Gigliola Cinquetti, una balada inmortal

Gigliola Cinquetti nació el 20 de diciembre de 1947 en Verona, Italia. / Cortesía

Tenía 11 años cuando se enfrentó a su gran prueba. Sus padres le inculcaron el gusto por la música. Estaba acostumbrada a cantar para amigos y familiares, pero no ante todo un público y menos en un teatro. Su padre organizó todo y Gigliola Cinquetti le demostró su coraje y talento pese al miedo que sentía.

Así empezó una larga trayectoria que sigue más vigente que nunca. De Ravazzin, su profesor, aprendió que era diferente a las demás y por lo tanto debía hacer cosas diferentes. Se destacó en la música con su autenticidad y voz que enamoró primero a los italianos y luego al mundo. También brilló en la actuación y en televisión. Tras bambalinas, en su camerino, a Cinquetti le gusta maquillarse y sentirse tranquila antes de salir al escenario. Es vanidosa. Ha cantado en nueve idiomas diferentes. Habla un español pausado.

Gigliola Cinquetti nació en Verona, Italia, el 20 de diciembre de 1947. Su padre era Luigi y su madre Sara, a quien dedica varios capítulos de su libro In viaggio con lei, en el que en forma de biografía cuenta anécdotas, recuerdos, hechos inéditas de su infancia, adolescencia y fragmentos de su vida. El 13 de abril de 1979 se casó con el periodista italiano Luciano Teodori. Tuvieron dos hijos: Giovanni y Constantino Teodori.

Aún conserva su belleza y su melodiosa voz, que han hecho que miles de fanáticos la sigan alrededor del mundo. Es una de las artistas italianas más reconocidas a nivel internacional por ser la diva de las baladas, esa música romántica que a mediados de los años 60 y 70 lograba con sus acordes enlazar corazones.

Con dieciséis años ganó el Festival de la Canción de San Remo y desde ahí no ha parado de cosechar triunfos. Participó también en el Festival de la Canción de Eurovisión, concurso televisivo, y fue tal su éxito que sus canciones fueron traducidas al español. El mundo entero, en especial Europa y América Latina, la inmortalizaron y la recuerdan como la artista de voz dulce, ojos claros y grandes, sonrisa deslumbrante y aspecto angelical que pese a los años permanece. Sigue siendo una mujer hermosa, delgada, alta y con un inigualable talento musical. Con motivo de su nuevo álbum, 20.12, Gigliola Cinquetti vuelve a Colombia en dos conciertos sinfónicos. Esta noche en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán en Bogotá y el próximo 9 de septiembre en el Teatro de la Universidad de Medellín, para deleitar al público colombiano que la ha seguido a lo largo de su carrera. Estará junto a la Orquesta Sinfónica de Bogotá, con la batuta de Valter Sivilotti, reconocido pianista, director y compositor italiano, presentando lo mejor de su repertorio.

A los 68 años, la Diva de San Remo es la muestra del esfuerzo y la constante búsqueda de la excelencia, pues estos han sido los factores que la han hecho trascender. “Para mí, cantar es una exigencia natural. Cantar es mi naturaleza y me gusta obtener la excelencia, la atención y me encanta el tipo de comunicación que da la música”, menciona Gigliola Cinquetti.

No venía a Colombia desde su concierto en 2013. “La visita a Colombia fue fantástica. El teatro y el público también, por eso quise venir otra vez, porque fue una buena experiencia”, dice con ligeros destellos de emoción reflejados en sus ojos.

20.12, su más reciente trabajo discográfico, es una remembranza a su fecha de nacimiento. El sonido es moderno, fuerte, fresco y contemporáneo. El trabajo contó con la producción artística de Loris Ceroni, la producción ejecutiva de Duemme de Michele Muscimarro, el estudio de grabación de Le Dune y composición y arreglos a cargo de Pascal Basile. “Las palabras de las canciones son escritas especialmente para mí, el autor de casi todas es Pascal Basile y hemos trabajo mucho juntos para obtener credibilidad. Siento que me pertenecen, que son mi vida”, agrega.

Para sus conciertos en Colombia se realizó una campaña en redes sociales para sus seguidores de toda la vida, que la han acompañado a través de los años, pero también pensando en la posibilidad de que las nuevas generaciones conocieran del arte de Cinquetti e incluso se motivaran a ir a los dos conciertos en el país.

Cinquetti ve a sus seguidores como un milagro. Lo que más valora la cantante es que sigan teniendo la misma conexión a pesar de los años. “Es sorprendente que me sigan, y después de tantos años, tener ese contacto es como compartir una vida entera con un público, es como un pequeño milagro”, dice con su suave voz, que acompaña con una sonrisa.

Espera deleitar a las personas que la recuerdan por su actuación en Dio, come ti amo (“Dios, cómo te amo”, en español), o por sus canciones Lluvia, Pepito en Pensilvania, Fatalidad, Cuando me enamoro, entre otras, de un repertorio que se mueve entre lo más clásico y lo nuevo de su trabajo. A poco de convertirse en septuagenaria, Gigliola Cinquetti demuestra que no tiene edad para enamorar con su talento, personalidad, sensibilidad musical y su angelical voz.