El Magazín Cultural

Fue una oleada mediterránea con brisa caribeña

Hoy es el último día del Cartagena Festival Internacional de Música. Queda atrás la novena edición, que desde ya empieza a impulsar la celebración de la primera década de existencia del evento.

Antonio Miscenà *
14 de enero de 2015 - 02:29 a. m.
La Orquesta de Cámara Mahler, bajo la dirección de Teodor Currentzis, durante su presentación en la plaza San Pedro. / Wilfredo Amaya
La Orquesta de Cámara Mahler, bajo la dirección de Teodor Currentzis, durante su presentación en la plaza San Pedro. / Wilfredo Amaya

La característica principal del Cartagena Festival Internacional de Música es que ha hecho un programa original y a la vez específico. Para entender cómo sonó el Mediterráneo en el Caribe tendría que decir que el resultado es positivo. La gente entendió la complejidad y la riqueza de los sonidos de estos lugares puntuales. El interés y la curiosidad fueron creciendo, pero tal vez lo que más llegó a sorprenderme fue la entrega de los músicos convocados. Todos los artistas asumieron su rol con alegría y esa articulación del programa los motivó en una búsqueda real.

El balance para nosotros como fundación es muy positivo. Tal vez al inicio no se entendía muy bien cuál era el tema del Mediterráneo. Sin embargo, con el transcurso de las obras la temática se fue aclarando porque aparecieron ofertas culturales desde distintas aristas. Un evento internacional tiene que ser articulado porque eso le entrega al público la posibilidad de confrontar los escenarios reales.

El 90% de lo que escuché durante el certamen lo tenía muy claro en la cabeza porque se trata de artistas y repertorios sobre los que tenía conocimiento. Esa pequeña porción restante podría modificarla. Por ejemplo, incluí al Cuarteto Balanesco interpretando obras de Béla Bartók (1881-1945), a quien no podía dejar por fuera por su relevancia, y piezas de George Enescu (1881 – 1955), y me parece que el repertorio fue un poco denso para el público. Lo que pasa es que ellos también hacen parte de la historia musical del Mediterráneo y este Festival debe estimular la curiosidad de la gente acostumbrándola a obras más complejas.

Un evento en general tiene cuatro o cinco capas. Es como una pirámide. El corazón es, por supuesto, el programa musical, con la selección del tema y su articulación. Luego está la locación porque Cartagena es fundamental para el certamen; después vienen componentes como el taller de luthería, las clases magistrales, el proyecto orquestal y las conversaciones musicales que amplían el panorama. Nuestra tarea es hacer un evento de gran calidad donde todas las capas se articulen para enfocar el tema.

Dentro de poco el Festival emitirá la última nota de 2015 y nos faltó darle un lugar más importante al sonido árabe diferenciándolo del componente turco. Era muy complejo y debía establecer otro recorrido. También me hubiera gustado incluir algo de música culta de la escuela napolitana de 1700, porque ese período marcó todo un sendero rico en propuestas, y además extraño la presencia de invitados del norte de África.

La Orquesta de Cámara Mahler, fundada por Claudio Abbado, es una de las mejores del mundo y en Cartagena demostró su responsabilidad, porque estudió cada partitura a profundidad para enriquecer el panorama sonoro del Mediterráneo. Sus músicos tuvieron que abordar obras desde 1700 hasta la actualidad, y eso no es nada fácil.

Como director del Festival llegué con el “Estilo italiano” (2013), luego vinculé “Las fábulas” (2014) y ahora asumí el “Mare Nostrum” (2015). Este camino me ha permitido prepararme para el próximo año, cuando el evento cumplirá una década de funcionamiento. Para esa celebración quiero proponer el tema de la transferencia, el recorrido musical desde Europa hasta América del Sur. La idea es que este itinerario tenga más tintes suramericanos, incluyendo piezas modernas, obras sacras especiales, y la idea es que tengamos algunos de los invitados, músicos y patrocinadores más importantes que ha tenido el Festival en sus diez años.

En este momento sólo puedo agradecerles a los músicos y al público y decir que el evento fue una rica oleada mediterránea con brisa del Caribe. ¿Puede haber una mejor fusión? Tal vez la respuesta sea negativa.

 

 

* Director Cartagena Festival Internacional de Música.

Por Antonio Miscenà *

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