El Magazín Cultural
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El espanglish: ¿dialecto de gueto o idioma generalizado?

Un día, caminando por un vecindario latino de Nueva York, me encontré con un aviso en la ventana de una tienda que me dejó perplejo. La rústica nota decía: “Se vacunan carpetas”.

Eduardo Márceles Daconte
07 de agosto de 2015 - 03:15 a. m.
Ilustración: Sara Pachón.
Ilustración: Sara Pachón.

 Mi primera reacción fue preguntarme ¿cómo pueden vacunarse las carpetas?, ¿será que las carpetas, algún tapete o cubierta de documentos, son susceptibles a enfermedades? Hasta que un amigo, veterano de batallas lingüísticas, me sacó del estupor.

?El aviso significa que se aspiran alfombras, es la espanglización de “We vacuum carpets”, ?me informó.

Así empecé a familiarizarme con el dialecto que han utilizado desde tiempo inmemorial los latinos para cruzar el puente donde convergen el inglés y el español. Se trata del denominado spanglish en Estados Unidos o del espanglés, como prefieren llamar los más castizos a esta simbiosis idiomática que asimila palabras y expresiones de ambos lenguajes. Para este fin, existen dos caminos que desembocan en un objetivo común: comunicarse con todos los signos verbales a su alcance. Tal circunstancia exige un conocimiento de los dos idiomas o una familiaridad con el dialecto y sus variantes de acuerdo con la región donde se usa.

Una de sus características es prestar palabras del inglés y españolizarlas para agilizar la conversación o por pereza lingüística. En esta costumbre se acuñan e introducen palabras en el español que por supuesto se consideran barbarismos o espanglicismos. Abundan los ejemplos de esta modalidad donde encontramos rufo por roof (techo), liquear por leak (gotear), boso por boss (jefe), troca por truck (camión), furnitura por furniture (muebles), chopin por shopping (mercar); boila por boiler (caldera de vapor); estín por steam (vapor para sistema central de calefacción), frisar por freeze (congelarse); marqueta por market (mercado), lonchar por lunch (almorzar), jolope por hold up (atracar) o janguear por hang out (vagar).

Algunas expresiones en estos términos podrían sonar algo así como:

•Hoy no vamos a lonchar en el rufo porque está frisando.

•Los vecinos janguean en la marqueta con el peligro de un jolope.

•Hay un liqueo en la boila que me está dañando la furnitura.

Los inmigrantes que han crecido en hogares donde hablan y escuchan el español mientras utilizan el inglés en la escuela y con sus amistades, tienen a veces dificultad para conversar en una sola lengua incontaminada de la otra.

En un contexto diferente, no hay que confundir el espanglish con los anglicismos que se han asimilado al español a través del tiempo, muchas veces como consecuencia de la penetración cultural o tecnológica de Estados Unidos, como es el caso de computador, disquet, veredicto, bistec, folklor, filibustero, drenaje, fútbol, bebé o detective.

Además de las palabras que se españolizan, también existe la costumbre de alternar los idiomas de manera literal. De ahí que se escuchen expresiones como “Voy al college every day para tomar sociology classes en la mañana” para decir que va a la universidad todos los días a tomar clases de sociología, o “Oye, watch out en la esquina con tu boyfriend que te está esperando” o sea que tenga cuidado con su novio. Por supuesto, para quienes hemos vivido en Estados Unidos es difícil esquivar el uso de vocablos de uso común para aceitar la conversación. Sería ridículo y confuso para un inmigrante en Nueva York decir “préstame una ficha metálica para abordar el tren subterráneo”, para ganar tiempo en su lugar diría “préstame un token para tomar el subway”. Algunos defensores de esta costumbre idiomática consideran que tal cosa demuestra destreza en ambos idiomas. Se argumenta que el español es más descriptivo y emocional, en tanto que el inglés es más conciso y eficiente.

No obstante, también tiene sus detractores quienes aseguran que es una amenaza degeneradora de la autenticidad del idioma. El profesor de la Universidad de Yale Roberto González Echevarría comenta que “la triste realidad es que el espanglish es de manera fundamental el idioma de los hispanos pobres casi analfabetas en ambos idiomas. Ellos incorporan palabras y adoptan la sintaxis del inglés en su lenguaje coloquial porque desconocen el vocabulario que se necesita para la cultura cosmopolita a su alrededor. Los hispanos educados tienen una motivación diferente. Algunos se sienten avergonzados de su origen y creen estar investidos de cierto poder si usan palabras en inglés, reclaman así su calidad de miembro de la mayoría social. No obstante, desde un punto de vista político, el espanglés es una capitulación y una marginalización claudicante, ninguna emancipación étnica”.

Si bien este dialecto ha tenido una amplia difusión en el habla cotidiana, es la literatura donde el espanglés obtiene su sello de legitimidad entre escritores chicanos y puertorriqueños. En la narrativa y la poesía chicanas es común hallar el uso alternativo de inglés y español, resumido de manera espléndida en el poema Where you from? de Gina Valdés: “Soy de aquí / y soy de allá / from here and from there / born in Los Angeles / del otro lado / y de éste / crecí en L.A. / y en Ensenada / my mouth still /tastes of naranjas / con chile / soy del sur / y del norte / crecí zurda / y norteada / cruzando fronteras / crossing San Andreas / tartamuda / y mareada / where you from? / soy de aquí / soy de allá / I didn't build this border...”(1)

La literatura de un significativo grupo de escritores puertorriqueños en Nueva York, autodenominados “Nuyorrican" en la década del 70, es en inglés o espanglés y se identifican con el espíritu combativo y furioso de la época. No escatiman las palabras obscenas y ofensivas a la moralidad convencional en su trabajo literario, así como un repudio a la explotación y el racismo que caracterizan el estado de subordinación a la corriente mayoritaria. Entre los más destacados miembros del grupo se han destacado el reverendo Pietro Pietri, autor del seminal libro Puerto Rican obituary; Sandra María Esteves, Miguel Algarín, Lucky Cienfuegos, Miguel Piñero y Tato Laviera, más conocido por su teatro. En algunas estrofas de su poema A Mongo affair dice Algarín “...I am the minority everywhere / I am among the few in all societies / I belong to a tribe of nomads / that roam the world without / a place to call a home... / call mi casa / I, yo, Miguel, ¡Me oyes viejo!... / el hijo de María Socorro y Miguel / is homeless, has been homeless... / viejo corazón puertorriqueño / your feelings cocinan / en mi sangre / el poder de realizarme...” (2)

A su vez, la dramaturga cubanoamericana Dolores Prida propone en Coser y cantar una obra bilingüe de carácter alternativo. Ella y She son la misma mujer en un juego de ping pong verbal en donde el personaje desarrolla una personalidad esquizofrénica. “Ella” habla español sobre la comida hispana y la música antillana y no se interesa demasiado por la dieta, en tanto que cuando “She” se posesiona del papel anglo, conversa en inglés, se ejercita y cuida su figura.

Sobre las opiniones en cuanto al uso del espanglés o espanglish, ni siquiera existe un consenso en definir el término. Se encuentran divididas, pero no se puede ocultar que es un hecho concreto que refleja la manera de hablar, e incluso escribir, de millones de latinos en Estados Unidos. Para terminar, recordemos la anécdota que contaba Camilo José Cela, premio nobel de Literatura, a su paso por una ciudad fronteriza con México cuando conoció a un muchacho de 12 años que vendía golosinas en un aeropuerto. Cela le preguntó: “Y tú, ¿qué tal te la arreglas aquí?”, y el niño contestó: “Bueno, de lo más bien, deliberando groserías” (delivering groseries, es decir, repartiendo víveres). A mí ?concluyó el escritor español? esa expresión me pareció maravillosa”.

 

(1) “Yo no construí esta frontera...”
(2) “Yo soy la minoría en cualquier sitio /estoy entre los pocos en todas las sociedades / pertenezco a una tribu de nómadas / que vagan por el mundo / sin un lugar para llamar hogar / llamado mi casa / yo, Miguel, ¡Me oyes viejo!... / el hijo de María Socorro y Miguel / está sin casa, es un desamparado / viejo corazón puertorriqueño / tus sentimientos cocinan en mi sangre / el poder de realizarme...”.

Por Eduardo Márceles Daconte

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