El Magazín Cultural

La memoria 'random' de Charly García

Después de lanzar el discreto y poco difundido Kill Gil en el 2010 y de  repasar su carrera en ese tríptico orquestal, 60 x 60 (“La vanguardia es así”, “Detrás de las paredes” y “El ángel vigía”), en el 2012; Charly García está de vuelta renovando su repertorio con un disco sólido y redondo de 10 canciones: Random, una memoria aleatoria activada desde las profundidades de su universo musical.  

Andrés Gómez Morales
25 de febrero de 2017 - 04:07 p. m.
El músico argentino Charly García, quien lanzó su nuevo disco, titulado 'Random'.
El músico argentino Charly García, quien lanzó su nuevo disco, titulado 'Random'.

Lejos de estar en un receso creativo en estos últimos años, el músico argentino se ha tomado el tiempo para crear un concepto, que además de abarcar sus periódicos estéticos anteriores como el de La hija de La Lágrima, Say No More, El Aguante, Rock And Roll Yo o Sinfonías para Adolescentes, ahonda en nuevas formas expresivas a partir de la tensión entre lo digital y lo análogo. De allí se desprende lo más concreto de su estilo para integrarse en su lado más vanguardista, como sucede en “La Máquina de Ser Feliz”, la canción que abre el disco con voces y sonidos incidentales, donde se adivina a Chopin  dando paso a una base rítmica que sostiene texturas de teclados y guitarras eléctricas junto a una voz de canción de cuna primigenia y alegórica que flota con forma de pez, nadando en mares de babel…

El concepto del disco, las superficies sonoras concebidas en iPads, son  reinterpretadas con instrumentos por el propio García y se yuxtaponen en capas sonoras acompañadas por las voces de Rosario Ortega, la guitarra de Kiuje Hayashida, la percusión acústica de Fernando Samalea y la batería de Toño Silva.  En “Primavera”, un banjo que oscila entre lo andino y lo country sostiene el groove del bajo y la percusión de batalla, por entre las paredes levantadas con los teclados.  No hay duda que es uno de los temas más innovadores musicalmente hablando. La letra es una  cínica declaración de principios contra los estándares de vida contemporáneos: Ahora que estoy rehabilitado / Saldré de gira y otra vez / Me encerrarán cuando se acabe /Y roben lo que yo gané…/ Porque pronto dejaras de funcionar / Y estarás en este mundo digital…

En el contrapunto de la guitarra y el beat de batería, al principio de “Rivalidad”, parece adivinarse el inicio de “Buscando un símbolo de paz”, aunque luego los teclados envuelven ese motivo en una melodía alegre y líricas laxas, donde Charly parece hablar de un encierro similar al que vivía cuando escribió “Yendo de la cama al living”. Sin embargo, aquí la situación se resuelve en una actitud humorística de autoafirmación, acentuada en el modo como los teclados sostienen la voz en el coro: …nunca van a conseguir, cambiarme, baby. Viva la rivalidad. Al final hay una alusión a la cruz del sur de “No voy en tren”: Yo sé qué se imaginan cuando hablo / De la cruz del sur / No es un lugar del cielo… La canción se sella en la ilusión de un  fade out de teclados.  

La quinta canción, “Otro”, viene enmarcada en una base rítmica definida por el bajo y la batería electrónica, al estilo de las mejores canciones de Clics Modernos y Piano Bar, periodo que marcó un antes y un después en la carrera del músico junto al productor Joe Blaney, que no en vano se encarga de las mezclas en este nuevo trabajo, subrayando la sucesión del ritmo de las máquinas frente los motivos del piano y los teclados, dando cromatismo a la canción. La letra es directa y autorreferencial,  aludiendo cualquier tipo de alegoría: Yo quería ser fascista / Pero no me fue bien / Después psicoanalista / Pero ahí me asusté… /…Querían a otro en mi lugar… El cierre se da en la atmósfera de caos controlado característico del disco Say no more. 

En “Lluvia”, Charly le da la vuelta al disco,  sumergiéndose en un ritmo lento con delicados cambios armónicos y voces reverberadas que cambian el tono en un coro que se convierte en lamento y se extiende hasta una coda dramática. Una pieza digna del creador de La Hija de La Lágrima que reivindica el cine como refugio de las reincidencias amorosas. “Believe”, por su parte, parece una canción  escrita de manera automática, bajo el influjo  de Los Rolling Stones, Los Beatles y The Who. La letra  repite como un mantra: When I need somebody to love / Someone I can believe… El sintetizador pone la canción en una dimensión ambigua entre lo actual y lo atemporal.

Las alusiones cristianas de la alegórica máquina de ser feliz se delatan en “Los Amigos de Dios”, un tema donde letra y música confabulan contra los religiosos que montan su tinglado en los canales de televisión, para vender como una droga la fe religiosa: …Esto con Hitler ya pasó /El milagro de una mala actuación / Y la historia de Jesús / Que se atragantó la cruz / Eligiendo a una puta sin dientes. La batería rodeada de sintetizadores golpea con fuerza, evocando momentos de su disco Influencia

“Spector” es una versión libre de la canción “Be My Baby” del grupo norteamericano The Ronettes,  en la que el productor Phil Spector incorporó su Wall of Sound. Recurso que consiste en crear capas de sonido densas y reverberadas, similares a las que ha utilizado Charly en trabajos como Sinfonías para Adolescentes y Rock and Roll Yo. En este último llamó  al artilugio,  Estéreo Maravillizado.  Aquí, en Random,  la base rítmica del tema es fiel al original de 1964 y la letra cargada de nostalgia: Yo te conté dónde había actuado / El escenario era un bajón / Entonces ella y sus pecados /Volvieron con esta canción.

La última de las 10 canciones “Mundo B” se divide en dos momentos. En principio desprende de una atmósfera de teclados oscuros, una evocación en piano del riff de Jumpin’ Jack Flash de los Rolling Stones, que va creciendo de manera orquestal con arreglos de cuerdas. Luego el motivo decrece al adentrarse en la melodía del tema de Kill Gil, “Transformación”,  donde evoca a los Beatles cantando: I wanna hold your hand / She loves you yeah yeah yeah…, regresando donde comenzó todo.   

Los 35 minutos que dura Random, son más de lo que parecen. Cada canción es un satélite  girando alrededor de la memoria musical  de  Charly García y se escribe sobre otras que ya fueron escritas. Cada canción aparece traduciendo influencias en destellos propios. Rodrigo Fresán dijo alguna vez que en la voz de un curioso personaje llamado Forma que: “La canción supera a la burda excusa que le dio origen y se convierte en otra cosa…las mejores canciones son aquellas que desprendiéndose de la privado crecen sin esfuerzo a historia universal”. Vale también  para las 10 mencionadas aquí, pues  prometen convertirse en la banda sonora de una época donde la música parece no tener memoria.  

 

 

 

Por Andrés Gómez Morales

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