El Magazín Cultural
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L’affaire arnolfini, de Jean Philippe Postel: un libro para leer con lupa

Reseña de la obra del francés que después de ejercer como médico general se dedicó a la literatura.

Berta Lucía Estrada
03 de octubre de 2016 - 02:57 p. m.
L’affaire arnolfini, de Jean Philippe Postel: un libro para leer con lupa

Jean-Philippe Postel es un médico general que hace algún tiempo hace parte de los jubilados que se niegan a quedarse en casa sin hacer nada como no sea mirar la televisión. Y si traigo a colación su formación como médico es porque su trabajo en L’affaire Arnolfini (Actes Sud-2016) es de una meticulosidad, propia de un cirujano, que pocas veces se tiene en cuenta a la hora de escribir.

Esta hermosa obra, de tan solo 156 páginas, es, en realidad, una pequeña joya literaria. Debo confesar que pocas veces en mi vida he experimentado un placer estético e intelectual tan profundo como el que tuve ayer con la lectura de esta esta novela investigativa; como la ha denominado Daniel Pennac en el prólogo del libro. Remontándome en el tiempo, y en lecturas, pensé que un sentimiento así, de verdadero éxtasis, no lo había sentido desde que leí El señor de los anillos de Tolkien, y eso fue en el 2001, cuando su lectura coincidió con el proceso de escribir mi libro… de ninfas, hadas, gnomos y otros seres fantásticos (Pijao Editores y Caza de Libros – 2016).

L’affaire Arnolfini, es una investigación sobre una de las obras de arte más famosas de finales del Medioevo, me refiero a El matrimonio Arnolfini de Jan Van Eyck, pintado posiblemente en el año 1434. Esta obra, junto con La Gioconda (Leonardo da Vinci 1503-1504) o Las Meninas (Diego Velázquez - 1734), es una de las obras pictóricas más comentadas y estudiadas en la Historia del Arte. Creo que la mayoría de las personas, al menos las occidentales, la hemos visto así sea una vez en la vida reproducida en alguna revista o en algún libro. Entre otras porque es testigo del cambio radical de la sociedad europea de finales del Medioevo, el paso de una sociedad teocéntrica a una sociedad antropocéntrica; lo que luego se conocería como Renacimiento (recuérdese que el Renacimiento, cuya cuna es Italia, llegaría tardíamente al resto de Europa, en este caso a Flandes).

Y si hablo de cambio, es porque esta obra es considerada una de las primeras obras profanas, donde dos ciudadanos comunes y corrientes, con eso quiero decir que no hacían parte de la nobleza de su tiempo, son retratados no sólo con el deseo expreso de mostrar el poder económico del que gozaban sino para pasar a la posteridad. En otras palabras es el inicio de la individualidad que desde entonces se ha impuesto en esta parte del mundo. El matrimonio Arnolfini hacía parte de una clase privilegiada, la de los comerciantes, de origen italiano y radicado en el país de Flandes. No hay que olvidar que el Renacimiento fue posible gracias al desarrollo de la banca y del comercio; principalmente con Juan de Médicis, quien en compañía de otras familias florentinas había desarrollado la banca, lo que por supuesto permitió la expansión del comercio. Su hijo Cosme el Viejo, abuelo de Lorenzo el Magnífico, el gran mecenas del Renacimiento florentino, hizo posible un sofisticado conglomerado bancario a todo lo largo y ancho de Europa.

Jan Van Eyck, fue un protegido del Duque de Borgoña, Felipe El Bueno, cuya fortuna era aún más importante que las de los reyes de Francia e Inglaterra juntos. Van Eyck además de pintor era un hombre poseedor de una gran cultura, incluso hablaba griego y hebreo, supongo que latín como todos los hombres cultos de su época, además de su lengua materna, por supuesto. Muy pocos hombres del siglo XV podían preciarse de algo así; además tenía conocimientos muy avanzados en geometría. En otras palabras Van Eyck ya presagiaba al hombre del Renacimiento, un hombre universal, cuya verdadera misión era la investigación y el conocimiento; características esenciales a la hora de crear una obra tan compleja como El matrimonio Arnolfini.

Y si hablo de complejidad es porque ese cuadro, aparentemente banal, desde el punto de vista de un espectador del siglo XXI que sólo vería a una pareja de esposos en su alcoba, está llena de símbolos que un espectador del siglo XV entendía y leía como si fuesen las letras del abecedario, al menos una parte de los símbolos que están en esta obra pictórica de 84.5 cm por 62.5 y que hace parte de la colección de la National Gallery de Londres.

Por otra parte, y este aspecto es bastante importante, es la primera obra pictórica que representa a una pareja en la intimidad de su alcoba matrimonial. Me refiero, por supuesto, a la era cristiana; puesto que los frescos romanos eran ricos en este tipo de representaciones; sin hablar de la escultura etrusca, cuyo tema de una pareja de esposos cómodamente recostada en su lecho era algo muy común. En cambio, para la sociedad pacata del siglo XV, heredera de la tradición judeocristiana, ese tema era tabú. Además, los asuntos religiosos, tan en boga a todo lo largo de la Edad Media, servían como medio de propaganda y de enseñanza de los Evangelios. Así que el cuadro de El matrimonio Arnolfini es una gran revolución pictórica desde todo punto de vista, así hoy no lo veamos de esa forma.

Otra característica de la universalidad de pensamiento que tenía Van Eyck es el hecho de firmar su obra, algo que pocos artistas antes que él lo hicieron, a no ser que fueran clérigos. En el centro de la pintura puede leerse: Johannes de Eyck fuit hic 1434 (Johannes de Eyck estuvo aquí en 1434), una frase ambigua que no dice si el cuadro fue pintado en 1434, o si la escena que representa tuvo lugar ese año. Ese es uno de los tantos enigmas que Jean-Philippe Postel va a tratar de elucidar en el libro al que hago referencia. También es importante anotar que Van Eyck es considerado el verdadero padre de la pintura al óleo; al menos el que logró su máxima sofisticación.

L’affaire Arnolfini es un libro que hace gala de la erudición de su autor, el médico Jean-Philippe Postel, y es escrito casi como si se tratase de una investigación policiaca; lo que hace que su escritura sea ágil y se aleje del academicismo de muchos teóricos de la historia del arte. Por otra parte, es un libro que hay que leer teniendo a la mano una lupa. Y no es ninguna imagen literaria.

Para hacer su lectura debe tenerse el cuadro al lado e ir mirando con lupa uno a uno los fragmentos que Postel nos describe y analiza con un conocimiento de la historia del arte verdaderamente sorprendentes.

Sin embargo, a mi juicio, se le escapa un detalle muy importante. Cuando hace alusión al espejo que está al fondo del cuadro, y donde se reflejan las espaldas de los esposos retratados, así como otra pareja que estaría mirando la escena desde la puerta; es decir desde el lugar donde nosotros, espectadores del siglo XXI, observamos el interior de la habitación nupcial, Postel olvida hablar de Las Meninas de Velázquez. Un olvido muy importante ya que cada vez que los críticos analizan esta obra cumbre hacen hincapié en que una de las características de la genialidad de Velázquez era haber retratado en el fondo del espejo los reyes, Felipe IV y Mariana de Austria, que en ese momento entraban a la habitación donde el pintor llevaba a cabo su trabajo. Pero nunca he leído ni escuchado en los videos que circulan en Internet sobre esta maravillosa obra que este fragmento tenga como antecedente el matrimonio Arnolfini de Van Eyck.

Otra de las características que los estudiosos de Las Meninas hacen de la genialidad de la composición  es el hecho que Velázquez se pintó a sí mismo. Y omiten la tesis de algunos conocedores de El matrimonio Arnolfini que afirma que el hombre de la alcoba nupcial es el pintor Van Eyck.

He aquí mi video predilecto sobre Las meninas:

 

Es importante saber que Velázquez tuvo que haber conocido y estudiado milimétricamente el cuadro de Jan Van Eyck, ya que El matrimonio Arnolfini había sido llevado a España por María de Hungría, la hija de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca antes de su muerte, acaecida en 1558. Posiblemente un regalo que le habría hecho Diego de Guevara. En 1599, o sea el mismo año del nacimiento de Velázquez, la pintura hacía parte de El Alcázar de Madrid. El cuadro de Las Meninas data de 1656. Tanto El matrimonio Arnolfini como Las Meninas fueron salvados del gran incendio de 1734 que consumió el palacio real; sin embargo, más de quinientas obras pictóricas se perdieron en esa catástrofe. Estoy segura que a Jean-Philippe Postel no se le escapó esta posible conexión entre las dos obras, pero por una razón u otra la omite.

Volvamos El matrimonio Arnofini, cuyo personaje principal de la escena, según algunos historiadores, sería el pintor y la mujer que lo acompaña su esposa, ¿cuál de ellas? La pregunta es pertinente puesto que Van Eyck estuvo casado dos veces. Y este es el enigma principal que Postel va a tratar de elucidar; para ello se sirve de un escalpelo, como si se tratase de una complicada cirugía o más aún como si se tratase de la más fina y completa autopsia.

El cuadro, y cada uno de sus fragmentos, es minuciosamente analizado, no deja ningún cabo suelto y es ahí donde la lupa juega un papel preponderante; de lo contrario no veríamos todos los elementos que Van Eyck pensó y puso en esa alcoba, muy posiblemente la suya, y que Postel los identifica para que nosotros, espectadores del siglo XXI los podamos ver y entender; de otra forma la mayoría de ellos nos pasarían desapercibidos, sobre todo cuando somos neófitos.

Una lectura altamente recomendada.

Por Berta Lucía Estrada

 

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