El Magazín Cultural
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El retrato escrito de una barbarie

Un libro necesario para entender la guerra colombiana, documentado por una periodista de tiempo completo.

Jorge Cardona Alzate
13 de octubre de 2014 - 03:24 a. m.
María Teresa Ronderos, autora del libro ‘Guerras recicladas’, del sello Aguilar.
María Teresa Ronderos, autora del libro ‘Guerras recicladas’, del sello Aguilar.

En el fragor de la parapolítica, en el año 2007, que fue la cresta del escándalo, María Teresa Ronderos asumió la dirección de la versión digital de la revista Semana. Cuando empezaron a divulgarse las confesiones de los jefes de las autodefensas y las pesquisas de fiscales y magistrados, creó, junto con un equipo de periodistas, el portal Verdadabierta.com, para contextualizar esa transcendental información. Esa fue la semilla de su libro Guerras recicladas, que ahora sintetiza cómo y por qué el paramilitarismo lleva cuatro décadas redescubriéndose en las entrañas de un país agobiado por la violencia.

El modelo para armar de las pioneras autodefensas de Puerto Boyacá en los años 80. Las lecciones de terrorismo y tráfico de armas de los mercenarios extranjeros que sirvieron por igual a autodefensas y mafiosos. La casa Castaño, desde sus orígenes en Amalfi o Segovia hasta su expansión criminal a lo largo y ancho del país. Los que siguen matando después de que sus jefes quedaron presos, se asesinaron o fueron extraditados. El capítulo de los resistentes que no aceptaron destino de sometidos e impidieron los paraestados, incluso entregando sus vidas. La larga historia de una barbarie y su tejido social, internacional, ideológico y económico.

Un libro para entender cómo fue posible que en medio de la guerra entre el Estado y la insurgencia, Colombia dejara crecer también este entramado criminal con veladas extensiones hasta el poder político. Un recorrido por las guerras recicladas de un país en el que sus víctimas ahora cuentan lo que sufrieron en silencio. La documentada visión de una periodista que ha dedicado su vida profesional a entender los escenarios críticos del país, para convertirlos en materia prima de sus investigaciones, de su trabajo académico o de sus recurrentes iniciativas en defensa de la libertad de expresión.

El periodismo como su razón de vida. Desde que estudiaba ciencias políticas en la Universidad de los Andes, en Bogotá, y reflexionaba sobre una sociedad avanzando sin términos medios hacia una confrontación sin límites, o desde los tiempos en que se fue a armar familia a Buenos Aires y con gente de su generación, pero argentina, asimiló el significado de abandonar la horrible noche de la dictadura y regresar a la democracia. Días de corresponsal para varios medios, asimilando también los conflictos políticos de Chile, Paraguay, Uruguay, el sur del continente y su transición por los derechos.

En 1988 regresó a Colombia para trabajar en dos frentes. El desarrollo de proyectos y el periodismo de tiempo completo. Escribió para Unicef y se vinculó al programa de investigación en televisión Testimonio, que obró como su polo a tierra para asumir el difícil momento que vivía el país. El narcoterrorismo causando zozobra con magnicidios y carros bombas, los paramilitares mostrando su rostro a través de masacres, las guerrillas creciendo en secuestros y ataques a pueblos. En 1992 entró a oficiar como editora política del diario El Tiempo, donde afrontó otro capítulo clave del país.

Los ecos de la Constituyente, la cárcel de la Catedral o la segunda oleada narcoterrorista de Pablo Escobar hasta su muerte, al tiempo que Colombia vivía el fracaso del proceso de paz entre el gobierno Gaviria y las guerrillas en Caracas y Tlaxcala. Idónea experiencia de edición periodística para pensar en proyectos independientes. Primero con unos amigos a través de una hoja que en internet llegó a llamarse La Página 13; después con Buenos Días Colombia, cuando la televisión informativa empezó a madrugar, y en 1996 en los orígenes de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip).

Después pasó por El Espectador y La Nota Económica , hasta que ingresó a la revista Semana, donde ejerció como editora general entre 2000 y 2005. Con intervalos de estudio en Estados Unidos y activo liderazgo en procesos alternos de organizaciones sociales y periodísticas, pronto llegaron los reconocimientos. En 2007 recibió el premio María Moors Cabot a su carrera periodística. Después fueron el Lorenzo Natali de la Unión Europea y el Rey de España. En ese momento, María Teresa Ronderos ya estaba inmersa en los nuevos desafíos de la comunicación contemporánea: la era digital.

De ese ejercicio diario de reinventarse en los caminos del periodismo, nace ahora su tercer libro Guerras recicladas. Lo que entendió desde el portal VerdadAbierta.com, desentrañando a diario las verdades ocultas del paramilitarismo. Ahora vive en Londres, donde dirige el programa de Periodismo Independiente de la Open Society Foundation, pero mantiene sus lazos de siempre con Colombia. El consejo rector de la Fundación García Márquez para un Nuevo Periodismo, el directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa, y, por supuesto, sus colegas, que aprenden de su vida dedicada al oficio.

Por Jorge Cardona Alzate

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