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La Fundación Gilberto Alzate Avendaño revitaliza su colección

En las arcas de la institución permanecen algunas de las obras de arte más destacadas y dicientes del arte contemporáneo colombiano, las cuales, son compartidas con el público constantemente.

David Otero Nieto
24 de mayo de 2014 - 03:45 p. m.
/David Otero Nieto
/David Otero Nieto

La colección de arte de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño se constituye como uno de los catálogos más completos en el campo pictórico colombiano. Pasando por piezas modernas, contemporáneas y distintas plataformas audiovisuales, se convierte en una ecléctica demostración de la propuesta artística del país.

En esta ocasión el ente se encuentra una vez más frente a la responsabilidad que conlleva agrupar tales elementos, la de mantenerlos vivos y recobrar -una y otra vez- el valor cultural que puede asignarle el entorno en el cual se exponen como momento particular de la expresión de un creador de las artes.

Katia González, funcionaria de la fundación y encargada de los procesos asociados a su repertorio artístico, reconoce que la idea de crear una colección comenzó a gestarse desde la época en la que el pintor y activista cultural Germán Ferrer Barrera toma la dirección artística de la entidad (cargo en el que se posesionó en 1981) y comienza a dotar la colección a partir de donaciones de importantes creadores.

“Hay muchas personas que invierten en arte colombiano, y si esto se hace con buen criterio y asesoría, seguro será un instrumento de multiplicación de riqueza. Sin embargo, yo prefiero ver a los coleccionistas no como inversionistas, sino como dinamizadores. Me gusta la idea del coleccionista como cómplice de los artistas, como intelectual que los ayuda en su proceso de abrir nuevos caminos, como vigilante y conservador del patrimonio cultural de los pueblos”, expresó el crítico de arte Halim Badawi a El Espectador.

Badawi, también citado en el texto de curaduría que acompaña la actual exhibición, le atribuye la primacía en el coleccionismo nacional al político, pintor y caricaturista Alberto Urdaneta (1845-1887), importante propulsor de la profesionalización artística. Urdaneta fue también fundador del Papel Periódico Ilustrado en 1881, cien años antes de la posesión de Ferrer, y de la Escuela de Artes de Bogotá, según escribe Ricardo Rivadeneira Velásquez, magister en historia de la Universidad Nacional se trató de la “primera publicación seriada que incluyó imágenes xilográficas para acompañar textos que reseñaban los principales hechos de la vida nacional”.

Los múltiples procesos que han permitido que Colombia se posicione poco a poco como un mercado profesional para la formación artística han permitido, de acuerdo a Beatriz López, directora de la galería La Central, que “propuestas artísticas que antes no tenían cabida sean tomadas en cuenta por las colecciones locales, cada vez hay una mayor responsabilidad de los coleccionistas de apoyar la escena joven local”.

Precisamente ese universo que está en constante expansión, transcurre veloz, así como las obras que tratan registrar las tendencias históricas y culturales que representan a cada episodio del país. La Fundación Gilberto Alzate se propone continuar el camino de Germán Ferrer, esta vez dinamizando las propuestas mediante los diversos concursos, uno de cuyos premios es la adquisición de las obras ganadoras, fortaleciendo un grupo de obras que, desde un comienzo se ha distinguido por su multiplicidad en formatos y corrientes.

“El eclecticismo se percibe porque se muestra al público cuáles han sido las últimas adquisiciones de la fundación. Hay diferentes corrientes de arte contemporáneo, para también dar a entender que, a través de la línea de convocatoria, quiere fortalecer los lenguajes contemporáneos y esto es lo que está enriqueciendo la fundación, porque son concursos que pasan por un jurado y por una exposición desde la cual se eligen las ganadoras”, enunció Katia González en diálogo con El Espectador.

La exhibición, que estará abierta hasta el próximo 25 de mayo, cuenta con obras de artistas reconocidos y galardonados, como en el caso de los escultores John Castles y Carlos Rojas; en compañía de nuevos talentos que tejen en la actualidad su carrera para la construcción de piezas trascendentales, como en el caso de Pablo Adarme o Franklin Aguirre.

Como señala Halim Badawi, la base de todo proceso artístico es la construcción de obras trascendentales e individuales asentadas o desarraigados de su tiempo, de acuerdo a la sociedad que las reciba. “Aunque suene a tópico, los artistas conformistas no tienen lugar en la historia, el arte es una revolución permanente”.


koastska@hotmail.com
@lacostamalvada
 

Por David Otero Nieto

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