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La música clásica conquista los barrios de Cartagena

La Banda Sinfónica de Cartagena adaptó un salón de clases en la Institución Educativa Técnica de Pasacaballos (Bolívar) como camerino para ultimar los detalles de su presentación. Aquí su historia.

Vicky Cortés*
11 de enero de 2016 - 02:00 p. m.
En Pasacaballos (Bolívar) el público disfrutó con la llegada del Festival “Hacia tierra firme”. / Fotos: Andrés Londoño
En Pasacaballos (Bolívar) el público disfrutó con la llegada del Festival “Hacia tierra firme”. / Fotos: Andrés Londoño

Muchos fueron los instantes percibidos. Si se escuchaba la obra italiana Le avventure di Pinocchio (Las aventuras de Pinocho), salían sonrisas interminables en los rostros de los asistentes, que se deleitaban con las añoranzas de su infancia al escuchar a los músicos italianos Cristiano Arcelli, en el saxofón alto, y Massino Morganti, en el trombón, lo que en el momento se convirtió en la cereza que faltaba al pastel. Cada uno deleitó al público con un solo que marcó un carácter distintivo en la Banda Sinfónica, mientras, bajo las composiciones del tributo a Lucho Bermúdez, eran otros quienes con sus ojos cerrados y disimulados movimientos acompañados de imaginación manifestaban un acercamiento a su esencia caribe por la cumbia, el mambo y el mapalé.

Los 45 integrantes de la Banda Sinfónica, con intercambios de miradas hacia su director, Sergio Sánchez, y hacia sus partituras, hacían sentir la unidad y la compenetración en su ejercicio artístico. Algunos vienen de Olaya, otros de Nelson Mandela, San José de los Campanos, otros más del mismo Corregimiento de Pasacaballos y también de Getsemaní y Crespo, entre otras localidades que actualmente hacen parte de la Red de Centros Orquestas de Cartagena.

El director dio el punto de partida. Una batuta se movía al vaivén de los sonidos y unos instrumentos que, en sus diferencias, generaban una melodía singular. Sin duda alguna, el repertorio marcó un recorrido histórico hacia distintos personajes destacados tanto de Italia como de Colombia. Creaciones de Fiorenzo Carpi, José Benito Barros, Victoriano Valencia, Lucho Bermúdez y Pedro Alejandro Sarmiento hicieron parte de la oferta musical.

La música clásica ha calado en distintas clases sociales y tiene la intención de llegar a quienes están alejados de ella, rompiendo prejuicios entre gustos y disgustos de quienes la reciben. Es por ello que el Cartagena Festival Internacional de Música desde sus inicios, en 2007, ha brindado un fortalecimiento al desarrollo en Colombia.

Alcibia, El Pozón, Las Palmeras y María Auxiliadora han sido algunos de los barrios donde el Festival ha tenido presencia, reuniendo a niños, jóvenes y adultos con un fondo social diferente, brindando melodías suaves y naturales que llenan de alegría y en la actualidad se complementan con la estrategia de inclusión social.

El nuevo panorama musical y cultural que ha brindado el Festival con la creación de eventos en los barrios de Cartagena llegó este año al corregimiento de Pasacaballos, una comunidad de afrodescendientes que hace parte de la localidad Industrial y de la Bahía, situado a orillas de la desembocadura del Canal del Dique y a unos 45 minutos del casco urbano de Cartagena.

Por sus condiciones vulnerables y sumidos en la pobreza, los habitantes luchan por dejar de lado los estigmas y sobrevivir a tantas precariedades con visiones de realizarse humanamente a largo plazo y sin conformarse, como sus padres, con ganar para el sustento diario.

Berenice Lucía Castro, quien también proviene del corregimiento de Pasacaballos, a sus 13 años piensa que lo más importante es salir adelante, una consigna impregnada en los habitantes del lugar. “No pensé hacer parte de esta banda, pero estoy muy orgullosa de integrarla porque me trae muchas oportunidades”, afirmó antes de su presentación.

“La música lo es todo. Podemos descargar muchas emociones a través de un instrumento”, dijo Wendy Johana Guerrero Martínez, de 14 años, quien se ha convertido en un orgullo para su corregimiento, regalando lo mejor de su talento a través del clarinete. En quinto grado despertó su deseo musical, y participando en las distintas audiciones y con el apoyo de su padre y su tía, ha sacado grandes beneficios para lo que ella visiona como su futuro profesional.

La música llegó hasta Pasacaballos, un lugar en donde quizá muchos no esperaban ser merecedores de las riquezas que emergen desde las distintas partituras, que cumplían con el objetivo de fomentar la unión entre las tradiciones europeas y las músicas del Nuevo Mundo.

* Estudiante de periodismo.

Por Vicky Cortés*

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