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“El arte es hacer lo mismo de una manera distinta”

Desde hacía tres años el pintor no exponía en Medellín. Lo hará desde hoy, hasta el 17 de mayo, con una serie de óleos y dibujos que tituló ‘El Circo’.

Manuela Saldarriaga H.
03 de febrero de 2015 - 02:00 a. m.
Fernando Botero /EFE
Fernando Botero /EFE

Después de la serie dedicada a Abu Ghraib, en la que retrató la tortura de esta prisión iraquí, “El Circo” surge por el deseo de rescatar, mediante colores candentes, una alegría en medio de la pesadumbre. En términos personales y como artista, ¿de qué manera describe el tránsito?

La serie de obras inspiradas en la tortura en la cárcel de Abu Ghraib fue un testimonio sobre una situación inaceptable. Lo mismo con las obras realizadas sobre el drama de la violencia colombiana. Es algo que había que decir, que es más fuerte que el silencio, que sería también lo más fácil. Un artista, en su estilo, puede tratar temas trágicos y temas más amables como sería este, el tema de “El Circo”.

A propósito de los colores, ha manifestado que los de esta serie son especiales y de algún modo salvajes. Imagino que con cada obra puesta en marcha descubre aspectos semejantes, con los que se asombra, y en el curso de la misma va revelando atributos que tal vez desconocía de sí mismo, ¿o me equivoco?

Los colores de “El Circo” son un regalo para el pintor y por eso ha sido un tema favorito de grandes artistas como Renoir, Lautrec, Chagall, Picasso… Cada uno ha dado su versión. Además, es un tema en el que el cuerpo humano toma actitudes o posiciones que no existen en ninguna otra actividad. Tanta libertad trae aspectos inesperados en el trabajo.

En los años 30, cuando usted era un niño, vio en Medellín el Circo Atayde Hermanos, parte de la inspiración de esta reciente obra. Años más tarde retrata en sus primeros dibujos a su familia: a su madre Flora al lado de la máquina de coser, o una en la que alude a su tío Joaquín, la del torero clavándole una banderilla a un toro. ¿Surge ahora un deseo especial por regresar a su infancia?

Lo del Circo Atayde que vi de niño es correcto, como la máquina de coser de mi madre, pero el tío Joaquín no era banderillero —¡ojalá!—, solo era aficionado. La nostalgia y los recuerdos siempre fueron un motor y una inspiración para muchos artistas.

Picasso, Renoir, Seurat, Watteau, Toulouse-Lautrec y Chagall, mencionados por usted, fueron artistas que dejaron para la posteridad grandes obras de trama circense. ¿Cuál es la particularidad suya, dejando de lado el volumen de las figuras?

El tema es el mismo para todos, pero la versión es única y de cada uno. Lo que yo pinto no se parece a lo de nadie. Es único y diferente. Pero es así con todos los demás temas: el arte es hacer lo mismo de una manera distinta.

El “Boterosutra”, por ejemplo, nació por una escultura de una mujer reclinada y una imposibilidad en su figura. Mediante la búsqueda de una solución plástica, como leí, aparece un compañero que la resuelve y en adelante usted le da rienda suelta a su imaginación. ¿Sucedió algo similar con “El Circo” en su proceso de creación? Quiero decir, ¿hubo algún desacierto que le permitiera una licencia interesante?

Sí, el tema de “Boterosutra” nació de una escultura de una mujer reclinada que no lograba solucionar. Cambiaba y cambiaba la posición de la figura, tratando de sorprenderme, de encontrar algo fresco. En el momento que agregué la figura del hombre, el problema cambió: ahora tenía cuatro piernas, cuatro brazos y dos cabezas para hacer mi composición y las posibilidades se multiplicaron. Es como en “El Circo”, no hay límite. Todo cabe dentro de lo posible, es lo lógico en esta profesión ilógica. El entusiasmo por este tema al que dediqué casi dos años vino de ver un circo pobre en un pequeño pueblo del Pacífico mexicano, vi mucha poesía allí.

La serie viene desde Suiza y ha sido expuesta en Alemania, España, Inglaterra, Italia y Estados Unidos. Aunque siempre será grato regresar a casa y exponer en el Museo de Antioquia, ¿tiene alguna experiencia que desee compartir sobre la muestra en alguno de estos países?

La primera exposición fue en el Palacio Real de Milán y fue una de las más visitadas allí. La idea del libro sobre “El Circo”, el mío, nació ahí y se publicó en Nueva York el año pasado (Circus. Paintings and works on paper).

La serie está conformada por más de 130 óleos y más de 50 dibujos. En el Museo de Antioquia estarán expuestos 32 óleos y 18 dibujos, ¿qué tienen estos en particular?

Son las obras que quería conservar para mí. Hay obras de las que no quiero desprenderme.

Le han preguntado en diferentes ocasiones a cuál de sus obras le tiene más afecto. Ha dicho que le es imposible escoger una y que son tantas, que ni vale la pena mencionarlas. Quiero indagar por lo que todavía no ha hecho: ¿sobre qué tema le hace falta trabajar, bien sea pintura o escultura?

Aún no lo sé… El día antes de que hiciera la serie “El Circo” tampoco lo sabía. Es que la inspiración llega del cielo.

Por Manuela Saldarriaga H.

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