El Magazín Cultural

Germán Borda, un compositor de la vida y la música

El colombiano Germán Borda, compositor, escritor, critico, profesor y comentarista musical, ha logrado que sus composiciones musicales y literarias trasciendan para poder ser escuchadas y leídas en otras partes del mundo. En Europa se estrenó el 23 de abril parte de su obra para orquesta y trombón por un director sueco, el maestro Gustafsson, y su orquesta en Suecia.

Luisa Rendón Muñoz / @luisarendonm
11 de mayo de 2017 - 10:30 p. m.
El colombiano Germán Borda es  compositor, escritor, critico, profesor y comentarista musical. / El Espectador
El colombiano Germán Borda es compositor, escritor, critico, profesor y comentarista musical. / El Espectador
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

La mente y el corazón a veces parecen coger caminos diferentes, pero cuando la vida muestra una esperanza en el interior que diga que se puede llegar con los dos instrumentos en la mano y cumplir la meta, no hay nada en el mundo que interfiera en la realización de ese sueño. Músicos y poetas, escritores y pintores, todos van en la dirección de encontrar algo, por lo menos de escudriñar lo que nadie les haya dicho, buscando que nada se les quede por fuera de sus idealizaciones y que esto, en algún momento, pueda llegar a comunicar algo a los demás.

Hay escritores que sueñan que en sus letras haya una armonía que no sólo la sienta él, y hay compositores que buscan que sus letras puedan ser un puente para comunicar en sonidos lo que las letras no logran hacer universalmente.  El Colombiano German Borda, compositor, escritor, critico, profesor y comentarista musical, ha logrado que su composición trascienda a tal punto de que se logre escuchar en otras partes del mundo. Un ejemplo de esto es mencionar que en Europa se estrenó el 23 de abril parte de su obra para orquesta y trombón por un director sueco, el maestro Gustafsson, y su orquesta en Suecia.

“En  medio  del estrés de un ensayo se me apareció un gigante búlgaro, a  quien yo  veía  tocando trombón, muy parco - jamás habíamos hablado- y dijo<<Maestro escriba un concierto para mí>> pasaron dos años y un día me senté y escribí el concierto, la sorpresa del maestro Slavov y su entusiasmo cuando recibió la partitura fue enorme, (creo había olvidado su solicitud) meses de diálogo y al fin lo presentó un jurado de la Filarmónica de Bogotá, en el que no fue aceptado. En el jurado estaban e el maestro Belli y Carlos Villa (luego ambos se han disculpado ampliamente) así que recurrimos a la orquesta de estudio. ( https://www.youtube.com/watch?v=243ZhsCRR4I&feature=youtu.be) Casi no se lleva a acabo pues hubo disturbios en la Nacional, y convencido de que había un raro sino en la obra casi no la presentamos. Mi sorpresa fue enorme cuando el maestro Gustafsson me envió un correo preguntando si le da vía libre para incluirlo en el repertorio y estrenarlo en Suecia. Será el día 23 de abril, me dijo.  Una entrevista posterior con la actual directora administrativa  de la OFB, Meluk, me confirmó el viejo adagio: nadie es profeta en su tierra”.

La decisión de componer no fue por descarte. En Viena, donde empezó a desarrollar sus estudios de piano, descubrió que para estar al nivel que él quería tenía que haber comenzado hacía muchísimo tiempo.  También tenía anhelos de ser director, pero su timidez era un obstáculo, porque se le hacía muy difícil dirigir a muchas personas. Al final, se sobrepuso a todas las dificultades y a sus miedos. Terminó lo que había escogido, ser compositor, algo que, además, alternó con la literatura.

Como compositor ha escrito para solistas, violín, cello, flauta, oboe, clarinete, percusiones, fagot. Actualmente se encuentra escribiendo para cuatro trombones, lo que, dentro de la esfera de la composición, lo hace ir más allá en su campo. Afirma que va un paso adelante en el desarrollo armónico. Consecuente con su recorrido en la historia, cree que su obra es un extraordinario complemento, entre el clasicismo y la época actual.

Aunque reconoce que ahora hay personas que hacen música con sintetizadores y que además crean una atmosfera en lo moderno, no demerita lo que se puede crear, porque cada una de estas manifestaciones del arte van de acuerdo con la época.

Los años no han sido un obstáculo para querer seguir componiendo, porque a sus ochenta, cree tener una juventud que no se ve en el cuerpo, sino en las ganas de serlo, manifestándolo así: “Los Incas decían al levantarse: No estaré enfermo hoy, y no se enfermaban. Yo digo siempre, soy un joven con muchos años y voy a permanecer así”.

Germán Borda ha obtenido una serie de premios y distinciones a lo largo de su carrera, entre los cuales se destacan el premio "Pegaso de Plata", de la sociedad Arte de la Música en 1979 (Espacios, obra para cuerdas), y mención de honor en el concurso de Colcultura por sus seis microestructuras para piano en 1979.

La catarsis con la literatura fue distinta a la de la composición. La diferencia la hace al decir que, en la escritura de una obra, puede mostrarse de inmediato, en comparación con su composición musical, que viene a existir cuando alguien más la toca. En el 2001 publicó su primera novela, “Visiones de Peralonso, niño descubridor de América”,a la que siguen numerosas obras literarias de varios géneros como cuentos, poesía y ensayos, como también obras de teatro. Próximamente, lanzará su libro “La maraña de la Manigua”, una novela sobre la conquista y la selva colombiana, donde vivió varios años.

“La naturaleza -escribe allí- se confabulaba en un concierto de luces, reflejos, iridiscencias impregnadas de un mar suave, mórbido, tranquilo. Aves aún no diseñadas en la mente del hombre sombreaban la meseta de arena raptada al océano y en coito perenne con la playa. Su graznido era una invitación a paraísos inusitados, desconocidos y soñados, con ropaje de sortilegios y colores en nigromancia poética. El viento cincelaba las palmeras, las mecía, a manera de cuerdas gigantes, liras de un cosmos tropical fascinante, embriagador, obnuvilante. La música se mezclaba con el contrapunteo de la selva, que como una concha acústica respondía.”

Podría decirse para finalizar que hay personas que sobresalen, y no propiamente sólo  creer que todo está hecho, sino porque en su necesidad de búsqueda, de encuentro con el mundo y lo que lo rodea, hacen crear y creer que la vida es un instante que se reduce a la nada, pero nada de esto es posible si no detenemos el tiempo para asombrarnos.

 

Por Luisa Rendón Muñoz / @luisarendonm

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