Autos

El salón del automóvil, tras bambalinas

Fabricantes, aficionados y especialistas del sector se darán cita en el Messe Frankfurt hasta el 27 de septiembre.

Marcela Díaz, Fráncfort
19 de septiembre de 2015 - 03:49 a. m.
Más de 80 marcas de carros,  distribuidas en 12 “stands”, se dan cita en el Salón de Fráncfort 2015. / AFP
Más de 80 marcas de carros, distribuidas en 12 “stands”, se dan cita en el Salón de Fráncfort 2015. / AFP

Este artículo está dirigido a los amantes de los autos, a aquellos que los cuidan como un tesoro, que invierten sin medida en su cuidado, que entienden cada parte de sus estructuras y que se desviven por conocer de primera mano los últimos lanzamientos que realizan sus marcas preferidas, pero quienes por algún motivo no han podido asistir a un salón del automóvil.

15 de septiembre de 2015. Las calles de Fráncfort estaban más transitadas que nunca. No era época de vacaciones, tampoco había una manifestación y mucho menos un problema, simplemente estaba llevándose a cabo uno de los eventos de carros más importantes de Europa, junto al de París y el de Ginebra; la cita imperdible para fabricantes, medios de comunicación, curiosos y amantes de los vehículos que viajan desde China, Japón, España, Rusia y desde cualquier parte del mundo para conocer en detalle las novedades que tendrá el sector en los próximos dos años.

Con los nervios de asistir a un evento de esa magnitud, sumado a que era la única colombiana del grupo de periodistas, llegué a la Messe, recinto donde transcurre la feria. Desde la entrada todo impacta. La cantidad de carros lujosos que ingresan al parqueadero, el número de personas que hacen fila para obtener su acreditación y la frecuencia con la que circulan buses, vans y automóviles por toda la ciudad para movilizar a los asistentes. Kia, BMW, Mercedes-Benz, Jaguar y Lamborghini son sólo algunos de los nombres que se alcanzan a leer en cada esquina.

Me habían dicho que una vez allí lo más importante era la puntualidad y mantener la calma; sobre todo esto último. Los asistentes se cuentan por centenas de miles y en cuanto escuchan un llamado corren para estar en primera fila. Los camarógrafos y fotógrafos se multiplican en cada stand y las ganas de ser el primero que vea una maravilla de cuatro ruedas hace que nadie se quiera mover, nadie quiera dar permiso y mucho menos preocuparse por el que está atrás. En ese momento lo único que importa es ver qué tan confortable, deportivo, elegante, sofisticada, inteligente, ecológica y autónoma es la joya que están presentando.

A diferencia de otros salones, el de Fráncfort no tiene los stands seguidos. Hay que caminar algunos kilómetros para conocerlos todos. En total eran 12 pabellones en los que se distribuían más de 80 marcas del mundo. También había compañías de tecnología, de repuestos y una que otra de motos prémium. Antes de las presentaciones hay muchísimo ruido, las personas hacen entrevistas, la música ameniza el agitado ambiente y los altavoces avisan que pronto empezará otro lanzamiento. Mientras eso sucede algunos recintos permiten tomarse un café, agua y a veces la reconocida cerveza alemana.

Aunque es difícil mencionar los carros más llamativos o hacer un ranquin de los más novedosos, estos batieron récords en miradas: el Ferrari 488 Spider llamó la atención por ser capaz de acelerar de cero a cien en tres segundos y lograr 325 kilómetros por hora; el Porsche Mission E Concept sorprendió por ser un carro totalmente eléctrico con dos motores y 500 kilómetros de autonomía; Audi descrestó con el A4 2016, un resultado de habitabilidad y tecnología de vanguardia; Mercedes-Benz atrajo la mirada de los asistentes con la presentación del Clase C Coupé 2016, que, aunque no esté al alcance de todos los bolsillos, tiene un diseño elegante y acabados impecables, y Jaguar, que después de 80 años decidió lanzar al mundo su primer SUV, denominado F-Pace, sinónimo de potencia, elegancia y confort, que estará en Colombia a mediados del próximo año.

Podrían pasar muchas horas para detallar cada uno de los modelos, entender cómo funcionan, hablar con sus creadores y perderse en su brillo que, sin importar el color, le permiten al visitante ver su reflejo, pero el tiempo es corto y el cansancio hace de lo suyo sobre las cinco de la tarde, por lo que la recomendación es ir con zapatos muy cómodos y con el objetivo claro; si un stand está muy lleno lo mejor es pasar más tarde. Hay que tener en cuenta que algunas marcas tienen incluso tres niveles. El salón estará abierto al público hasta el próximo domingo 27 de septiembre.

Aunque pareciera que ya está todo dicho, como dato curioso les cuento que el Salón de Fráncfort, a diferencia del de París y el de Ginebra, brinda espacios para las marcas que deciden hacer test drive en carretera abierta o dentro del recinto en lugares específicos. Es la oportunidad perfecta para conducir el carro soñado. Asistir a un salón del automóvil es una experiencia que vale la pena vivir al menos una vez en la vida. Es sentir que el mundo está reunido en unos pocos metros cuadrados, que los genios trabajan en la soledad y se expresan en público y que el futuro está cada vez más cerca.

* Invitación de Jaguar - Land Rover.

Por Marcela Díaz, Fráncfort

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