El Magazín Cultural

Entre las excusas de Vicky Dávila y el afán de los clics en el periodismo

Este sábado Vicky Dávila reconoció que se salió de casillas y reaccionó de forma equivocada en la entrevista que le intentó hacer a Hassan Nassar, consejero para las comunicaciones de Presidencia. El episodio ha servido para hacer reflexiones y cuestionamientos en torno al presente y futuro del periodismo.

* Redacción Cultura
15 de febrero de 2020 - 07:57 p. m.
"Quiero excusarme, incluso con Hassan Nassar, por haberme salido de casillas esta semana, en medio de una entrevista", dijo la periodista en un texto publicado en Semana.  / David Schwarz
"Quiero excusarme, incluso con Hassan Nassar, por haberme salido de casillas esta semana, en medio de una entrevista", dijo la periodista en un texto publicado en Semana. / David Schwarz

La pelea del 11 de febrero entre la periodista Vicky Dávila y Hassan Nassar, consejero para las comunicaciones de Presidencia, hizo reflexionar al gremio periodístico del país. La discusión se produjo en una entrevista a raíz del uso de uno de los aviones a disposición del primer mandatario por parte de unos particulares para asistir a la fiesta de cumpleaños de una de las hijas del presidente Duque en Panaca.

En su columna en la revista Semana que se publicó este sábado, Dávila ofreció excuas a sus oyentes y al propio Nassar. “Quiero excusarme, incluso con Hassan Nassar, por haberme salido de casillas esta semana, en medio de una entrevista. Nunca debí perder el control, pero me dolieron mis hijos y mi esposo, me dolió el honor que he cuidado durante 46 años de mi vida”, escribió en un texto titulado Me equivoqué.

Sin embargo, en sus excusas públicas, la periodista cuestionó a algunos colegas que se han referido al tema. Uno de ellos fue Juan Gossaín, quien en una entrevista a la emisora radial La FM dijo: “Ambos cometieron errores. Una persona que es periodista y está haciendo entrevista, no tiene derecho a salirse de casillas. El entrevistador verá si él se sale de casillas. Ser entrevistador conlleva, entre otras características, tener humildad para aguantar cualquier despropósito que le haga el entrevistado (…) Me duele el corazón en lo más profundo. Me sentí avergonzado de este oficio. ¿A esto hemos llegado?".

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Frente a las declaraciones del periodista, Dávila escribió: “¿Lo que hice fue tan catastrófico como para que el maestro Juan Gossaín, a quien admiro y quiero, sienta vergüenza de ser periodista? Él durante décadas ha visto lo peor de muchos colegas. Estoy segura de que en sus recuerdos tiene casos ejemplarizantes que de verdad nos sonrojan”.

Otra de las personas del medio que Dávila menciona en su columna es Camila Zuluaga, quien en su cuenta de Twitter afirmó que el episodio entre Dávila y Nassar produjo una herida muy grande al periodismo.

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Las reflexiones sobre el tema

La entrevista que pretendía aclarar lo sucedido con el uso de un avión a disposición del presidente para transportar a particulares quedó diluida en una pelea personal. “Cuando los periodistas somos la noticia, algo anda mal”, escribió Ómar Rincón, crítico de medios, en un texto publicado en 070. 

Sobre la discusión agregó que Dávila y Nassar son “dos figuras del periodismo de clics y likes, dos formas del éxito en Twitter y en redes digitales. No importa tanto que de un lado esté la estrategia presidencial de atacar antes que contestar, acusar antes que responder, y que Duque no diga ni haga nada. Tampoco que del otro esté la estrategia de Vicky de ganar clics como sinónimo de éxito. Los dos son fenómenos de estos tiempos donde todo lo damos por un like”.

En su espacio de opinión en El Espectador, la periodista Claudia Morales señaló: La pelea esta semana entre Vicky Dávila y Hassan Nassar no “mató el periodismo”. Ese fatalismo es destructivo: les da razones equivocadas a los regímenes autoritarios que sí quieren matar la libertad de expresión, anula a los buenos periodistas que trabajan en medios grandes y pequeños, y desestimula a las nuevas generaciones de reporteros. Al periodismo hay que salvarlo del poder nocivo, de la mediocridad, de los clics y de la corrupción.

Morales plantea unas preguntas: "¿Debo justificar un comportamiento deplorable? ¿Usamos raseros hipócritas dependiendo de si el atacante o atacado es afín a nuestros gustos personales o políticos? ¿Qué pretende un medio como Semana (y antes W Radio) con el nuevo formato de entrevistas? ¿Qué exige un gobierno de quien desde las comunicaciones lo representa? ¿Qué tanto celebran los dueños de los medios y el Gobierno el comportamiento de los periodistas mencionados? Y, por último, ¿qué tanto valor les estamos dando a las palabras bien construidas, a los argumentos y a la decencia?"

Por su parte, la periodista Patricia Janiot, también se refirió al tema en un texto que publicó en su página web: “La labor del periodista constantemente está expuesta ante nuestra audiencia -a la que nos debemos- lo cual nos compromete a ser profesionales y desempeñarnos con altura y responsabilidad. Cualquier ser humano, incluyendo algunos de los detestables interlocutores de nuestras entrevistas, merece respeto y ese es un valor básico que debe prevalecer en cualquier interacción de nuestra vida diaria, y en este asunto tan elemental, estimada Vicky, has perdido la brújula y has contribuido al desprestigio con que se acosa a tantos periodistas”.

Esta pérdida de confianza en los medios de comunicación fue reflejada en un estudio realizado por el Programa de Alianza para la Reconciliación (PAR) en 2019 en el que se concluyó que solo el 17,7% de los colombianos creen en la información divulgada por la prensa.

En el encuentro donde esas cifras fueron reveladas, Mauricio Rodríguez, profesor de liderazgo de la Universidad Externado de Colombia y director de Líderes RCN, formuló algunas recomendaciones para mejorar la confianza de los ciudadanos en los medios de comunicación. Precisamente, una de ellas fue "estimular el diálogo con altura y bajarle el volumen a aquellos que no construyen puentes".

 

Por * Redacción Cultura

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