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La historia que se cuenta en esta novela comienza con una sonrisa y termina en un restaurante llamado Le Temps des Cerises, el cual es ubicado en Saint-Germain-des-Près, barrio situado en el VI Distrito de París. Las ideas sobre la conformación de la novela pueden observarse desde los siguientes ámbitos: el amor, el desengaño, el arte de escribir, la ficción, la realidad, los lugares en los que late el corazón de París, dicen algunos y el sinnúmero de variantes que constituyen la trama. Antes de entrar a considerar los aspectos mencionados anteriormente, me encontré con melodías de Coralie Clement y Brigitte Bardot del álbum titulado French Café, el cual se sumaba al ritual de escritura de uno de los personajes de la obra y podría decirse que también hace parte del complemento armónico de la novela.
Tal vez parecía resultar inverosímil que una novela titulada La sonrisa de las mujeres pudiese mantener al lector hasta el final de la narración y que fuese más que una novela dirigida únicamente para el público femenino. Sin embargo el autor, Nicolas Barreau, es capaz de ubicar los eventos narrativos en un transcurrir propio, mostrando una amplia perspectiva asociada a la literatura actual, en la que se observan diversas tomas de posición del escritor relacionadas con los contextos sociales actuales, donde principalmente los ciclos inestables de las relaciones de pareja ocasionan desgarraduras, silencios y ansias de sobrevivir.
Le Temps des Cerises hace referencia a un lugar clave dentro del contexto de la novela. Un restaurante propiedad de Aurélie Bredin, heredado de su padre después de que éste fallece. Por lo tanto, se desata en la protagonista la búsqueda de sentido que se suma al súbito abandono de su novio Claude. La explicación: Una nota sobre la mesa: “He conocido a la mujer de mi vida. Siento que haya ocurrido justo ahora, pero podía suceder en cualquier momento. Cuídate mucho”. Claude se lleva consigo sus pertenencias y el corazón roto de Aurélie. La tempestad parecía insalvable.
A partir de estos eventos, la narración de la novela concibe la escritura como una frontera entre la realidad y la ficción: Aurélie descubre en un estante de La Libraire Capricorne un libro que “le salvaría la vida”, donde la protagonista, Sophie, devela una actorización con su lectora e identificación con el restaurante Le Temps de Cerises. Aturdida por tal casualidad, Bredin decide buscar frenéticamente al escritor de la novela La sonrisa de las mujeres, un inglés de nombre Robert Miller, a quien no le gustaba aparecer en público y del cual se tenía poca información, salvo la que le proporcionó el editor: André Chabanais.
En cada evento del entramado de la novela, los personajes se encuentran cada vez más involucrados en una serie de intrigas y mentiras que le darán a la historia un final inesperado. Cuando Aurélie logra el encuentro con su autor favorito, surgen para él las especulaciones: “Lo de las novelas es un asunto muy delicado. ¿De dónde sacan los autores las historias? ¿Están en su interior y hay luego determinadas circunstancias que hacen que salgan a la superficie? ¿Las atrapan los escritores en el aire? ¿Qué es real? ¿Qué es inventado? ¿Qué ha existido y qué no ha existido nunca?... (p. 80). En su reflexión, este personaje nos indica que el talento del escritor consiste en “encontrar historias”. A partir del recorrido realizado en cada página de esta novela, considero que vale la pena descubrir de qué forma el escritor pudo encontrar una historia que inevitablemente lo condujo a traspasar la frontera entre la ficción y la realidad, sumergiendo a los lectores en un relato en el que todo era inventado… hasta el propio autor.