El Magazín Cultural
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El drama a partir de la palabra

La Compañía Nacional de Teatro Clásico de España, bajo la dirección de la maestra Helena Pimenta, presenta en Colombia su puesta en escena basada en “El alcalde de Zalamea”, original de Calderón de la Barca (1600-1681).

Juan Carlos Piedrahíta B.
27 de mayo de 2016 - 05:00 a. m.
Bogotá es el primer escenario fuera de España en el que la Compañía Nacional de Teatro Clásico exhibe su montaje “El alcalde de Zalamea”, original de Calderón de la Barca.  / Teatro Mayor
Bogotá es el primer escenario fuera de España en el que la Compañía Nacional de Teatro Clásico exhibe su montaje “El alcalde de Zalamea”, original de Calderón de la Barca. / Teatro Mayor
Foto: Juan Diego Castillo Ramirez

El alcalde de Zalamea representa para la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España una escena vital dentro de su historia. Durante 13 años, la sede habitual del colectivo, el Teatro de la Comedia, estuvo cerrada, y tan pronto les dieron a sus integrantes la noticia de su reapertura pensaron en un texto clásico, imponente, que sirviera como pretexto para celebrar el momento.

Las opciones eran múltiples, dada la tradición de la compañía, pero por la importancia del evento se tomaron el tiempo para estudiar libretos, recordar escenas y analizar el impacto que podía tener el montaje para el público. Calderón de la Barca (1600-1681) siempre encabezó la lista por su relevancia entre las propuestas literarias barrocas y por su predominancia en lo que se conoce como el Siglo de Oro. Sin embargo, faltaba establecer cuál de los dramas del sacerdote católico era el más apropiado para el nuevo comienzo del Teatro de la Comedia y el grupo optó por El alcalde de Zalamea, por su exigencia escénica y por la riqueza en los diálogos.

“Para mí era importante coger una de las grandes obras, como El Alcalde de Zalamea, u otro título. Luego el hecho de que eligiera esta obra fue la necesidad de reflexionar sobre la dignidad humana, sobre la necesidad de defender la dignidad como libertad personal. Las obras de Calderón son muy complejas y hay un personaje central, que es Pedro Crespo, que atraviesa toda la obra en una lucha desesperada por preservar la paz y la familia, y el amor que ha conseguido a lo largo de la vida”, cuenta Helena Pimenta, quien dirige la institución cultural desde 2011.

La Compañía Nacional de Teatro Clásico de España lleva tres décadas en actividad y, por supuesto, ya se había enfrentado a libretos de Calderón de la Barca. Por ejemplo, hace un par de años abordó La vida es sueño, pieza en la que los parlamentos de cada personaje describen a la perfección conceptos como la libertad, la traición y la lucha del individuo por encontrarse a sí mismo en un universo complejo.

El alcalde de Zalamea, que hacemos ahora y que vamos a presentar en Bogotá, es una obra de lenguaje distinto a La vida es sueño, pero igual de elevado, no en el sentido de que el espectador no lo comprenda, sino de la grandeza de sus palabras y de los elementos contradictorios que pone en juego. Calderón de la Barca sabe construir auténticas catedrales con las palabras, son de una belleza verdaderamente extraordinarias, y sus personajes son muy conflictivos, cosa que choca con la cantidad de palabras que dicen. Son tan complejos al encarnar pasiones, resolverlas y confrontarse con ellas de una forma muy intensa, que el público queda sorprendido”, dice Pimenta.

El eje temático de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España es fundamentalmente la denominada “época de oro”, que abarca desde los comienzos de las artes escénicas en la península Ibérica y se extiende hasta las primeras décadas del siglo XX. La oferta dramática del nuevo milenio ya no está en su radar. Por eso muchos de los textos a los que el grupo da un desarrollo especial pertenecen a los grandes autores, con menos o más reconocimiento, que se han encargado de gestar un registro de corte universal.

“El teatro clásico es nuestra herencia y es nuestro futuro también. En el pasado nos encontramos, nos dibujamos y nos reconocemos a nosotros mismos a través de los textos de nuestros autores. Con su manera de utilizar el idioma, con esa excelencia en el lenguaje que toca unos niveles muy amplios, entendemos el mundo mejor también para el futuro. Yo creo que en nuestros clásicos hay, no solo belleza, sino también sentido, que nos ayuda a comprender el presente, y por tanto nos estimula para seguir avanzando”, asegura Helena Pimenta, para quien el teatro clásico se diferencia del contemporáneo en los códigos, en las convenciones y en las intencionalidades.

Como directora, Pimenta ha abordado el teatro clásico europeo en general, aunque se ha centrado también en algunos textos en inglés para después adaptar propuestas contemporáneas. Para ella el teatro clásico es un sine qua non, es decir, un elemento indispensable, que está ahí como base para aprender y comprender el mundo actual; mientras que el teatro contemporáneo es un componente vital para seguir contando las historias de una generación que tiene sus propias urgencias.

“Efectivamente, pertenezco a mi tiempo en formación, en vivencia, por lo que quienes hacemos teatro clásico en la actualidad lo hacemos desde la mirada de hoy, desde nuestra experiencia vital, por tanto puedo decir que hacemos teatro clásico, pero de forma actual. No hago referencia a una estética específica, pero sí hablo de que el actor se beneficia de las técnicas de interpretación del siglo XX, y sin embargo utiliza un lenguaje propio de otra época. Por eso, el trabajo de cuerpo, la manera de entender el espacio y la lógica del movimiento, entre otras situaciones, son técnicas actuales”.

Así como hace unos años El alcalde de Zalamea fue el pretexto perfecto para la celebración de la reapertura del Teatro de la Comedia, en España, ahora es la pieza con la que el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo quiere festejar su cumpleaños número seis. Este montaje de la Compañía Nacional de Teatro sale por primera vez de su entorno habitual para recordar que Pedro Calderón de la Barca es el genio capaz de traducir el drama al lenguaje de las palabras.

 

Viernes 27 y sábado 28 de mayo, 8:00 p.m. Teatro Mayor, calle 170 Nº 67-51 (Bogotá). Información y boletería: www.primerafila.com.co.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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