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Paul Simon, "El graduado"

El artista estadounidense cumplió 75 años el pasado 13 de octubre y sobre sus hombros sigue gestándose la unión entre el rock y algunas manifestaciones sonoras propias del denominado world music.

Juan Carlos Piedrahíta B.
22 de octubre de 2016 - 09:34 p. m.
Paul Simon se presentó hace unos años en el Central Park, en Nueva York, ante más de 700 mil espectadores. / Cortesía
Paul Simon se presentó hace unos años en el Central Park, en Nueva York, ante más de 700 mil espectadores. / Cortesía

Paul Simon se graduó en relaciones singulares. Con su cómplice artístico, Art Garfunkel, fue y vino mil veces teniendo pleno conocimiento de que no importaba el nombre de quién estuviera a su lado. Eso sería lo de menos, porque lo demás tendría que correr por su cuenta. En el dúo Simon & Garfunkel había una figura dominante y esa era la de este hombre con apariencia un tanto cercana a la de un ‘nerd’. Al lado aparecía otro personaje y ése podría ser cualquiera porque los ojos de los rockeros siempre estarían en sintonía con el de las ideas, el del carisma y la fuerza. El otro, necesariamente, quedaría relegado a un papel de reparto, que Garfunkel asumió a la perfección.

Simon nació el 13 de octubre de 1941, lo que quiere decir que acaba de arribar a los 75 años, y desde 1957 se tomó en serio la composición. Por eso cuando conoció a Art Garfunkel y decidieron emprender un sendero colectivo, él aportó 30 canciones y una creación conceptual que a mitades de la década del 60 sirvió como base para lo que sería la banda sonora de la película "El Graduado", dirigida por Mike Nichols y protagonizada por Dustin Hoffman, Anne Bancroft y Katherine Ross. Además de segundas voces y de algunas armonías, Garfunkel se dejó arrastrar por el talento de su compañero para salir del anonimato. El dúo, un 80% "simondependiente", logró trabajos memorables en la escena del rock y se aproximó al folk, estilo dominado eternamente por el rey, y ahora premio Nobel, Bob Dylan.

Además de cargar con el peso del dúo artístico, Paul Simon se echó otra carga encima. Se unió a la actriz Carrie Fisher, quien tuvo una participación destacada en la saga de "La guerra de las galaxias", en la que interpretó a la Princesa Leia Organa, y también figuró en el reparto de la cinta "Hannah y sus hermanas". Sus demás incursiones en el cine han sido realmente discretas y se sumió en el consumo de las drogas y el alcohol. La relación entre Simon y Fisher fue tan sonada como infeliz. Se trataba de dos figuras públicas, ambas en las cimas de sus carreras, que pronto tuvieron que asumir el fracaso sentimental.

Y, al igual que sucedió en el terreno artístico con Art Garfunkel, Paul Simon corrió con mejor suerte. Mientras que la fuerza no acompañó a Fisher en los intentos por superar sus adicciones, el músico tomó otros rumbos y se empleó de lleno en la exploración de las propuestas sonoras de corte afro. Fue censurado y vetado por incluir en sus registros a Ladysmith Black Mambazo, Ray Phiri y Stimela, artistas africanos de reconocimiento, en ese entonces, local. Pero fue con ellos con los que encontró su vocación porque además de componer y realizar arreglos de todo tipo, comprendió que podía enfocar su arte al impulso de manifestaciones folclóricas de países marginales a los que otros no miraban ni por equivocación.

Con la fusión del rock con elementos africanos y brasileños, Paul Simon se presento en el Central Park, de Nueva York, y logró reunir a más de 700 mil espectadores. Lo hizo él solo, sin el respaldo de esas relaciones singulares.


 

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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