El Magazín Cultural

El espaldarazo de la Unesco a la industria cultural colombiana

En el marco de la Convención 2005, Colombia expuso ante la Unesco una serie de políticas que impulsan las expresiones culturales nacionales. ¿Para qué sirve ese acuerdo y cuál ha sido su impacto en el país y en la región? Dos especialistas responden.

WILLIAM MARTÍNEZ
18 de mayo de 2017 - 04:22 p. m.
Ayer martes funcionarios del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Relaciones Exteriores presentaron ante la Unesco sus avances en políticas públicas y medidas. 
 / Crédito: Camilo García Poveda - MinCultura
Ayer martes funcionarios del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Relaciones Exteriores presentaron ante la Unesco sus avances en políticas públicas y medidas. / Crédito: Camilo García Poveda - MinCultura

En el Palacio San Carlos, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, Colombia presentó ante la Unesco, por primera vez, un informe que dio cuenta de las políticas que han impulsado la creación y circulación de las expresioness culturales nacionales.

Con la entrega del documento, dice el Ministerio de Cultura, el país demuestra que está en sintonía con los objetivos de la Convención sobre la Protección de la Diversidad de las Expresiones Culturales, de la Unesco. El principal propósito es ensanchar las posibilidades para que los contenidos nacionales no se estanquen en su lugar de origen ni se pierdan en la maraña mediática. En 2003, cuando fue creada la primera ley de cine en Colombia, se estrenaron tres películas; en 2016 la cifra ascendió a 41. Además, entre 2013 y 2014, las artes escénicas y las artes audiovisuales crecieron en el país más de 50%.

La convención es, en definitiva, un intento para que la gente de los países del sur desvíe la mirada del norte y se fije en la música, en el cine, en los libros y otras expresiones que surgen en sus propias tierras. Este acuerdo volvió a estar en boga con la presentación del informe. Poco se sabe de sus bondades y de su impacto en la región. Menos aún de su resonancia en Colombia.  Giselle Dupin, consultora de la Unesco en países como Mozambique, Brasil y Colombia, y Alcira Sandoval, especialista en cultura de ese organismo, desglosan el acuerdo.

¿Qué ha ganado y puede ganar Colombia al acogerse a la Convención 2005 de la Unesco?

Alcira Sandoval: La adhesión al acuerdo marcó un hito para Colombia. Desde 2013, colectivos y entidades del país han recibido recursos del Fondo Internacional para la Diversidad Cultural, de la Unesco, para financiar proyectos de emprendimiento y fortalecer las capacidades de las industrias creativas (uno de los estímulos más recientes lo recibió la Cámara de Comercio de Bogotá por USD$ 100.000).

Colombia también ha tenido acceso a un banco de expertos que, de hecho, asesoraron por meses al Ministerio de Cultura para realizar el informe que acabaron de presentar. Asimismo, cuenta con la opción de crear alianzas con otros países para trabajar proyectos en común. Y lo más importante: sus políticas y medidas son protegidas y promovidas por toda la comunidad internacional. En ese sentido, el país recibe asistencias técnicas y financiación.

Giselle Dupin: los beneficios son, sobre todo, a futuro: cuando Colombia acumule más informes de sus políticas y medidas exitosas, los investigadores podrán comprender los cambios de la cultura en el país. Será un espejo retrovisor para entender la evolución o el retroceso del sector.

En Brasil, por ejemplo, un grupo de civiles hizo una investigación que comparó los dos informes que presentó el país ante la Unesco. Ellos notaron que las inversiones disminuyeron en algunos sectores y dialogaron con el Gobierno para impedir el retroceso.

¿Qué experiencias destacadas han surgido en la región tras ratificar la convención?

A.S.: Argentina es uno de los países más activos en la región. Ha recibido varios estímulos del Fondo del Desarrollo del Milenio para realizar proyectos de industrias culturales. Buenos Aires creó el Distrito de Diseño en el barrio Barracas, un proyecto que es respaldado por una política pública a largo plazo y busca mejorar la oferta de servicios de diseño para potenciar y exportar el trabajo local.

G.D.: A pesar de que el Fondo Internacional para la Diversidad Cultural no tiene mayores recursos, pues sobrevive con donaciones voluntarias, y a pesar de que su aporte máximo son USD$100.000, su apoyo ha llegado a más de 50 proyectos de países en desarrollo. En Brasil, por ejemplo, ha servido para financiar proyectos de comunidades indígenas relacionados con el acceso al cine y a los libros virtuales.

¿Es Colombia referente regional en políticas púbicas culturales o el informe apenas indica un avance?

A.S.: No solo ahora, Colombia siempre ha sido reconocido por sus avances en el sector. Las leyes de cine son referentes por sus esquemas de financiación. Y la Ley Naranja, que  recoge parte del trabajo del Ministerio de Cultura, es pionera en la región. En otros países se han aplicado sin éxito este tipo de leyes. Veremos qué ocurre en Colombia.

Por otro lado, el modelo que aplicó el país para realizar el informe sirvió de base para diseñar el de Ecuador y servirá para Bolivia.  

G.D.: Colombia logró constituir una Cuenta Satélite de Cultura mientras que Brasil y buena parte de los países latinoamericanos no la tienen. La cuenta genera información y conocimiento sobre el impacto económico y social de la cultura y sirve para diseñar mejores políticas públicas. Además, Colombia presentó más de 20 medidas exitosas que cubren todas las artes. Una de las  cifras más altas en la región. 

 

Por WILLIAM MARTÍNEZ

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