago y tanto me gusta que me las ingenié para dar el gran salto de ser bailarín, coreógrafo y director en un reino ajeno”, cuenta Sergio Trujillo, quien nació en Cali pero vivió parte de su infancia y juventud en Toronto, Canadá.
 
Salió de Colombia cuando todavía era un niño, pero ya tenía claro que le llamaban la atención las historias, esos relatos con un comienzo y un final definidos pero con la posibilidad de modificar su contenido intermedio. A pesar de su inclinación por las artes, Trujillo estudió ciencias porque pensaba que con una carrera formal podía ayudar mejor a su familia. La vida le mostraría su equivocación, porque con su desempeño sobre las tablas ha logrado complacer a quienes lo rodean.
 
 En Toronto comenzó su proceso de preparación, pero fue en Nueva York, su lugar de residencia desde hace 24 años, donde obtuvo las bases para acceder a Broadway como bailarín y destacarse en todas las etapas del trabajo artístico. Allí marcó la diferencia, porque su intención no era hacer montajes imponentes con gran despliegue técnico, sino contar historias humanas.
 
“En el tiempo que hacía bailes en Broadway y hasta el 2003 vivía entre Nueva York y Los Ángeles. Durante mis prolongadas estancias en California me contrataban para bailar en los videos de Michael Jackson y participar en las coreografías de Paul Abdul. La principal exigencia para hacer parte de esas coreografías era que exhibiera modernidad, porque a los artistas no les gustan los bailes tradicionales para sus desarrollos audiovisuales. Me contrataban porque yo con mis movimientos contaba historias”.
 
Después de realizar muchos montajes en Broadway, de figurar en videos y de participar en películas, e incluso se despidió de las tablas como bailarín con su aparición en la cinta Chicago, Sergio Trujillo se sintió preparado para asumir roles de mayor responsabilidad. Así, se aventuró de una vez a diseñar coreografías y a dirigir ambiciosos montajes como lo hizo en el musical Tarzán, de Disney.
 
Según este artista, supo a la perfección asumir el arte de colgar los zapatos y desde entonces explora su creatividad con propuestas como On your feet, con música de Gloria Estefan y dedicada a la salsa; y Arrabal, basada en la manera en la que Gustavo Santaolalla siente el tango.
 
“Con Gustavo Santaolalla el trabajo fue muy interesante, porque nos conocemos desde hace más de quince años. Yo estaba buscando bandas sonoras para piezas de baile y encontré un disco de Bajofondo, pero le perdí la pista por mucho tiempo. Luego me enteré de que él está interesado en crear una pieza musical usando su música y de una vez fui a visitarlo a Argentina. Ese proceso de construcción duró tres años.
 
Arrabal fue el montaje escogido por Sergio Trujillo para regresar a Colombia y hacer parte del Festival Iberoamericano de Teatro. Más que convertirse en una estrella famosa en su país, este artista quiere ser una prueba rotunda de que con el arte se puede ser grande. Él lo logró. 

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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