El Magazín Cultural

“Mi éxito será mi venganza”: Martha Senn

La cantante lírica le confiesa a Isabel López Giraldo en este capítulo de Historias de vida, que alguna vez se sintió traicionada y creyó que la mejor manera de vengarse era con su éxito. A continuación, toda la entrevista.

Isabel López Giraldo
14 de agosto de 2018 - 08:22 p. m.
Martha Senn es una de las colombianas que ha tenido el honor de estar cerca de los tenores más importantes del mundo: Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. / Humberto Quevedo
Martha Senn es una de las colombianas que ha tenido el honor de estar cerca de los tenores más importantes del mundo: Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. / Humberto Quevedo

Así me dije a mí misma cuando una vez me sentí traicionada…..pero cuando el éxito llegó ya no me acordaba de qué era lo que me quería vengar….. una buena lección de la vida, ¿verdad?

Personajes de mi vida

Cuando hace referencia a su papá (Nicolás), dice que siempre fue ese ser al que: “A su lado nada malo puede pasarme y todo a su alrededor sucede en medio de risas y armonía”. ¿Qué hay de él en usted?

Creo haber heredado su disciplina, sus valores y principios en la manera de comportarse con uno mismo y con los demás y ojalá su compresión de las circunstancias ajenas. Sin embargo, declaro haberme equivocado muchas veces y haber cometido muchos errores

¿Qué hay de su mamá (Dilia) en usted?

Su sentido del humor y su capacidad de simplificar y solucionar los problemas.

¿Qué habita en sus hijos que identifique como irremediable y magníficamente suyo?

Prefiero pensar que ellos encuentren sus propios caminos con las referencias valorativas y de principios que nos fueron comunicados por nuestros antepasados. Tal vez esa es la única noción de infinito que comprendo: la de la transmisión de valores y principios de vida, de generación en generación.

¿Qué identifica en usted que le haga sentir su ascendencia suiza-alemana?

Tal vez el sentido de la disciplina como puente indispensable entre lo que se quiere y lo que se obtiene.

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Recordando a Donna Benedetta, que le dijo: “Oiga bien, señorita: el día en que usted decida que un hombre es el suyo, nadie se lo podrá quitar”. Y usted ya decidió. ¿Quién es Juan Sebastián Betancur?

Aparte de sus cualidades de hombre inteligente, culto e irreprochable en la coherencia de sus principios de vida, Juan Sebastián Betancur es alguien que ha logrado hacer de mí, una mejor persona.

¿Qué huella han dejado en usted personas como Belisario Betancur,  Carlos Sanz de Santamaría,  Gloria Zea,  Pablo Arévalo, Plácido Domingo?

Todos ellos, junto con tantos otros, me han prestado su hombro para avanzar como persona y como artista en distintos momentos de mi vida. Si bien es cierta la canción y el poema del caminante:” No hay camino, se hace camino al andar”, en la vida nadie es capaz de avanzar si va solo. Necesita de sus propios “gigantes” que lo impulsen a seguir caminando. Fuera de ellos, Federica Von Satade en la Scala de Milán, cuando compartimos el personaje de Rossina en la ópera El Barbero de Sevilla de Rossini, y Teresa Berganza cuando compartimos el papel de Carmen de Bizet en la ópera de París, en el estadio de Bercy. Cada función, con más de quince mil espectadores.

Si se observa desde afuera ¿a quién ve? ¿Quién es más allá de lo que hace?

Más allá de lo que he hecho, aun no sé quién soy. Lo interesante de la vida es irse indagando.

¿Cuándo fue ese primer momento en el que supo que la música era su gran razón de ser?

Cuando me separé del padre de mis hijos y entonces me pregunté: ¿Ahora qué hago? ¿Sigo llorando o me pongo a cantar? Y decidí ponerme a cantar.

¿Cuál era la mirada que la niña le daba a lo que empezaba a presentarse como lo que le esperaba en su vida adulta?

Creo que he sido una persona que se parece a su oficio: tal como la música, de alguna manera no existo sino en presente.

¿Quién era esa niña? ¿Qué sueños tenía?

De mi niñez recuerdo la dicha de estar en familia, las normales peleas con mis hermanos, y el afán de ser muy juiciosa y responsable en el colegio. Ello producía gran alegría a mi padre y a mi madre. Soñaba con montarme en un avión, viajar muy lejos siempre con un bello sombrero puesto.

¿Mientras estudiabas leyes, la acompañó esa voz interior que gritaba: “¡Lo mío es la música!” “¡Lo mío es el canto!”? Si así fue, ¿cómo la silenciaba? Y si lo hacía, ¿por qué lo hacía?

Me gustaba mucho la música clásica. Mi padre tenía una buena colección de discos que se escuchaban permanentemente en casa. Creo que de ello nació mi gusto por cantar. Pero nunca me aburrí en la universidad mientras estudiaba derecho, y fui excelente estudiante, inclusive colegial de honor de la Universidad del Rosario.

¿Qué queda de la abogada en usted? ¿Cómo le ha ayudado el haber adquirido ese conocimiento para su desarrollo profesional como artista y cómo en lo personal?

Una convencida valoración de la justicia. Creo que la alegría de la armonía y la alegría de lo justo, son la alegría de la vida.

¿Qué es amor? ¿Qué es amar?

Pienso como mi esposo, Juan Sebastián Betancur, que el amor es un misterio y por lo tanto algo inexplicable con la lógica. Amar es la transformación y evolución de ese misterio.

¿Qué es devoción?
Una emoción vinculada a lo místico.

¿Vocación?
Una ruta de vida que facilita la felicidad

¿Qué es emoción?
La certeza de estar vivo

¿Qué es entrega y cuántos sacrificios le ha significado?
Es una escogencia que no es compatible con el sentimiento del sacrificio, más bien se aproxima a la felicidad.

¿Qué es la gratitud?
Un sentimiento del que no todas las personas están dotadas

¿En qué tonalidad vibra su existencia, y en cuál, sus silencios?
Coloquemos ambas dimensiones en la tonalidad que todos quisiéramos tener: en una vida sin bemoles, un Si Mayor con un bello Sol Sostenido.

¿Cuál ha sido su constante, ese hilo común que surge del mismo núcleo y que le ha permitido interpretar diferentes roles?
La convicción de poder hacerlo bien.

¿Cómo vive los momentos de soledad? 

Procuro acompañarme de un optimista espíritu creativo

¿Cómo vive los momentos de ocio?

De la misma manera: invocando la creatividad, la imaginación y la fantasía…. Me gusta mucho leer y entrar en el universo de quienes tienen el talento de parecerse a Dios, porque son capaces de inventar un mundo, y darle vida a quienes lo habitan. Por ello admiro tanto a los buenos escritores.

¿Cómo relacionaría las estaciones climáticas con las de su vida?

Ya tengo 68 años. La estación invernal de la vida es el tiempo de la sabiduría y en esa búsqueda me encuentro a ver si después de haber ocupado tantas estaciones de primavera, verano y otoño solamente cantando, por lo menos ahora puedo pensar y decir algo sin necesidad de tener en frente una partitura.

¿Cuenta sus temporadas (etapas de la vida) por inviernos o por veranos, por lunas o por soles?

Sólo me he ocupado de vivir el día a día, entendiendo sin embargo que todo lo que uno va haciendo es parte de un proceso controlado por el tiempo que va pasando.

¿Qué es el ego y cómo lo apacigua? Para hacer uso de sus propias palabras, ¿cómo se domestica?

Pienso que el éxito y el fracaso son las dos caras de una misma moneda que uno no debe nunca meterse en el bolsillo. Sin embargo, reconozco que para ejercer un oficio como el de cantante lírica, hay que tener un ego lo suficientemente fuerte como para estar convencida de que al salir al escenario todos los ojos y los oídos del público quedarán embelesados con el sonido y la presencia, pero al mismo tiempo, un ego lo suficientemente domesticado como para saber también que ese embelesamiento no sucede (si es que sucede) sino tan sólo en la escena.

¿En qué momentos y experiencias como artista ha sentido lograr su grado más alto de perfección?

Jamás he experimentado la sensación de perfección en el oficio que me tocó como destino, y de alguna manera esa es una “tragedia” con la que hay que aprender a vivir cuando se es un artista serio.

¿Se premia y se castiga? De ser así, ¿de qué forma lo hace?

Aunque en ocasiones he intentado darme palmaditas de confort en la espalda, nunca lo logré del todo, pero tampoco me he dado latigazos.

¿Cómo maneja la frustración?

Procuro, con la disciplina del intento, no dejarme agarrar de la frustración. Creo que ese desagradable sentimiento no puede invadir el alma sino cuando no se ha intentado llevar a cabo algo a lo que uno aspira. Si el intento existe, cualquiera sea su resultado, la frustración no cabe.

¿A qué lugar viaja su timidez cuando su voz se eleva al infinito?

No creo ser una persona tímida, pero sí soy alguien que procura tener claras sus voces interiores, aunque nunca salgan de mí misma.

“Si para Giacomo Leopardi su voz es pura”. (Tomado de Notas sin pentagrama) ¿Qué es su voz para usted?

Esa es una bella historia de una sesión de espiritismo que dio como resultado la aparición de un ser extraordinario para mí que me dijo: “Simile a la cascata e la tua voce, che ora lunga e pacata, ora forte e impetuosa, invade l’aria, ma sempre pura”, y se identificó como el poeta italiano Giacomo Leopardi. Debo decir que al igual que el amor, mi voz, para mí, es también un misterio.

Si interpreto bien, el mejor destino para una voz es ser oída, escuchada, contemplada y disfrutada por una audiencia sin importar su número; en ocasiones lo será permanecer en silencio. ¿Si ese es el destino de la voz, cuál es el suyo?  ¿Cuál es su destino?

Dices bien en cuanto al destino de una voz. Mi padre me decía con frecuencia que en la medida en la que una línea recta sea la que se siente, se piensa, se dice y se hace, el destino se iría mostrando de manera más sencilla. Si bien mantener esa línea recta es un reto bien difícil porque nunca se sabe qué es lo que uno se va a encontrar en la siguiente esquina de la vida, si creo que la coherencia y la autenticidad de espíritu son semáforos en verde para que el destino se vaya mostrando y siga su camino.

Durante el transcurso de su existencia como artista, ha representado muchos papeles, ¿cuál es su mejor interpretación de si misma? ¿Cuáles son esos momentos de su vida que considera cumbres?

Nunca he intentado hacer una interpretación de mí misma, me ocupo tan sólo de ir siendo. Los que llamaría mis momentos cumbres los relaciono siempre con el amor, a mi pareja, a mis hijos, a mi familia, a mis amigos y amigas. Los abrazos y las sonrisas son inefables momentos de “cumbrera”. Todos lo hemos experimentado.

¿Hace uso de máscaras en su vida privada como las que requiere para transformarse en algún personaje puesto en escena? En otras palabras, ¿ha sentido la necesidad de protegerse usando máscaras, caracterizando a alguien, aún imaginario, para evitar situaciones?

Nunca. Las máscaras son bellísimas en la escena. Usarlas en la vida real es hacer trampa con uno mismo y con su entorno.

¿Ha sentido la necesidad de desconectarse del mundo exterior? Y si es así, ¿cuál es su refugio?

Me gusta mi mundo interior y me es fácil refugiarme allí.

¿Dónde o en quién encuentra su polo a tierra?

En la sinceridad y en las personas sinceras.

¿A dónde pertenece?

Al sitio de mis afectos

¿Ha sentido pánico escénico?

Tan sólo una vez, en un examen final de piano delante de un jurado calificador. Se me paralizaron los dedos intentando tocar “Para Elisa” de Beethoven. Por supuesto me rajé.

Describió una experiencia con su público en algún momento diciendo: “me pareció iluminado de un color plateado indescriptible” ¿Se siente iluminada cada vez que interpreta sus notas?

Se canta con la disciplina de los ensayos, el conocimiento de la partitura y del estilo del autor que se interpreta y la iluminada por lo general es la obra musical misma.

¿Qué la obnubila? 

Algunas veces ciertas obras de arte me han obnubilado hasta las lágrimas por su belleza, entre ellas, por ejemplo, algunos bodegones de Cezanne. 

¿Qué es el público y qué el aplauso? Estos ¿le intimidan?

En el juego de la seducción que puede causar la belleza del arte, el público puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo y a veces abiertamente indiferente. Lo único que se puede hacer es decir la verdad de lo artístico y alejarse de las expectativas sobre cómo reaccionará el público. A mí personalmente me cuesta trabajo enfrentarme a los aplausos porque en esa ansiedad que me causa la autocrítica de mis presentaciones, muchas veces siento que no me los merezco.

¿Cuánto dura una ovación en su memoria emocional?

Tanto como dura el aplauso.

Entiendo que carece de temor al ridículo, pero alguna vez habrá hecho alguno. 

El temor al ridículo nace de imaginar la burla que los demás pueden hacer de uno mismo. Para evitarlo, me divierto a veces burlándome de mí misma.

¿Cómo describiría a la actriz que la habita? 

Generalmente no pienso en esos términos, pero si tuviera que hacerlo, las palabras común denominadoras serían: viva y cambiante y con relativa facilidad para adaptarme a las circunstancias.

Si bien se entiende la fascinación que el drama como género produce en usted, ¿huye de él en su vida privada?

A veces se le pega a uno el oficio y me he equivocado buscando drama donde no lo hay.

¿Le habita una fe inquebrantable?

Para pararse bien en los escenarios líricos y en los de la vida hay que tener una fe inquebrantable, sobre todo en uno mismo. Pero invoco a Dios con frecuencia

¿Qué es la fama, qué es la gloria, cómo las ha vivido en la intimidad de su prudente silencio?

La fama y la gloria, si es que en verdad las he experimentado, son cuestiones de pocos instantes y si se alargan en el tiempo, tienden a deformar la autenticidad.

¿Cuál es su línea de riesgo?

No acercarme a abismos resbalosos. He caído en ellos y con dolores míos y ajenos, y con mucho esfuerzo, he podido volver a salir, pero de ellos procuro cuidarme.

 “La convicción es una frágil pulsación del alma.” ¿Ella es una habitante permanente en su vida?

Cuando la convicción se ausenta de mi vida, me siento paralizada.

La crítica es inevitable ¿Cuál es la que más ha alimentado su ego, quizás la de quien le genera la mayor admiración? y ¿cuál, la que le ha producido alguna incomodidad, quizás la que usted misma puede hacerse en esa inagotable búsqueda de los más altos estándares que abrazan la perfección?

Te contesto con un poema de Guillermo Valencia: ” Cuando subimos por el éter puro hasta perdernos en la inmensidad, pequeños, muy pequeños parecemos, a aquellos que no saben volar”. Tiendo a no creer ni en las críticas buenas ni en las malas. Más bien escucho mi propio juicio.

Después de la puesta en escena con aires de realismo en la propuesta matrimonial que le hiciera en un evento social Piero Faggioni, ¿cuál es su mirada a los círculos de poder y al ser humano que lo ostenta?
Piero Faggioni es uno de los más geniales directores de escena lírica, y respeto todos sus medios para buscar la compresión de sus criterios en sus artistas. Que me haya pedido públicamente matrimonio y que yo me haya quedado al principio muy sorprendida, y después me viniera un ataque de risa, fue su manera de hacerme comprender la escena en la que Dulcinea, a quien yo representaba, se burla de Don Quijote cuando él le propone ser su esposa. No creo sino en un sólo tipo de poder, que me parece muy válido: el poder personal. El que deslumbra por la fuerza de lo que uno es como ser humano, y no el que se ostenta por algún cargo, así sea el más alto de una sociedad.

Define el poder de la música como “su capacidad de ser una de las esencias de la comunicación entre las almas, que confirma la existencia de lo más bello que tienen en común: la sensibilidad”. ¿Qué despierta su sensibilidad cuando está lejos de los escenarios? ¿Hasta dónde le lleva? ¿Qué niveles alcanza?

Por lo general me conmueve la belleza no sólo en el arte sino la de las personas que se relacionan con los demás y con la naturaleza de una manera plena de armonía.

Con la representación de sus personajes, es como si fuera un puente al presente para los del pasado, igual con lo ocurrido con Leopardi. ¿Lo siente de esa manera? ¿Me comparte esa experiencia?

De una u otra manera todos somos puentes de comunicación de experiencias pasadas traídas al presente, o del presente mismo hacia el presente de los demás. Uno termina siendo siempre un ejemplo para alguien por eso es mejor ser un buen ejemplo.

Resulta muy simpática la forma como “Pipo se hizo amigo de Orfeo”. ¿La risa que le produjo la situación le permitió perdonarlo? 

Más bien invito a los lectores a leer el libro publicado por Villegas Editores de mi autoría, titulado “Notas sin Pentagrama”, lleno de divertidas anécdotas de la vida de una cantante lírica.

El servicio social es otro protagonista en su vida. ¿Cómo es ese otro motor que la mueve?

La música como herramienta de transformación social ha sido una constante de mis trabajos en Colombia, donde los artistas no podemos darnos el lujo de hacer tan sólo arte por el arte, y desde allí pararnos a esperar aplausos

 Hábleme de Martha Senn cual “Cajita de Música”.

Fue una experiencia musical pedagógica que emprendí con la Fundación Opera Estudio durante ocho años seguidos, cuyo propósito fue contribuir a crear conciencia sobre los derechos de los niños y las niñas en una sociedad en la que la democracia en familia es una noción que se practica muy poco.

¿Siempre busca “el bien oculto en toda situación”? o ¿primero ve los grises hasta hacerlos oscuros o hasta aclararlos?

Por lo general toda situación crítica, bien sea íntima, social o política, por funesta que parezca, tiene un bien oculto que se aclara con el tiempo. Ese es mi espíritu optimista

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¿Cuáles han sido sus guerras internas y en cuáles sigue dando la batalla?

No me gusta la palabra “guerras” por la violencia que identifica, pero entre un espíritu de guerrero y uno de víctima, me quedo con el de guerrera.

¿Cómo se manifiestan el éxtasis, la calma, la armonía y el equilibrio en su vida?

Se manifiestan en instantes de felicidad que trato de compartir con mis afectos.

¿Qué es la plenitud?
Aún no la he conocido.

¿Qué es la felicidad?

Un instante que se escapa cuando tratas de quedarte con él.

Si pudiera ser un instrumento, distinto a la voz, ¿cuál sería?

No lo había pensado. Lo que sé es que todos los instrumentos tratan de imitar la voz humana porque al sonar, lo que quieren hacer es cantar.

“Confirmé que, cuando la muerte se acerca y nos susurra al oído, se convierte en la mejor consejera… (la muerte) me hizo entender la importancia de considerar cada día como si fuera el último de mi existencia.” ¿Cómo debería ser el último día de su existencia? 

Siempre he imaginado pasarlo con mis afectos más cercanos y el último sonido que quisiera escuchar sería el de sus risas, para así llevármelas en mi corazón.

¿Cómo quiere ser recordada? ¿Qué debería decirse de usted el día de mañana?

La frase más realista al respecto es el título de una fabulosa novela de Héctor Abad: “El olvido que seremos".

¿Qué le gusta dejar en las personas que se acercan a usted?

Lo que ellas se quieran llevar de mí, con gusto se los entrego, porque yo voy tomando con gran gusto, muchas cosas de los demás. ” Te doy para que des”, esa es la ley de la generosidad en la vida. 

Por Isabel López Giraldo

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