El Magazín Cultural
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La ópera como lección de vida

El director escénico del montaje de ‘La Cenicienta’ se refiere a la necesidad del arte y la educación para una sociedad más equitativa.

Alexánder Klein*
07 de enero de 2014 - 11:27 p. m.
La ópera como lección de vida
Foto: Photographer: Daniel V. Kevorki

Conversar con Jacopo Spirei es hablar con un verdadero humanista. El director escénico de La Cenicienta, el montaje más ambicioso del Festival, no sólo ve la ópera y la música como medios de expresión. Para él, la cultura y el arte representan la esperanza para un mundo más equitativo, para un mundo mejor. “La ópera actualmente tiene mucho que decirnos acerca de quiénes somos y cómo vivimos”, dice el artista con gran convicción. “La cultura individualista y consumista en la que vivimos necesita este tipo de oxígeno para respirar, pues de lo contrario estaremos perdidos. La ópera te enfrenta a tus conflictos internos; la ópera aborda los más profundos instintos de la vida”.

Para Spirei, entonces, la ópera es un medio que ofrece la posibilidad de reivindicarnos con nosotros mismos y con la sociedad. La Cenicienta de Rossini, que prepara, no es una excepción. Para él, esta clásica historia es toda una lección de vida: “La Cenicienta de Rossini es un cuento filosófico”, dice pensativo. “Y el cuento se convierte en una lección moral. La niña es maltratada por su padre y por sus hermanas, en todo le va mal, pero ella nunca renuncia a ser una buena persona y eso al final es recompensado. Lo interesante es que al final de la historia tiene la oportunidad de vengarse de quienes la ofendieron. Pero decide perdonar, y ese es el mensaje más maravilloso del cuento. Tú no debes reducirte al mismo nivel de las personas malvadas, debes sobreponerte siempre a ellas y tener como meta ser una mejor persona, incluso si fallas en el intento. No hay odio que pueda vencer al odio”.

“La cultura, no sólo la música, es la clave para la emancipación social”, dice, aún con más convicción. “Lo crucial es llevar la cultura a quienes no tienen acceso a ella. Las diferencias sociales no tienen nada que ver con el mérito, tienen que ver con suerte. Si tú tienes la mala suerte de nacer en el lugar equivocado, debes tener el derecho de poder sobreponerte a esa circunstancia”.

Luego, con un aire de nostalgia, Spirei comparte reflexiones de su Italia natal. “Vengo de un país que paró de invertir en cultura y educación. Estamos pagando el precio”, dice resignado. “La educación y la cultura son los factores claves de una buena sociedad. Un gobierno ilustrado, un Estado responsable, debe invertir en cultura si desea un buen país”. Spirei conoce bien los obstáculos. Como les sucede a muchos artistas y músicos en el mundo entero, encontró resistencia por parte de sus padres cuando decidió estudiar arte. “Cuando empecé en el arte, muchas personas intentaron persuadirme de dejarlo”, comenta. “Pero el arte no es una elección, es un llamado. Si el arte es a lo que debes dedicarte y así lo sientes, es algo que no puedes evitar. De lo contrario, serás infeliz”.

“El arte casi nunca te volverá rico”, dice. Y luego ofrece la definición más acertada que he escuchado en mucho tiempo sobre lo que es ser artista: “Si eres capaz de cambiar la vida de alguien a través de tu arte, has cumplido lo que tienes que hacer para la humanidad. Ese es el trabajo del artista”, concluye acertadamente. Con su labor escénica en La Cenicienta, no hay duda de que su cometido se cumplirá próximamente en la Heroica.

 

 * Compositor y musicólogo*

Por Alexánder Klein*

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