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Renace el Teatro Colón

Tras un proceso que empezó en 2008, vuelve a abrir hoy sus puertas, poniéndose a la altura de las grandes salas del mundo.

Sara Malagón Llano
25 de julio de 2014 - 04:08 a. m.
Así quedó el emblemático teatro tras la restauración.  / Cortesía Teatro Colón
Así quedó el emblemático teatro tras la restauración. / Cortesía Teatro Colón

Fueron necesarios seis años de trabajo, con asesoría nacional e internacional, y una inversión de más de $50.000 millones para darle nueva vida al Teatro Colón, diseñado por el arquitecto italiano Pietro Cantini e inaugurado el 26 de octubre de 1895. Sin embargo, muchas han sido las críticas al proyecto de restauración y ampliación. El mayor desacuerdo entre los detractores y el Ministerio de Cultura, el principal impulsor de los trabajos, se resumía en la disyuntiva entre la necesidad de conservar un teatro italiano con sus características propias, que lo convertían en una pieza patrimonial importante, y la de ampliar el centro cultural para que respondiera a las necesidades de un teatro moderno.

Las obras empezaron en febrero de 2008. La determinación fue intervenir a fondo el teatro en un proceso que se dividió en cuatro etapas, de las que se han llevado a cabo tres. En la primera se hicieron todas las obras necesarias para desarrollar el reforzamiento estructural, la actualización de las redes eléctricas, hidráulicas, sanitarias y contra incendios, la recuperación de los acabados y la restauración de la colección de bienes muebles. En la segunda etapa se llevaron a cabo las obras civiles de la construcción de la caja escénica, la adquisición y modernización tecnológica de equipos (audio y video, iluminación escénica, iluminación ambiental, vestimenta teatral, maquinaria escénica, concha acústica, seguridad y control) y la restauración del telón de boca elaborado por el artista Aníbal Gatti en 1890. En la tercera etapa se adquirieron predios para la ampliación del teatro en la manzana y en la Estación Arte Viva de la Sabana, el nuevo espacio alterno del Teatro Colón, se construyó el Taller de Escenografía y la Escuela Nacional Circo para Todos. En una cuarta etapa, que se espera finalice en 2015, se construirá el nuevo edificio para los servicios complementarios del teatro: una plaza de eventos, tres salas (una sala alterna, una experimental y una sala de ensayos para la Orquesta Nacional Sinfónica de Colombia), los parqueaderos, el restaurante, la cafetería, una tienda, un centro de documentación y unos laboratorios.

En su momento, varias decisiones del ministerio fueron criticadas por diferentes sectores afines a la conservación patrimonial: la remoción y el reemplazo de la silletería de platea, el retiro de la araña que colgaba del techo, la modificación de la caja escénica, que implicó la eliminación de una serie de columnas y arcos, elementos patrimoniales que, según los opositores, debían ser conservados. Sin embargo, esa obra ahora permite puestas en escena de mayor tamaño.

Por otro lado, el proyecto de ampliación y su impacto en el entorno urbano de La Candelaria, uno de los sectores más importantes en cuanto a conservación patrimonial en la ciudad, sigue generando polémica (consulte el artículo “Polémica ampliación”: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/polemica-ampliacion-articulo-428195).

La historia se resume, entonces, en el choque de dos posiciones: la de conservar el teatro tal y como estaba antes y la de restaurarlo y ampliarlo para que se convirtiera en un teatro funcional. Ganó la segunda, y al respecto Manuel José Álvarez, director del teatro desde octubre de 2013, afirma: “¿Se cambió? Sí. ¿Se demolió? Sí, pero fue una apuesta acertada. ¿Qué queremos tener: un teatro museo o un teatro funcional vivo? El corazón de un teatro es el escenario, es la caja escénica, allí es donde suceden las cosas. Y la caja escénica tenía muchas limitaciones. A comienzos del siglo XX muchos arquitectos afirmaron que el Teatro Colón tenía que ampliarse y tenía que cambiar su caja escénica, porque incluso en ese entonces ya era incómoda, y estaba además un poco inclinada. Creo, además, que le estamos haciendo justicia al arquitecto Cantini”.

A la pregunta de qué les diría a los detractores del proyecto, Álvarez respondió: “Que vayan al teatro, que no se limiten a oír comentarios. Es una realidad, vamos a tener un teatro que puede recibir cualquier agrupación del mundo. Todos los grandes teatros del mundo han tenido que ser restaurados y ampliados. Hay leyendas que cuentan que algunos fueron incendiados para que su ampliación fuera posible. Una cosa es proteger y conservar, pero ese conservacionismo no puede ser fundamentalista. Las cosas tienen que adecuarse. Lo que teníamos no era funcional. Y sí, el espacio es maravilloso, pero ¿qué pasa en ese espacio? Tienen que pasar cosas que les aporten al país, a los artistas, al público, y que se generen procesos creativos interesantes. Estamos entrando en una etapa nueva en nuestro país y el teatro tiene que aportar a ese proceso de reconciliación”.

La idea de Álvarez es que, en contraposición a la idea elitista que se tenía del teatro en el siglo XIX, el Colón sea, de ahora en adelante, un teatro abierto a todos los públicos, con precios asequibles (habrá boletas desde $15.000) y una programación variada. El objetivo es que se convierta, además, en un espacio para el desarrollo de todas las disciplinas de las artes escénicas. Se presentarán espectáculos de ópera, zarzuela, ballet, danza contemporánea, música clásica, tradicional y electrónica, teatro infantil y circo, con la presentación de artistas locales e internacionales. Ya hay espectáculos programados hasta 2017.

Será, además, un teatro de producción y no sólo de alquiler; es decir, producirá y coproducirá junto a teatros extranjeros para introducirse en la red de teatro de Iberoamérica, y a través de talleres de formación se capacitará a actores, cantantes, bailarines, escenógrafos, vestuaristas, maquilladores y técnicos.

Para la temporada de reapertura, el Teatro Colón presentará un importante número de artistas nacionales e internacionales que incluyen las franjas Colombianitos (infantil y familiar) y Colombia Raíz (música tradicional), Fernando Montaño con el Royal Ballet y el English National Ballet, cuya primera función es esta noche, Wax Tailor, Fatoumata Diawara, el Ballet de Montecarlo, Black el Payaso I Pagliacci, Il Giardino Armónico, la Orquesta Sinfónica Nacional y el Teatro R-101, entre otros.

 

 

saramalagonllano@gmail.com

Por Sara Malagón Llano

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