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¿Qué representa la tragedia de las inundaciones en Colombia?
La pregunta de Beatriz González encuentra respuesta en las imágenes de los periódicos, que es como generalmente se inspiran sus obras más recientes. No es tan común encontrar en una galería que los procesos de un artista se pongan en evidencia. En este caso, González quiso mostrar los pasos que se generan para la elaboración de sus piezas.
Primero recorta una noticia del periódico, esa imagen la pasa al dibujo en cuadernos a través de líneas en lápiz, sutiles y suaves. Después los agranda y otros los dibuja en forros de cortina que guarda como un historial para después pasarlos al carboncillo y llenarlos de color.
La tragedia natural de las inundaciones del año pasado en Colombia volcada en miles de tragedias personales fue el detonante de unas pinturas que a pesar de los colores vivos e incluso alegres, muestran las penurias por las que pasaron miles de colombianos que tuvieron que vivir con el agua rebosada. La idea de González era buscar en las fotos de prensa un ícono. ¿Qué imagen sirve para iconizar? “No hay peor tragedia que cargar un colchón con el agua al cuello”, sostiene la artista reconociendo que ahí había un ícono, el cual dibuja, lo limpia, le quita las cosas circunstanciales y de cierta manera lo abstrae. Igual hizo con una familia en la que aparece un hombre cargando a caballito a un niño. Esa imagen la replica en sus pinturas, ese abrazo de emergencia que muestra cómo se aferran a la vida y a los lazos familiares, está desplegado en esta última serie, ‘Los inundados’. Asimismo, un hombre cargando un bulto se repite por los dibujos y los óleos, pero esta imagen fue la que utilizó para hacer un papel de colgadura que ocupa toda una pared de la galería. Este nuevo medio responde, según González, al drama de los pintores de creer que la pintura está muerta o es anticuada. Con eso en mente, la maestra comienza a hacer experimentos para volverla moderna.
El director de la Serpentine Gallery de Londres, Hans Ulrich Obrist, quien visitó Colombia hace un par de años, dejó un comentario sonando en la cabeza de Catalina Casas, la directora de la Galería Casas Riegner. Obrist afirmaba que cada vez que visitaba un país, buscaba la Louise Bourgeois nacional y encontró a Beatriz González en Colombia. No tiene mucho que ver con su aproximación al arte, ni con su contenido o sus formas, pero sí con ese espíritu de aula, de maestra que siente el deber de pasar su conocimiento a otras generaciones.
En 1978 González, inspirada en la Bienal de Brasil, formó la escuela de guías del Museo de Arte Moderno de Bogotá, en el que se encontraban artistas como Doris Salcedo, José Alejandro Restrepo, Luis Luna, entre otros. Desde entonces, la maestra siempre ha tenido grupos de estudio en los que se discute la historia del arte, se leen textos, se investiga y se comparten anécdotas. La transmisión del conocimiento siempre ha estado dentro de sus inquietudes principales y son muchos los discípulos que han surgido de estos encuentros.
Esta exposición de ‘Empatía’ surge como una manera de establecer diálogos entre un referente del arte colombiano como lo es Beatriz González y artistas de distintas generaciones con los que comparte afinidades conceptuales y amistades de larga data. Esta muestra hace parte de la intención de la Galería Casas Riegner de hacer una revisión histórica de las dinámicas del arte colombiano actual.
Después de una selección complicada, que implicó el debate entre los galeristas Alonso Garcés, Catalina Casas y Beatriz González, llegaron a la siguiente lista de artistas: José Antonio Suárez Londoño, Miguel Ángel Rojas, Álvaro Barrios, Juan Camilo Uribe, Humberto Junca, Doris Salcedo, Alberto Baraya, Lucas Ospina, Bernardo Ortiz, Johanna Calle, Nicolás París y María Inés Rodríguez. Temas que han tocado la obra de González se evidencian en las obras escogidas de los artistas que la acompañan, como la política, la historia del arte, la religión, la muerte, la educación, la cultura popular colombiana y la consigna punzante más que la denuncia.
Con José Antonio Suárez Londoño lleva una amistad epistolar y una nutrida correspondencia que viaja de Medellín a Bogotá y viceversa. Para esta muestra decidieron escribir unas palabras entre los dos: desnudo, matero, llanto, mar, dolor, felicidad, palma, entre otras, y dibujarlas cada cual por su lado. Al final, se reunieron y unieron los dibujos en este juego de ping pong, en el que surge una de las obras más entrañables de esta exposición.
Visita guiada por Beatriz González hoy a las 5:30 p.m. Galería Casas Riegner. Calle 70A Nº 7-41. Tel. 249 9194. Hasta el 15 de diciembre.