El Magazín Cultural
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Poesía que baila en la piel

Osvaldo Sauma y Víctor Manuel Mendiola, dos de los poetas con mayor recorrido entre los que se presentaron en Luna de Locos.

John William Hurtado Marín
01 de septiembre de 2014 - 02:12 a. m.
Para Víctor Manuel Mendiola, “los sentimientos nos hacen mentirles a las personas que queremos”. / Diego Valencia Gómez
Para Víctor Manuel Mendiola, “los sentimientos nos hacen mentirles a las personas que queremos”. / Diego Valencia Gómez

Centroamérica extiende sus fronteras para encontrarse con México en medio de escenarios de la cultura, y eso lo tuvo muy claro el Festival Internacional de Poesía en Pereira (FIPP) Luna de Locos, donde cada año la presencia de poetas de talla internacional engalana cada una de las lecturas en los diferentes lugares de la ciudad y municipios cercanos. Entre la representación de poetas internacionales estuvieron Osvaldo Sauma (Costa Rica) y Víctor Mendiola (México).

Osvaldo Sauma

El olor de un expreso acompaña la charla con Osvaldo Sauma en uno de los café bar del centro de Pereira. Su camisa blanca contrasta con los cabellos que reflejan la experiencia de un hombre que ha recorrido el mundo a través de las palabras. En su mano izquierda el reloj marca un poco más de las dos de la tarde.

Nació en Costa Rica en el año 1949, en un lugar que parecía una finca, rodeado de cafetales. Disfrutaba mucho ir en las carretas que transportaban el café hasta un barrio pueblerino. “Ir a San José era una aventura, eran 4 kilómetros, lo hacíamos primero en bus y luego regresábamos a pie para ahorrarnos lo del pasaje”, dice mientras observa con curiosidad unas imágenes de la Pereira antigua, esa que aún tenía caminos de trenes.

- ¿Recuerda el primer poema que escribió?

Nunca había escrito nada, y estando en un baile de adolescentes, como en quinto año de colegio, escribí el primer poema en la barra del bar. Dejé abandonada a una muchacha y escribí: “Vacío es como si el cuerpo pesara más que el alma, es hablar para adentro sin que el afuera exista...”.

- ¿Qué papel juega la mujer en la poesía?

No sé si en todos los casos sea lo mismo, pero en mí fue total. Recuerdo un viaje que hice a España detrás de una mujer que vivía en Londres; yo ya estaba casado, tenía un hijo, y ella estaba casada. Nos divorciamos de nuestras parejas, ella era de la parte dominante del país, hija del vicepresidente de la República, y claro, eso fue un escándalo y nos separaron. Yo me di de golpes con el marido, el papá me apuntó con una pistola, aun así me fui detrás de ella a Londres. Desgraciadamente no me dejaron entrar, y creo que en complicidad con el padre de ella; cuando se enteraron de que yo iba a viajar a Londres, me deportaron a París. Yo no hablaba francés. Luego ella llegó a París, estuvimos un tiempo, después nos fuimos a España y me quedé allá. Al poco tiempo ella llegó a España a dar clase, al final estuvimos viviendo un tiempo juntos hasta que nos separamos. Ahora es una gran bailarina, se casó y vive en México.

- ¿Cómo percibió el festival de Pereira?

Para mí los festivales son un acierto y creo que le doy el mérito de la propagación de los festivales de poesía a Colombia. Los dos primeros festivales a los que asistí fueron en 1992, al primer festival hispanoamericano de fin de siglo, que organizaba Rafael del Castillo. Luego estuve en Medellín y de ahí surgieron un montón de invitaciones, y después empezaron a invitar y hasta la fecha, gracias a Dios o al Divino Niño, he ido a muchos festivales en diferentes partes del mundo.

Sauma recuerda a sus amigos, esos hombres que vivieron de las palabras y que dejaron un legado para los amantes de la literatura. Entre esas anécdotas que recuerda cuando se toma un café o un whisky, sale a flote algo que vivió con su amigo Juan Gelman: “Te cuento que a Gelman le había mandado un libro, y tengo esta anécdota: me escribió un alemán que no le llegaba el libro, y también un español, y yo les daba la ruta por donde iba, y entonces en una de esas yo le escribí a Juan: “Mira, Juan, ¿sí te llegó el libro? Es que hay gente que me dice que no le ha llegado”, y me dice: “Sí, querido Osvaldo, pese a la afición por la literatura que tienen los empleados del correo de México”.

Víctor Manuel Mendiola

Alto, de gafas con marco negro, amante de la naturaleza, recuerda los árboles de Chapultepec y a una amiga de infancia —Patricia— y esa luz que entraba por la ventana y hacía levitar el polvo. Desde esa época nació el amor por la poesía, por ese mundo de sentimientos.

En uno de sus poemas escribe: “Los sentimientos me hacen mentir”.

Claro, es verdad. Incluso, yo digo que los sentimientos nos hacen mentirles a las personas que queremos; muchas veces decimos la verdad a los que no queremos, por eso cada ser humano debería tener por lo menos una sesión con las personas que no los quieren.

Víctor Mendiola estuvo bajo la dirección de Juan Rulfo y Salvador Elizondo en el Centro Mexicano de Escritores, formando parte del penúltimo grupo que pasó escuchando las letras del escritor, guionista y fotógrafo mexicano.

Aunque no se encasilla como un poeta erótico, el cuerpo hace parte de muchos de sus poemas.

Claro, no sólo escribo poesía erótica, pero el cuerpo es el espíritu del poema.

En México ha sido organizador de varios festivales de poesía, tratando de promocionar la cultura, llevando a grandes escritores como Mario Vargas Llosa, entre otros.

- ¿Qué se lleva del FIPP?

Conocimiento de la ciudad, de grandes personas, siento que este festival es muy social, muy para la ciudad, y eso es importante, además de que le dan vida a la poesía en los colegios. Creo que si la ciudad siente que el festival tiene tanta importancia, deberían recibir más apoyos, más recursos. Yo he organizado festivales y sé que no es tan fácil hacerlo, pero me voy muy contento de hacer parte del grupo de poetas que vinieron este año.

 

Por John William Hurtado Marín

 

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