El Magazín Cultural
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El Parlante

La historia de una empresa que se ha dedicado a hacer cine y nació de una escuela de árbitros.

Redacción Cultura
13 de octubre de 2014 - 02:33 a. m.
Logo de El Parlante, que empezó ofreciendo servicios de videos institucionales y ahora edita sus propios videos, de la mano de dos catalanes.
Logo de El Parlante, que empezó ofreciendo servicios de videos institucionales y ahora edita sus propios videos, de la mano de dos catalanes.

Alfredo Cohen es un barranquillero que después de estudiar comunicación en la Universidad del Norte cruzó el Atlántico para hacer un máster en cine documental en Barcelona, con el deseo de trabajar en algo que tuviera que ver con educación, comunicación y, sobre todo, con jóvenes. Había hecho un énfasis en comunicación para el desarrollo durante su carrera para poder aprender a usarla y así generar desarrollo desde una perspectiva opuesta a la lógica de los medios masivos. También había trabajado en radios comunitarias en Malambo, con gente desplazada por el conflicto, donde se dio cuenta de que la percepción que existe al tratar estos proyectos sociales es que no importa si la producción no es bonita, y más bien se tiende a tener una calidad mínima.

El resultado de ese máster fue un documental sobre una escuela de música en Mangeu y la amistad con Rayner Buitrago, un bogotano que venía de estudiar cine en la Universidad Nacional. Un día, ambos amigos conocieron a Jorge Obando en un café internet en el que Cohen trabajaba. Obando era un ecuatoriano que quería mandar dinero a su país y además era árbitro de fútbol e iba a fundar una asociación de árbitros en el sótano del local. Una asociación pensada para latinoamericanos que trabajaban en la construcción durante la semana y en los fines de semana eran árbitros de fútbol.

“Había bolivianos, ecuatorianos, colombianos, peruanos, argentinos y hasta catalanes. Al poco tiempo entramos con cámara en mano y fuimos a las canchas. Y así, al cabo de un año, salió una película llamada En la línea, que proyectamos acá y que fue vendida a Caracol Televisión para un espacio llamado La otra mirada”, recuerda Cohen. Así nació El Parlante: crearon un blog, hicieron un logo y con el computador de Cohen y la cámara de Buitrago empezaron a ofrecer servicios de videos institucionales.

Después se les ocurrió la idea de canjear videos con el objetivo de proponer un intercambio cultural dentro del aula escolar, mientras se empapaban de todo el tema de las subvenciones: cómo hacerlas, cómo proponer proyectos y cómo escribirlos. Se habían puesto un plazo de seis meses ante la falta de dinero, y sólo un año después Cohen pudo meter un proyecto en una convocatoria de subvenciones para educación, desarrollo e interculturalidad con inmigrantes.

Hoy en día, El Parlante trabaja en siete proyectos simultáneamente: La Cruïlla (‘cruce’ en catalán) con colegios en Sarrià, uno de los sectores más exclusivos de la ciudad; Ravaleados, en pleno barrio del Raval, epicentro y corazón de la multiculturalidad; Barri Book, en Horta; Desmuntatopics en L’Hospitalet de Llobregat, con casas de la cultura y jóvenes inmigrantes; Ciutat Esperança, en Ciutat Meridiana; Yamaró, en Colombia, con colegios y desplazados en Sabanalarga, y la línea de documental independiente.

Tal vez debido a todo ese trabajo, El Parlante creció y hoy cuenta con Roger y Mireia, dos catalanes que se enamoraron del proyecto. Gracias a ellos se ha podido trabajar de la mano con el Ayuntamiento. Siempre es preferible hacer todo en catalán. No obstante, la alegría de poder decir que vive de El Parlante desde hace casi cuatro años, así sea buscando convocatorias, y de proyecto en proyecto, compensa para Cohen la tristeza de haber tenido que dejar de editar los videos por falta de tiempo, haciendo a un lado su faceta creativa para ser la cabeza administrativa y visible de la asociación.

“Pero lo mejor de todo fue ir con El Parlante a Colombia”, cuenta. “Mi referente siempre es Latinoamérica y por eso he mantenido muchos contactos, a pesar de la distancia. Así fue como hace poco más de un año y medio fui a Colombia a dar unas cátedras de cine y de producción en la Universidad del Norte, con mis proyectos bajo el brazo, y a trabajar en Sabanalarga con grupos de cinco estudiantes de cuatro colegios y con un albergue comunitario de desplazados”.

Finalmente, El Parlante desembarcó en Ecuador este verano, apoyando una investigación sobre el mal de Chagas, una enfermedad tropical que se da en las montañas de Perú y Ecuador, transmitida por un mosquito. Quince años después de la picadura la sangre se infecta y explota el corazón. Es una enfermedad muy rara y silenciosa que no interesa a las farmacéuticas porque no hay nadie que compre los medicamentos, ya que los afectados son comunidades indígenas y rurales muy humildes, con humedad en las casas, que duermen con animales y usan agua estancada para cocinar y bañarse. La solución no es llegar a tumbar chozas y construir casas modernas, como se hizo en algún momento, fumigando a los mismos indígenas. “Por eso —explica Cohen— nuestra labor social apoyó el trabajo de mucha gente, poniendo a prueba nuestro método de trabajo, procurando fortalecer la identidad de estos pueblos ancestrales, dándoles unas herramientas de trabajo social en las que creemos, como una cámara y un computador, para que puedan apoderarse de sus imaginarios y de sus identidades, protegiéndolas y mostrándolas al mundo”.

Por Redacción Cultura

 

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