El Magazín Cultural

Murió George Steiner, filósofo y crítico de literatura francés

Steiner, quien sucedió a Edmund Wilson como crítico de libros para The New Yorker desde 1966 hasta 1997, falleció este lunes a los 90 años.

* Redacción Cultura
03 de febrero de 2020 - 10:10 p. m.
Francis George Steiner nació en Neuilly-sur-Seine, el 23 de abril de 1929.
Francis George Steiner nació en Neuilly-sur-Seine, el 23 de abril de 1929.

En una columna publicada en El Espectador en diciembre de 2019, el escritor colombiano William Ospina habló de la gran injusticia que se cometió con el filósofo francés.  "Ya lo hicieron con Tolstoi y con Proust, ya lo hicieron con Kafka y con Joyce, ya lo hicieron con Chesterton y con Yourcenar, ya lo hicieron con Nabokov y con Borges; ahora la Academia Sueca corre el riesgo de perpetuar esa tradición y de dejar ir a George Steiner sin el Premio Nobel de Literatura.

Steiner lo merece como pocos. Su labor de lingüista y de crítico literario, su interés enciclopédico por todos los temas, su talento verbal, su elocuencia, su trabajo de pontífice, es decir, de hacedor de puentes entre las disciplinas del espíritu, su reflexión sobre el arte de la traducción, su revaloración de tantas grandes obras de la cultura universal, lo justifican".

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Steiner llevó la crítica literaria a otro nivel. Navegó con delicadeza, pero con mucho acierto y contundencia entre los temas varios por los que transcurre la literatura contemporánea. En sus escritos, hizo referencia a, entre otras cosas, la moral, la ética, el análisis del discurso, el futuro y la verdad.  "Soy profesor de literatura comparada que trabaja en la interfaz de la filosofía y la poética”, decía de sí mismo. 

Steiner, que murió en su residencia de la ciudad de Cambridge (Reino Unido), fue uno de los críticos literarios más conocidos de la reputada revista "The New Yorker", donde trabajó desde 1966 hasta 1997, pero además destacó por sus ensayos y como profesor y académico.

En su prolífica obra, el escritor en numerosas ocasiones lidiaba con la paradoja del poder moral que poseía la literatura, que sin embargo señalaba no tiene ninguna capacidad de acción frente a eventos históricos como el holocausto.

"Sabemos que un hombre puede leer a Goethe o Rilke en la tarde, que puede escuchar a Bach o a Schubert, y después ir durante la mañana a su trabajo en Auschwitz", dijo en una de sus frases más conocidas Steiner, que recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2001.

"Sus ensayos críticos involucran contextos muy amplios: la religión, el sexo, la política, la ciencia, el arte… Steiner es capaz de saltar, sin despeinarse, de Pitágoras a Gödel, de Súmer a Google, de Shakespeare a Madonna", explicó Julio César Londoño en una columna publicada en este texto.

En uno de sus textos más recientes (Los libros que nunca he escrito), Steiner anota reflexiones sobre temas varios.

Sobre el éxito

"No basta con triunfar, es necesario ver fracasar a alguien, ojalá a un amigo. Que niegue esta molesta verdad quien se atreva. Los campeones de ajedrez son francos: el sabor del triunfo es inseparable del placer de la humillación que se le inflige al derrotado”.

Sobre los críticos literarios

 “Por el estilo de su prosa y sus propuestas innovadoras, algunos críticos han sido incluidos en la literatura misma. Pero sigue en pie el hecho fundamental: años luz separan el poema o la ficción imperecederos del mejor discurso crítico”.

Sobre sus frustraciones

"En el Instituto de Princeton, la casa de Einstein y de Gödel, y luego en Harvard y en Cambridge, he sentido de cerca el olor de la gloria. Dos veces he oído que llamaban de Estocolmo en el despacho de al lado. Y he sido invitado a participar en las celebraciones de esa tarde. Y hasta me he sentido parte del equipo como crítico o publicista. Es un privilegio, sí, pero también es algo subordinado, auxiliar”.

Sobre Dios

"Lo que he llegado a sentir con una convincente intensidad es la ausencia de Dios. El vacío que yo siento tiene un poder enorme. Reduce mi temor a la existencia y excusa mis lamentables intentos de conceptuar la muerte en los confines de mi mente y mi conciencia: un espacio muy pequeño. Pero este sentimiento no me deja farolear. Se relaciona con la tristeza, con el abismo que hay en el centro mismo del amor”.

Otra de sus principales reflexiones básicas en cuanto a la comunicación humana es el uso diametralmente opuesto que se puede hacer de él, como explicó en su obra "Gramáticas de la Creación".

"Para mi asombro, aunque pueda parecer inocente a la gente, la palabra humana se puede usar tanto para amar, construir o perdonar, pero también para torturar, odiar, destruir o aniquilar", reflexionó Steiner, que dominaba tanto el francés como el alemán y el inglés.

También meditó el escritor sobre el origen del habla humano, el mito de la Torre de Babel y su significado para la humanidad, los beneficios de dominar varios idiomas o la superioridad de los políglotas.

En torno a estas y más cuestiones escribió más de dos docenas de libros, entre ellos colecciones de ensayos, una novela, y tres colecciones de cuentos cortos.

Durante su carrera, Steiner fue una personalidad controvertida y divisoria, que atraía alabanzas de sus seguidores por su erudición y sus brillantes argumentos, pero causaba críticas que le acusaban de ser pretencioso y a menudo impreciso.

En sus memorias, el propio Steiner se lamentó de haber dividido sus esfuerzos en distintos campos y por la "ausencia de cualquier escuela o movimiento" que guiara sus pensamientos, algo que admitió era su "propia culpa".

George Steiner nació en París en el seno de una familia judía el 23 de abril de 1929, y tras una educación en francés, inglés y alemán, emigró con sus padres primero a Francia en 1924 y después a Nueva York en 1940 con el auge del antisemitismo.

Tras titularse en la Universidad de Chicago en 1948 y recibir un máster en la Universidad de Harvard en 1950, Steiner se unió a la revista The Economist como editor en 1952, donde permaneció hasta 1956, tras lo que se doctoró en por la Universidad de Oxford (Reino Unido).
Fue autor de obras como Después de babel. Aspectos del lenguaje y la traducciónTolstoi o DostoyevskiLa muerte de la tragedia; entre otros.

 

Por * Redacción Cultura

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