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Pianísimo colombiano

Juan Carlos Piedrahíta B.
05 de enero de 2013 - 09:00 p. m.
El músico Raúl Mesa Fonseca es pianista y adelanta estudios de dirección orquestal en la Universidad Nacional.    / Fundación Salvi
El músico Raúl Mesa Fonseca es pianista y adelanta estudios de dirección orquestal en la Universidad Nacional. / Fundación Salvi

¿El panorama de la dirección orquestal en Colombia está tan consolidado como para que un músico como usted se incline a hacer una maestría en la Universidad Nacional?

Creo que no es así. De hecho en Colombia contamos con muy pocas orquestas y esto reduce la oportunidad a los directores de tener una experiencia constante y verdadera. Considero que en la actualidad gran parte de la labor de los directores es la gestión de nuevos proyectos y orquestas.

¿Qué ventajas tiene un director de orquesta que además es pianista?

La naturaleza armónico-melódica del piano junto con su amplio registro aporta una concepción muy cercana de la textura, dimensión y sonoridad de la orquesta. El piano es una herramienta muy útil para el estudio y reducción de la partitura orquestal. Sin embargo, creo que los directores que son instrumentistas de cuerda tienen un contacto más natural y orgánico con la orquesta.

¿Cómo recuerda la experiencia de haber tocado con la Banda Sinfónica de Vientos de Boyacá, bajo la dirección de su padre?

Es un bello momento que conservo en el corazón. Yo había colaborado con la Banda en varias oportunidades: tocando las partes de arpa y celesta en el piano. Algunas otras veces había tenido el chance de probar con algo de la percusión, como platillos, bombo y un poco de xilófono. Aunque yo no era integrante de la Banda, me invitaban frecuentemente y me sentía como un miembro más. El día en que mi padre me propuso tocar como solista sentí mucha alegría y de inmediato acepté. Fue una experiencia enriquecedora y muy agradable.

¿Cuáles han sido las enseñanzas más importantes de su padre, el director Fabio Mesa?

Mi padre es un hombre muy honesto y organizado, que además siente mucho amor y respeto por su oficio. Cada día intento proyectar estas cualidades en mi vida.

¿Usted es un pianista apasionado por la dirección o un director que se ha ido fugando hacia las blancas y las negras?

Soy un músico. Procuro acercarme al arte musical a través de diferentes canales expresivos, en mi caso el piano y la orquesta. Empecé con el piano, por tanto tengo más experiencia tocando que dirigiendo, pero sé que en ambos campos tengo un océano por recorrer.

¿Qué es más difícil: escoger una buena obra para interpretar en piano o seleccionar una partitura exigente para una orquesta?

Cada tarea tiene dificultades particulares. Sin embargo, para mí lo más complejo es tocar en recital solista. Me siento más cómodo tocando música de cámara o dirigiendo. El repertorio tanto del piano como de la orquesta lo encuentro inmenso y en general es determinado por las circunstancias. La dificultad no radica tanto en la selección del repertorio como en su preparación e interpretación.

Usted es un docente consagrado, ¿qué aprende de sus alumnos?

Estoy convencido de que los alumnos son quienes nos enseñan diariamente. Con cada uno surgen diferentes recursos y caminos para resolver las dificultades técnicas y musicales porque todos tienen características físicas y sicológicas diferentes. A partir de esto intento transmitirles todas las herramientas posibles que les permitan desarrollar su propio pianismo y una carrera sólida.

¿Durante sus interpretaciones aflora algo de su natal Tunja?

Uno nunca se desliga totalmente del lugar donde creció. Tunja representa mi niñez y adolescencia, mi familia y mis grandes amigos. Allí inicié mis estudios musicales y supe que la música sería mi vida. Tunja (junto con Pittsburgh) es uno de los lugares donde más tiempo he invertido estudiando piano. Por supuesto que estas largas horas y los recuerdos de la familia, los profesores y amigos que tuve en ambos lugares vienen a la memoria a la hora de hacer música.

Usted ha hecho carrera en Estados Unidos y en Venezuela, ¿Qué le falta a Colombia para estar al nivel artístico de Venezuela y de Estados Unidos?

He tenido la oportunidad de tocar con amigos muy cercanos en ambos países y he sido invitado a tocar en cursos de violín liderados por el maestro José Francisco del Castillo, en Venezuela. Envidio de la forma más positiva el sistema de orquestas de Venezuela y sus maravillosos resultados. Colombia es un país con todo el talento y el potencial para hacer grandes cosas. Sueño con hacer parte de una generación de músicos y profesores que genere desarrollo para el arte musical en nuestro país.

El comentario general es que los músicos jóvenes están muy pendiente de la técnica y descuidan la comunicación con el público, ¿eso es cierto?

Yo creo que la técnica está al servicio de la música. Considero que la música en sí misma es el principio y el fin, el objetivo supremo. El intérprete debe recorrer este camino y proyectarlo hacia el público. La técnica es una herramienta fundamental, pero no es el hecho artístico en sí mismo.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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