El Magazín Cultural

El retratista de las mentes heridas

El Ficci 55 rinde homenaje a uno de los vanguardistas del cine de Corea del Sur. Recorremos su obra, que no es un cuento de hadas.

Juan Carlos González A., Medellín.*
13 de marzo de 2015 - 02:21 a. m.
Kim Ki-duk (Corea del Sur, 1960) ha dirigido filmes como ‘Cocodrilo’, ‘Animales salvajes’, ‘La samaritana’ y ‘Amén’. / www.koreanfilm.or.kr
Kim Ki-duk (Corea del Sur, 1960) ha dirigido filmes como ‘Cocodrilo’, ‘Animales salvajes’, ‘La samaritana’ y ‘Amén’. / www.koreanfilm.or.kr

Kim Ki-duk, a sus 54 años, es probablemente el director surcoreano más popular del cine contemporáneo. Parece un contrasentido, pues su filmografía es exigente con el público, pero dado su gran éxito en los festivales especializados, a los que sus cintas acuden con regularidad absoluta, su obra ha alcanzado una difusión mucho mayor que las de otros realizadores de su país. Ganador del premio al mejor director en el Festival de Cine de Berlín (Samaritan Girl, 2004) y en el de Venecia (Hierro 3, 2004), obtuvo el premio a la mejor película en la sección “Una cierta mirada” en Cannes hace cuatro años (Arirang, 2011) y ganó el león de oro en Venecia con Pietà (2012). Hierro 3 también ganó el premio de la Fipresci en 2005 y la espiga de oro en Valladolid.

Ha dirigido veinte películas en diecinueve años de actividad profesional. Estudió bellas artes en París entre 1990 y 1992 y en su país debutó como guionista y luego como director con Crocodile (1996). Su cuarto filme, La isla (2000) afrontó acusaciones de tortura animal y tuvo problemas de distribución en Occidente. Entre nosotros se hizo dar a conocer por Las estaciones de la vida (2003), que ya era su noveno largometraje. Se trata de un filme que narra los episodios —divididos según las estaciones del año— de la vida de un monje coreano y su discípulo a medida que este último crece y periódicamente es sometido a pruebas —por su maestro, por la vida misma— que lo hacen reflexionar y crecer. Al final comprendemos que hemos asistido a un ciclo completo, en el que quien antes era discípulo ahora es maestro.

Hierro 3 es una de sus cintas más celebradas, y una de las que con más propiedad refleja su característico estilo narrativo y temático. Es el relato de un hombre que se dedica a invadir las casas ajenas y en ausencia de sus propietarios duerme y come ahí, para luego irse sin llevarse nada. Su curioso estilo de vida se va a ver sacudido cuando en una de sus incursiones domésticas encuentra a una mujer sometida por su marido, con la que va a compartir soledades. Tae-suk, el protagonista, es un hombre marginado que vive una existencia en el borde de lo criminal y del aislamiento social. Obviamente, tiene también un trastorno mental producto (o causa) de esta situación. Y Kim Ki-duk se siente a gusto explorando —ayudado con sus puestas en escena lúgubres y pesimistas— esos terrenos oscuros y resbaladizos de la mente humana, amén de la conexión mental que se establece entre seres que comparten ese tipo de patologías.

En 2006 nos presentó Time, otra incursión en los recovecos de una mente enferma. Esta vez la de una mujer con una celotipia mayor que su baja autoestima, que la lleva a transformar su rostro —por cierto hermoso— buscando ser amada por su pareja. El trastorno psiquiátrico de la protagonista es tal que automáticamente sentimos rechazo frente a sus actos.

En Dream (2008) regresa el tema de la conexión mental —en ese caso onírica— entre dos personas. Este motivo volverá a explorarlo en Pietà, la muy polémica cinta con la que triunfó en Venecia. En este caso el lazo es entre un hijo psicópata y su madre, que lo abandonó al nacer y que ahora quiere recuperar el tiempo perdido, sin importar lo que tenga que hacer para que su hijo la perdone. Pero este hombre, que muestra una crueldad insoportable, tiene una herida mental tan grande que es casi imposible obtener una muestra de cariño o de paz. Eso convierte la película en una exhibición de actos sádicos de difícil digestión. Su siguiente filme, Moebius (2013) fue censurado en Corea por sus contenidos “perjudiciales para la juventud” y la descripción de actos “inmorales y antisociales”. ¿Su tema? El incesto. Como ven, Kim Ki-duk no está para cuentos de hadas.

Como una de las actividades del Salón Ficci, el público asistente al festival también podrá compartir con este gran director durante una clase magistral que dictará el lunes 16 de marzo a partir de las 11:00 a.m. en el Salón Rey.

 

*EDITOR REVISTA ‘KINETOSCOPIO’

Por Juan Carlos González A., Medellín.*

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