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La salud de los papas ha estado por mucho tiempo rodeada de secretismo, pero el verdadero grado de deterioro físico y mental de un sumo pontífice puede ser de gran trascendencia para la vida de la Iglesia católica, un asunto que el periodista y médico argentino Nelson Castro aborda en su nuevo libro, escrito por sugerencia del papa Francisco. “Le recuerdo que usted tiene que escribir un libro sobre la salud de los papas en el que yo le voy a hablar de mis neurosis”, le dijo Jorge Mario Bergoglio a Castro en un encuentro en Roma, en octubre de 2017. El sumo pontífice ya le había lanzado esta idea en agosto de 2013, cuando en una esquela que le envío al médico y periodista le sugirió escribir un libro sobre la salud de los papas, que debería incluirlo.
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Castro, reconocido por su labor en medios de Argentina, tomó entonces aquellas líneas como una “manera elegante” de parte del papa para hacerle notar que había leído su libro Enfermos de poder (2005), que aborda el tema de los muchos presidentes argentinos que se enfermaron gravemente durante el ejercicio de sus mandatos.
Sorpresas de la investigación
En diálogo con periodistas, Castro señaló que La salud de los papas: medicina, complots y fe desde León XIII hasta Francisco, de reciente publicación en Argentina, contiene “varias sorpresas”, como la constatación de que Pablo VI (1897-1978) y Juan Pablo II (1920-2005) habían pensado renunciar por cuestiones de salud. También destacó “el mal manejo médico que hubo de la salud de Pío XII” (1876-1958), así como “su personalidad fóbica y su actitud casi hipocondríaca”. Con respecto a la muerte de Juan Pablo I (1912-1978), acaecida un mes después de su elección como papa, Castro cree que fue “natural”, pero observó que el Vaticano, “por secretismo y falta de proyección histórica”, cometió dos “errores capitales” (difundir un comunicado con un dato falso y no realizar autopsia ni estudios toxicológicos al cadáver) que “alimentarían la duda por siempre”.
La obra, que demandó dos años y medio de trabajo, se nutre en buena parte de una minuciosa investigación realizada por la periodista argentina Marina Artusa en el Archivo Apostólico del Vaticano. “El tema de la salud de un mandatario, y en este caso un papa lo es, es un asunto público porque termina teniendo una consecuencia política sobre la gestión de esta persona. Y el caso más emblemático de este libro es Juan Pablo II”, dijo el autor.
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La salud de Francisco
Castro cree que Bergoglio le insistió en que hiciera este libro “para dejar un mensaje: mostrarse a él mismo como un ser humano y mostrar que el papa podrá ser infalible en asuntos doctrinarios, pero es un ser humano que puede padecer afecciones físicas”. El libro incluye una entrevista que Castro le realizó a Francisco en febrero de 2019, un diálogo al que el periodista le asigna una “proyección histórica”, por ser la primera vez en que un papa habla abiertamente de su salud, tanto física como psíquica, “lo que constituye un hecho extraordinario”. En la entrevista, Bergoglio dio detalles de la operación a la que fue sometido en 1957, cuando era un seminarista de 21 años, para extirparle el lóbulo superior del pulmón derecho en el que le habían detectado tres quistes, y de una posterior operación de vesícula, cuando ya era superior provincial de los jesuitas. También refirió un problema cardíaco en 2004 y contó que, siendo papa, le diagnosticaron hígado graso, que superó con una dieta especial, que le hizo además bajar de peso. Asimismo, detalló que tiene una estrechez en el espacio intervertebral entre la cuarta y la quinta vértebra lumbar, así como entre esta y el sacro, y que padece de pie plano, por lo que a veces se lo ve caminar “como una gallina clueca”.
Bergoglio reveló que sí consultó a una psiquiatra que le ayudó a manejar los “miedos” durante los difíciles años de la dictadura argentina (1976-1983), un tratamiento que, según el santo padre, le ayudó además a aprender a manejar su ansiedad y a “evitar el apresuramiento a la hora de tomar decisiones”. Francisco contó que aprendió a detectar y manejar sus “neurosis”, en particular “la neurosis ansiosa de querer hacer todo ya y ahora”. Por lo demás, ha asegurado que no le tiene miedo a los médicos, aunque, con humor, admitió que los prefiere a cierta distancia: “Lo mejor es que el médico esté en su casa y yo en la mía. ¡Ja, ja, ja!”.