El Magazín Cultural

Jean-Yves Thibaudet, el pianista de los calcetines rojos

Una de las figuras de la escena clásica más importantes del momento está en Colombia para participar en el Cartagena XI Festival Internacional de Música.

Juan Miguel Hernández Bonilla
10 de enero de 2017 - 08:00 p. m.
 / Cortesía
/ Cortesía

Durante ocho años, Jean-Yves Thibaudet usó calcetines rojos para todos sus conciertos. Blazer negro, camisa negra, pantalón negro, cinturón negro, zapatos negros y calcetines rojos. La primera vez fue en 1991, para un concierto en un remoto pueblo de Estados Unidos; al parecer no había medias negras limpias en la habitación de su hotel y decidió ponerse un par de calcetines rojos. El hecho causó tanto regocijo entre el público, tanta comodidad en el intérprete y tanta gracia en la crítica, que se repitió indefinidamente en todas sus presentaciones hasta el 31 de diciembre de 1999. (Vea también: Conciertos gratuitos del Cartagena XI Festival Internacional de Música)

Los calcetines rojos viajaron a Tokio, a Buenos Aires, a Berlín, a San Petersburgo, a Londres y a Nueva York; acompañaron la interpretación de los conciertos de Ravel, Liszt y Debussy, y compartieron escenario con Renee Fleming, Yuri Bashment y Cecilia Bartoli. La única vez que Thibaudet se los quitó fue en el teatro Metropolitan de Nueva York, durante la puesta en escena de Fedora, ópera prima de Giordano. En esa ocasión, representó a un pianista de mediados del siglo XIX y actuó al lado de Mirella Freni y Plácido Domingo. (Lea también: Prográmese con el Cartagena XI Festival Internacional de Música)

Sin embargo, a pesar de que las medias rojas desentonaban con el atuendo de la época y de que el director de la obra había hecho explícito su deseo de no ver ningún destello rojizo en el escenario, Thibaudet le pidió a una amiga que le cosiera un hilito carmesí en el borde de los calcetines. La cábala sobrevivió hasta el último día del milenio y se convirtió en el símbolo de uno de los mejores intérpretes de música clásica que ha dado el Conservatorio de Lyon, Francia, en su historia.

A los siete años, Thibaudet hizo su primera actuación en público; a los doce ganó la medalla de oro de la escuela en París y a los 18 obtuvo el primer puesto en las audiciones de artistas jóvenes de Nueva York. Su maestro fue el gran pianista italiano Aldo Ciccolini y su ídolo musical es Arthur Rubinstein.

El mejor elogio que ha recibido, según lo confesó en una revista especializada de música clásica en Madrid, España, provino de un músico de la Filarmónica de Los Ángeles, quien después de un concierto en el que Thibaudet tocó las variaciones de Paganini interpretadas por el inolvidable compositor ruso, Serguei Rachmaninoff, le dijo: “Yo toqué con Rachmaninoff en el estreno de esta pieza. Escuchándote he podido sentir el alma de Rachmaninoff viva de nuevo”.

Thibaudet es de los pocos músicos contemporáneos que se han dado el lujo de tocar en las mejores orquestas sinfónicas del mundo. Participó en la Orquesta Real del Concertgebouw, en Holanda; en la Orquesta Sinfónica de Chicago, Boston y Los Ángeles, en Estados Unidos; en la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, Alemania y la Orquesta Nacional de Francia. Ha sido nominado a dos premios Grammy por la interpretación de todos los conciertos para piano de Saint-Saens y de Ravel y ha grabado más de 50 álbumes.

Algo del reconocimiento internacional que ha adquirido se debe a que en la última década dedicó parte de su tiempo al cine. Fue el solista de las partituras de las películas Expiación (Atonement) y Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice) y grabó la banda sonora de la película Tan fuerte y tan cerca (Extremely loud & incredibly close), compuesta por Alexandre Desplat.

El pianista de los calcetines rojos es aficionado al jazz y nunca escucha sus propios discos. Grabó un álbum completo de Bill Evans y cree que Duke Ellington es tan importante como Chopin.

Parece que en la armonía de sus manos y en la fuerza de sus dedos se escondiera el espíritu irreverente de Louis Armstrong o de Charlie Parker.

Por Juan Miguel Hernández Bonilla

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar