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Las lacras del ‘power’ mexicano

En una de las bandas alternativas del rock en español existe la democracia. Las decisiones se toman en las‘molojuntas’ y, a veces, la única conclusión es que estos tipos hacen lo que les pegue la gana.

Juan Carlos Piedrahíta B.
10 de noviembre de 2011 - 10:57 p. m.

Molotov le salió adelante a la censura. Lo hizo con la misma contundencia con la que escribe sus canciones, con la agudeza con que maneja el sarcasmo y con la crudeza con que se atreve a hacer una radiografía de México y, de pasada, elabora un mapa de la realidad social en América Latina. En ese entonces, 1997, sus integrantes todavía no tenían la experiencia de publicar un álbum, ni mucho menos conocían los alcances de las fuerzas oscuras cuyo modus operandi se basa en el hecho de silenciar a todo aquel que hable con franqueza o que, simplemente, no comparta su forma de pensar. Sin embargo, contaron con la astucia para contrarrestar la represión con creatividad.

Su primer trabajo discográfico, ¿Dónde jugarán las niñas?, una burla clara a las propuestas sonoras de Maná, fue retirado de los almacenes en protesta tanto por los contenidos musicales como por el concepto gráfico, en el que se veía a una colegiala bajándose de un automóvil con la ropa interior en las rodillas. Cuando el colectivo se enteró de lo que estaba pasando con ese debut que tanto esfuerzo les había representado, tomó la decisión de impulsar las aptitudes de vendedores de sus miembros. Se ubicaron en una vía transitada de la capital mexicana con ejemplares en la mano y sin gritos ni escándalos esperaron a que la gente se les aproximara.

A esa jornada espontánea se sumaron colegas, amigos y vecinos, quienes ayudaron a establecer un récord en la calle, pues agotaron las existencias de esa época, que superaban las cinco mil copias. La intención de no darle salida a las iniciativas de Molotov terminó registrada por los más importantes medios masivos de televisión, que en vista de la multitud tuvieron que recurrir a helicópteros para registrar lo que estaba pasando.

“Nosotros seguimos componiendo nuestras cosas sin pensar en que nos van a censurar. No tratamos de hacer algo más agresivo o más pop por el simple hecho de querer vender más. Nunca hemos quitado palabras para ser aceptados”, dice Tito Fuentes, uno de los fundadores de Molotov, cuyo formato rockero es innovador porque incluye la presencia de dos bajos. Esta conformación instrumental característica es, como aseguran ellos mismos, una equivocación sónica que refleja su necedad. Cuando se conocieron, dos de ellos estaban dedicados a ese instrumento y ninguno quiso ceder, por lo que les tocó pensar en una música que incluyera el diálogo entre los dos bajos. Eso fue en los inicios y, como hace la humedad, lograron colarse en esta escena tan competida.

Dentro de Molotov hay muchas ideas diferentes, pero en lo que todos coinciden es en que quieren hacer lo que se les pegue la gana con su música, sin ser condescendientes con nadie. Sin embargo, las exigencias del público sí han llegado, porque se trata de una banda de mucha exposición; pero ellos tomaron la decisión de seguir avanzando con esa corazonada de decir lo que les late, que les ha funcionado a la perfección. Al público le gusta, pues sigue ahí, y los que están inconformes se hacen a un lado. Pero en uno u otro caso, lo que se ve en la tarima es a cuatro seres humanos auténticos.

“Ahora coincidimos también en que odiamos nuestras voces. Todo ha ido cambiando. Por ejemplo, las versiones van tomando su propio camino, como lo que sucedió con ‘Chinga a tu madre’, que tiene una intro muy especial porque ya llevamos tocando diez años. En la actualidad nos parece muy chido ver a una banda y escucharla en vivo tal y como suena en el disco y por eso nos enfocamos en cantar los temas en vivo de la manera más parecida a como los grabamos”, confirma Fuentes, y asegura también que Molotov no se arrepiente de nada. Las expresiones disonantes las disculpa la edad. Aunque también están ‘La arrabalera’ o ‘El más allá’, que han dejado en el olvido porque son de desamor, corresponden a una época pasada, y ellos ya son señores grandes que no tienen interés en verse como jóvenes.

Siete álbumes conforman la discografía oficial de estos mexicanos. El registro más reciente es Desde Rusia con amor, un trabajo recopilatorio con versiones en concierto de temas correspondientes a sus más de quince años de actividad artística.

“Siempre nos han interesado mucho los contenidos sociales —comenta Tito Fuentes—, pero hacemos canciones que no necesariamente hablen de balas y sangre. Nos gustaría haber nacido en otros sistemas, pero no hay mucho que hacer y ahí nos sentimos miserables. Para nosotros es prioritario lo artístico porque no estamos interesados en hacer un panfleto político. Buscamos las palabras correctas para expresar nuestras inconformidades. No nos gusta sonar trillado, ni repetido”. Además de Fuentes, estarán Miky Huidobro, Paco Ayala y Randy Ebright, cuatro intrépidos que han hecho lo posible por salirle adelante a la censura y lo han hecho con rock y sarcasmo.

Molotov en Colombia. Sábado 12 de noviembre, 5 p.m., Teatro Metropol, calle 24 Nº 6-31. Informes y boletería: 593 6300 y www.tuboleta.com.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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