El Magazín Cultural

Pepe Sánchez: La escena con argumentos

El director, actor y guionista bogotano murió ayer a causa de un cáncer de médula que padeció durante los últimos años. Roles memorables en series y novelas caracterizaron su presencia en el medio nacional.

Juan Carlos Piedrahíta B.
22 de diciembre de 2016 - 07:21 p. m.
Luis Guillermo Sánchez, más conocido como Pepe Sánchez, fue una de las figuras más representativas de la televisión colombiana. / Daniel Gómez - Archivo El Espectador
Luis Guillermo Sánchez, más conocido como Pepe Sánchez, fue una de las figuras más representativas de la televisión colombiana. / Daniel Gómez - Archivo El Espectador

Lo que para sus colegas era lo más complejo del rol de director, para Pepe Sánchez implicó siempre una oportunidad para crecer, aprender y marcar diferencia. Ser la última instancia en cualquier proyecto audiovisual representaba para quienes compartían su rol la urgencia de tener las respuestas a más de cuarenta preguntas por minuto. Para él, en cambio, los interrogantes que llegaban de manera compulsiva hasta sus oídos eran la posibilidad de acercarse a la perfección, eran el reto y a la vez la solución para que la puesta en escena tuviera la magia que veían los espectadores en sus series, películas y novelas. (Lea también: Falleció Pepe Sánchez, una leyenda de la televisión colombiana)

En la cabeza de Sánchez todos esos cuestionamientos se traducían en escenas cotidianas para los colombianos y, más que diseñar argumentos de corte costumbrista, tenía la facilidad para elaborar una radiografía vistosa, elocuente, respetuosa y atractiva de los círculos sociales que quería reflejar. Tal vez su formación en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, complementada con su oficio al frente de los micrófonos de la emisora HJCK, le proporcionó los elementos suficientes para crear atmósferas especiales que después fueron marcando su esencia en escenarios exigentes como los libretos, la actuación y la dirección.

Su paso por la academia y su incursión en la radio cultural motivaron dos decisiones importantes en la vida de Pepe Sánchez. Por un lado, quiso poner en práctica lo aprendido durante sus años universitarios y lo hizo de la mano de otro de los grandes directores colombianos. Bajo la guía sabia de Julio Luzardo debutó detrás de cámaras en la reconocida película El río de las tumbas (1964), algunos años después de aparecer sobre las tablas en la obra de teatro Ha llegado un inspector (1957). La otra determinación significativa fue la convicción de insistir en el proceso de formación, pero ahora contemplando la posibilidad de evolucionar en un entorno diferente a su país de origen. (Lea: Ley Pepe Sánchez)

Pepe Sánchez, cuyo nombre real es Luis Guillermo Sánchez Méndez, estudió cine en Praga cuando era la capital de Checoslovaquia (hoy República Checa) y esa vivencia de identificar los procesos de producción audiovisual en un país ajeno le sirvió como motor para regresar a Colombia a proponer formatos novedosos y asumir el riesgo de contar la realidad nacional desde adentro pero sin prejuicios y sin recurrir al atajo fácil del estereotipo, que muestra tan sólo un fragmento de un cuadro que es mucho más complejo.

Realizó documentales en Chile sobre temas culturales, aprovechando los espacios originales que propiciaron la creación literaria de Pablo Neruda. En el país austral siguió aprendiendo a partir de los textos del poeta, pero también le sacó provecho a la instrucción del director y guionista Miguel Littín, quien lo acogió como asistente en su proyecto llamado El Chacal de Nahueltoro.

Lo que vino para Pepe Sánchez a partir de los últimos años de la década del 60 fue una avalancha difícil de describir, porque en todas sus iniciativas, algunas más exitosas que otras, por supuesto, su intención siempre fue proponer poniendo de manifiesto su punto de vista en los argumentos, su óptica en la dirección y su sensibilidad cuando su decisión era salir a escena a engrosar el cuerpo de actores.

En Yo y tú, de Alicia del Carpio, el público comenzó a tener nociones reales de la existencia de un actor llamado Pepe Sánchez. La comedia de situación, el humor abordado con pinzas y la cotidianidad de un país cuya identidad audiovisual estaba todavía en puntos suspensivos caracterizaron esta serie legendaria que tuvo más de una temporada, cuando todavía ese concepto no se manejaba con amplitud en el espectro local. (Vea: Las sentidas palabras con las que Margarita Rosa de Francisco se despide de Pepe Sánchez)

En 1982, cuando la televisión tenía dos canales nacionales con programadoras y un tercero llamado de “interés cultural”, Sánchez asumió la responsabilidad absoluta en argumentos y dirección de El Chinche, un espacio dominical destinado a la familia con elementos característicos de la idiosincrasia colombiana. La pantalla chica estaba en ese instante en un tránsito complejo en el que se vinculaban personajes de ancestro rural con roles urbanos, bogotanos.

En esa nueva mirada tuvo una influencia vital Pepe Sánchez porque jamás trató de hacer una caricatura de la población humilde de Colombia, más bien se la jugó por establecer un homenaje a sus costumbres y aprovechó sus dichos para motivar la identidad a partir de personajes bien diseñados como el mismo Chinche, Eutimio Pastrana Polanía, don Joaco, doña Berthica y el doctor Pardito, todos construidos desde el respeto.

El Chinche o Don Chinche se grababa en exteriores y sus locaciones eran espacios típicos bogotanos, otra de las propuestas de Sánchez para complejizar su trabajo y no realizarlo bajo el control de un piloto automático. Con este antecedente, cualquier reto venidero podría ser empañado por el pasado y el director tuvo la suficiente convicción para salirle adelante a su propio ego, así que se lanzó a la aventura con propuestas como Vivir la vida, Mujeres, Notas de pasión, Espérame al final, La historia de Tita, Guajira, Todos quieren con Marilyn, El carretero, La madre y La lectora.

En la historia de Pepe Sánchez merecen capítulos aparte las producciones Café con aroma de mujer, protagonizada por Margarita Rosa de Francisco, y Las Juanas, porque con esta novela el director se reencontró con la escena gracias al personaje de Calixto Salguero.

En Café con aroma de mujer exploró la cotidianidad en torno al proceso de elaboración del principal producto de exportación de Colombia. En la exitosa novela, Sánchez no sólo contó la historia de Gaviota sino que enseñó parajes y le mostró al público una cotidianidad que muchos ya daban por obvia. Con el rigor del maestro, destacó la estética del cafetal sin que el argumento perdiera su contundencia.

Pepe Sánchez, quien murió ayer en Bogotá a causa de un cáncer de médula, hizo historia con su óptica. Dejó argumentos en los que exploró la esencia local, preparó el terreno para poder hablar de una industria audiovisual en Colombia y comprobó que en el medio no todo está dicho y que el riesgo es un vehículo para ser único, como él.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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