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Entre la miseria y la opulencia

Miguel Ángel Rojas presenta la muestra ‘Negocios grandes y pequeños’, en la que reflexiona sobre las desigualdades económicas en Colombia.

El Espectador
03 de febrero de 2013 - 09:48 p. m.
Miguel Ángel Rojas al frente de su obra ‘Economías intervenidas’.  / Gustavo Torrijos
Miguel Ángel Rojas al frente de su obra ‘Economías intervenidas’. / Gustavo Torrijos

El trabajo laborioso de muchos y el trabajo fácil de pocos han creado baches de disparidad en la realidad económica y social de Colombia. Son estas diferencias las que han alentado la obra conceptual de Miguel Ángel Rojas, quien presenta en estos días la exposición Negocios grandes y pequeños.

A través del arte, Rojas toca temas como la economía de las drogas, los nuevos valores que ha generado, los opuestos que conviven en lo cotidiano, como la miseria y la opulencia, y evoca un conflicto que ha generado muchos ricos y muchos más pobres.
La base de esta muestra, como una metáfora del narcotráfico, se remonta a una obra, Broadway, que realizó en 1996 y constaba de un camino de hormigas que cargan unas hojitas de coca. La hormiga, como ser insignificante, llevaba estas cargas ilícitas al primer mundo porque las diferencias no sólo existen dentro del país, sino en el hemisferio. Desde entonces ha pensado en este tema, con todas sus aristas, a través de instalaciones, piezas escultóricas, dibujos de gran formato, fotografía, video, entre otros medios, utilizando elementos cargados de significado como la hoja de coca, la laminilla de oro, el pasto nativo y el polvo de mambe.

En una de las salas se encuentran enmarcados unos papeles naturales hechos con hojas de coca prensada que reunió bajo el nombre de Sueños raspachines. En cada uno de los papeles, de gran formato, escribió en español valores que son fundamentales para que el campesino y el indígena tengan condiciones de vida aceptables, es decir, necesidades básicas como el alimento, la educación, la salud, la vivienda, la paz, entre otros. Para esta obra contactó a un cacique nasa para que tradujera esos términos y fue advertido por este profesor de filología de la Universidad Pedagógica de que las palabras no tenían una traducción literal, sino que son la explicación de un concepto. Así, Vivienda significa “sin frío permanentemente”. Tierra traduce en nasa “protectora de nosotros”. Alimento significa “lo que satisface el corazón”. Educación es igual a “formación e identidad”, y paz es “todos en armonía continuamente”, lo que implica un concepto de tiempo.

Aquí Rojas señala a los raspachines, que en la cadena de producción y consumo de droga son los menos remunerados y, por lo tanto, pone los sueños como sus necesidades básicas.

En la sala de recepción, una instalación a manera de un aviso dice More or Less (“Más o menos”), cada una de sus letras enchapada con laminilla de oro que, según Rojas, expresa el deseo de superarse. “El deseo es cálido, pero la ambición desbordada no. El impulso humano de querer más es natural, pero cuando aporrea al vecino no es sano”, explica sobre esta obra inspirada en ese anhelo de captar dinero fácil tan asentado en la economía del narcotráfico.

Un mapa gigante se expande por una pared completa. Es una foto satelital del río Amazonas, en la que todos los cuerpos de agua están reemplazados por laminilla de oro real. “La nueva ley forestal del Brasil permite que un individuo tale 400 hectáreas, lo que es una atrocidad. Porque si bien la mayor parte de la Amazonia queda en Brasil, el territorio es de todos. Es un atropello contra la vida”, sentencia Rojas.

Esta exposición es un eslabón más en esa reflexión sobre la guerra y sus injusticias, sobre el flagelo del narcotráfico y su doble moral. Es una muestra que busca dignificar a los menos favorecidos en nuestra realidad nacional.

Por El Espectador

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