“Vacío, desasosiego, que se vuelve corporal, que se abre en el centro y es inevitable enfrentar la ausencia. Si yo logro hacer énfasis en ese vacío, si logro captar lo escultórico del vacío...”, dice la artista Rosario López, quien hace más de 15 años cuestiona los valores tradicionales de la forma, el volumen, el peso y el material. Con sus esculturas, dibujos y fotografías ha puesto sobre la mesa el problema de la forma como un asunto efímero e invisible. “Creo que esa idea de lo efímero está conectada con la idea de una existencia, con la idea de un estar en el mundo. Uno puede estar y puede desaparecer en cosa de segundos, pero al final hay una serie de vestigios, hay una serie de huellas que uno puede dejar. Esa transformación de la materia en el espacio es a lo que me refiero en mis obras”, afirma López.
En la exposición “Anatomía del paisaje”, que estará hasta el 14 de julio en Galería Casas Riegner, la artista se adentra en los recodos de la naturaleza y parte de la observación de los materiales y de su comportamiento para escudriñar el espacio entre las cosas.
Es así como en la serie de fotografías titulada Bread Bones (‘Huesos de pan‘), pequeñas esculturas hechas en arcilla materializan el vacío que queda entre las rocas y los troncos de los árboles cuando la nieve se derrite. Las decenas de masas blandas y amorfas que reposan en una de las salas de la galería son esos mismos detalles de nieve pero hechos con poliuretano y cubiertos de terciopelo para resaltar la forma y la textura. En Talking Seeds (‘Semillas que hablan‘), López vertió bronce líquido en el interior de unas semillas que quedaron reducidas a vestigios carentes de forma.
Esta transformación de la materia también está presente en la obra de Liliana Sánchez que expone “Viscosa masa tornó vergüenza”, en otra de las salas de la galería. Con piezas escultóricas y dibujos de gran formato, la artista desafía el sentido de la percepción y apela a un espectador curioso que desentrañe los juegos y contrasentidos de su obra.
“Indago en la naturaleza oculta de las cosas que aparentemente sólo tienen una cara, pero esconden otras”, asevera Sánchez, que invita a dudar sobre lo que pensamos que es propio y correcto de los objetos que nos rodean. Un frondoso helecho que debajo de sus hojas verdes esconde una maraña de raíces oscuras y aterciopeladas es una de las piezas más llamativas de la muestra. “Cuando yo me di cuenta de que esa mata tenía la capacidad de tapar algo que a nuestros propios ojos no es bello, aparentemente, comencé a cuestionarme acerca de si la naturaleza tiene un nivel de conciencia o de inteligencia que nosotros no somos capaces de ver y, sobre todo, si tiene una aspiración por lo bello”, sostiene Sánchez, convencida del carácter animado de la materia.
- Galería Casas Riegner. Calle 70A N° 7-41. Tel.: 2499194.