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Goya: retratos que cobran vida

Este 29 y 30 de octubre se proyectará en las salas de Cine Colombia el documental “Goya: un espectáculo de carne y hueso”.

Karen Viviana Rodríguez Rojas
29 de octubre de 2016 - 03:57 a. m.
Doña Teresa Sureda (Goya, 1804 / National Gallery of Washington).  / Cortesía
Doña Teresa Sureda (Goya, 1804 / National Gallery of Washington). / Cortesía

Cuando se habla de Francisco de Goya y Lucientes, se habla de los retratos del alma. El pintor y grabador español, que nació en una familia de clase media de Zaragoza, desde niño estuvo en contacto con las artes gracias a su padre, quien fue un prestigioso artesano, todo un maestro dorador.

A los diez años, cuando comenzaba sus estudios primarios, se vio obligado a trabajar para ayudar a su familia a salir de la crisis económica en la que se encontraban, lo que lo llevó a iniciar sus estudios artísticos tres años después en la Academia de Dibujo de Zaragoza, edad algo tardía para lo que era habitual. Aunque de esos años no se conservan trabajos de Goya, en algunos de sus cuadros en los que se observa el tema religioso se destaca la influencia de su primer maestro, el pintor barroco José Luzán.

Motivado por la necesidad de encontrarse a través de su trabajo viajó a Italia, donde tuvo un contacto incipiente con el Neoclasismo. Cuando llegó a Madrid, donde conoció a Francisco Bayeu, realizó 63 cartones en la Real Fábrica de Tapices, que en su mayoría eran escenas en las que a través de colores claros y vivos retrataba la vida diaria. Esto lo convirtió en un observador brillante de los detalles de la naturaleza.

Sin embargo, su mirada se centró en los rostros, en plasmar la esencia. En cada pincelada, que combinaba la libertad con la simplicidad, representó la realidad, el reflejo de lo humano. Si bien, en su obra se reconoce la fuerte influencia de Rembrandt y Velázquez, Goya revolucionó la técnica del retrato.

A diferencia de sus contemporáneos, quienes retocaban las imperfecciones, él descubrió la forma de hacer que las pinturas hablaran de la persona, de su carácter, alejándose de las marcas físicas que otros ocultaban. El manejo del color y su encuadre de la luz convirtió sus retratos en piezas únicas.

“En el caso de Goya hay dos caminos paralelos, uno público y otro privado. Podemos decir que él se conviertió en el primer observador independiente de la sociedad, y dio una mirada, además, crítica. Y eso implica mostrar el lado oscuro del ser humano”, comenta José Manuel Mantilla, jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Museo del Prado, de Madrid- custodio de la mayor colección en el mundo de cuadros de Goya-.

Por haber sido una persona de clase media, se destaca el hecho de haber llegado a ser el pintor de la corte española durante el reinato de Carlos IV. Pero así como retrató a la nobleza española, también hizo fuertes críticas a la fiesta taurina, y realizó casi un reportaje moderno de la Guerra de la Independencia, en la obra Los desastres de la guerra (1810 - 1815), donde representó en sus grabados las masacres y la pobreza en la que cayó España.

Para esta época todas sus pinturas fueron más creativas y originales, el haber sufrido una enfermedad que lo llevó a quedarse sordo lo hizo más sensible a su entorno. Nunca idealizó los cuerpos o los rostros, siempre se tomaba el tiempo de verlos, conocerlos física y acercarse a sus emociones. Lo que le permitió en algunas ocasiones caricaturizar a la Corte española, a pesar de saber que le ocasionaría algunas molestias entre sus compradores o seguidores.

Así como sus retratos lo convirtieron en el artista más famoso entre los siglos XVIII y XIX, sus grabados le permitieron señalar la miseria de la sociedad, marcando de este modo el comienzo de la pintura moderna.

El legado de Goya no solo lo constituye su obra, también sus palabras. Alguna vez dijo en la Academia que “No hay reglas en la pintura”, señalándoles a sus predecesores la necesidad de observar la naturaleza como fuente de sus trabajos, no copiando retratos de otros.

El documental Goya: un espectáculo de carne y hueso, dirigido por el inglés David Bickerstaffque, y que es proyectado en las salas de Cine Colombia, le permite al espectador acercarse a su obra a través de un recorrido por aproximadamente 150 pinturas que fueron expuestas a finales del año pasado en la National Gallery de Londres.

Por Karen Viviana Rodríguez Rojas

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