El Magazín Cultural

“Quiero educar la guitarra del futuro”: Daniel Sá, músico brasileño

Compartir con diversos maestros, como Daniel Sá, es una oportunidad única para los artistas en formación porque les permite comparar distintas maneras de entender la música, fortalecer su técnica y foguearse ante un público reducido pero exigente.

Ana María Enciso Noguera
14 de enero de 2017 - 04:20 a. m.
Wilfredo Amaya
Wilfredo Amaya

Por estos días, en la Universidad de Cartagena se oyen, calmos y distantes entre sí, fagotes, arpas, pianos, flautas, guitarras, trombones, violas, cornos y clarinetes. Sus sonidos aparentemente aleatorios y tenues transmiten una sensación de ensoñación inquieta que en algo recuerda al Preludio a la siesta de un fauno de Claude Debussy. Las Clases Magistrales, que se están haciendo en la sede San Agustín y seguirán hasta el 14 de enero, han permitido a decenas de jóvenes músicos aprender, sin costo alguno, de los instrumentistas de altísimo nivel que han sido invitados al Festival. Hablamos con el guitarrista Daniel Sá sobre el programa. (Lea también: Prográmese con el Cartagena XI Festival Internacional de Música)

¿Cómo ha sido su experiencia durante estos días de Clases Magistrales?

Acepté la invitación diciendo que iría a dar clases de guitarra clásica, pero los estudiantes estaban interesados en la música brasileña. Les propuse que cambiáramos un poquito el programa para estudiar un par de cosas que no son muy comunes en la guitarra clásica, como la improvisación, la creación. La idea era no tocar sólo lo que estuviera escrito, sino ser creativos, y fue bien recibida y eso es lo que estamos haciendo. Repetir no es malo, es una manera de sentir la música, pero lo que veo en los jóvenes es una preocupación por su carrera: la música clásica demanda muchísimo esfuerzo para tener dominio técnico del instrumento, tienes que pasar muchísimas horas estudiando… ¿y luego qué vas a hacer con eso? Siento que ellos están pasando por esta preocupación. (Vea también: Conciertos gratuitos del Cartagena XI Festival Internacional de Música)

¿Cómo ve el futuro de su instrumento?

Pienso que el futuro de la guitarra va a ser una mezcla entre todo lo que hay bueno: la guitarra flamenca, la guitarra jazz, la música brasileña… He observado que hay mucho interés en la guitarra del Brasil y sus ritmos: el choro, la samba, el bossa nova… y la guitarra clásica, sí, es obvio. Porque hay una técnica, hay una escuela que no puede ser ignorada, que ha tenido sus artistas emblemáticos, quienes aún hoy siguen sirviendo de referencia y lo harán siempre. Pero en algún momento de tu carrera vas a tener que pensar o intentar, por lo menos, algo diferente a lo que ya hay. Por eso quiero educar la guitarra del futuro.

La guitarra, frente a otros instrumentos, es relativamente nueva en la historia de la música clásica…

Sí. Me parece que la guitarra camina por una acera aparte. Por ejemplo, pensemos en los pianistas: cuando un pianista sobresale, siempre hay una disquera que se interesa, un empresario, alguien que lo pone a tocar en Nueva York, en el Madison Square Garden… Lang-Lang, un chino; Yuja Wang, una chica china… (risas). ¡A mí me gustan los chinos, no tengo nada en contra! Pero…

Pero todo es hecho en China, hasta los músicos.

Exacto. Y me parece que aún no pasa lo mismo con la guitarra. La guitarra, durante muchos años, fue concebida como un instrumento bohemio, más asociado a las clases populares, a tocar en la calle, en los bares, esa clase de cosas. A partir de Andrés Segovia, la guitarra comenzó a tomar su espacio como instrumento de música de concierto. Eso es muy, muy reciente. Segovia murió hace poco. Si se piensa en Paganini, que fue una pop star del violín en su época, ¿cuánto tiempo tardamos en tener una pop star de la guitarra clásica?... ¡Segovia! Y eso es muy nuevo.

Eso de alguna manera es una ventaja para ustedes. ¿O no?

Sí, tenemos un frescor. Nos permitimos cambiar cosas que tal vez a un violinista no se le permitirían: o hace una cosa o hace otra, y los guitarristas estamos haciendo mezclas y mezclas. Estamos fundiendo todo lo bueno de las diversas escuelas. Yo quiero educar la guitarra del futuro, no lo que ya se está tocando. Tal vez esa sea una ventaja verdadera. Para los pianistas, los violinistas, eso sería más intocable. Para los guitarristas no, somos un poquito más locos.

Por Ana María Enciso Noguera

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar