El Magazín Cultural

Sony Labou Tansi: la rebelión de la historia

De vocación literaria, Tansi comenzó a escribir a los 14 años. Su obra se compone de poesía, novela y teatro.

María Paula Lizarazo Cañón
06 de julio de 2019 - 01:30 a. m.
/ Ilustración: Fernando Carranza
/ Ilustración: Fernando Carranza

La Katamalanasie fue un país creado por Sony Labou Tansi, que le sirvió como testigo para narrar aquello que vivió en los años salvajes de juventud. La Katamalanasie atravesó toda su obra. Allí llegaron hombres a violar mujeres, llegaron ejércitos a explotar hombres, llegaron dictadores a pisotear pueblos, llegaron artistas a recontar la historia. Por eso se sabe del dictador, la violación y la explotación. Una radiografía de África.

Las mujeres, los hombres y los pueblos se valían de la miseria económica y la miseria espiritual. Mientras que el sol maduraba haciendo de esas tierras un infierno al que solo le faltaba realismo mágico para cosechar el camino de esperanza, no había plata, no alcanzaba el cultivo y escaseaba el agua. No “había una vez”, porque el tiempo se alimentaba de la tristeza del espíritu humano, llena de un sufrimiento que lo resquebrajaba y lo despojaba de la historia. No existía la muerte, puesto que cada maltrato físico y cada centavo de pobreza, guardaban en su corazón el amanecer de la decadencia: alma gemela de la muerte. El camino de la vida se labraba con golpes y enfermedades. Pero los golpes y las enfermedades carecieron de herederos una vez que las letras hechas artista se rebelaron con ‘piedras de palabras’ que nacieron de la mano de Marcel Ntsoni en Kinsasa, en el Congo Belga de 1947.

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Hablaba kikongo (lengua local de su región de nacimiento). Cuando tenía doce, su familia se trasladó a la República del Congo, donde devino en francófono. Dos años después, a los catorce, se atrevió a rebelarse en nombre de todos los oprimidos africanos. Fue así como empezó su carrera literaria: luchando por la dignidad de su pueblo y denunciando todo el sufrimiento e injusticia que este había vivido, desde su vocación de escritor y su labor como profesor de literatura.

Antes de publicar su primera novela, adoptó como seudónimo Sony Labou Tansi, en honor al escritor y periodista congolés Tchicaya-U-Tam'si. La obra de Sony Labou Tansi se compone de poesía, novela y teatro, todo escrito en francés, siendo este uno de los motivos para la creación del Premio Sony Labou Tansi, dirigido al teatro francófono.

En su obra, la poesía es su acto de rebelión más preciso ante los dictadores y opresores que le robaron sangre, agua y tierra a África. La novela reconstruyó la historia de dicho continente mediante un realismo mágico cuyo escenario fue el país inventado, La Katamalanasie, una narración de las confesiones de su poesía. Y el teatro fue una demostración de su valentía, pues, por un lado, desechó el machismo y los estereotipos sociales, recibiendo mujeres que tenían como único destino ser amas de casa hasta la muerte; y por el otro, actuó junto a hombres que nunca habían ido a una clase de arte dramático, ni mucho menos eran actores, pero cuyo amor por el teatro se entrelazaba con la vida.

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Rocado Zulu Théâtre fue el nombre del grupo teatral de Sony Labou Tansi, en el que se interpretaron muchas de las vivencias a lo largo de su existencia, concluyendo así que su obra se compuso de rebelión, realismo mágico y recuerdo. Rocado Zulu Théâtre estuvo bajo su dirección hasta 1995 en Brazzaville (capital de República del Congo), cuando el sida lo hizo tropezar con la muerte.

“Sony tenía un problema porque no había muchas mujeres en el grupo de teatro. En esa época, en el Congo se pensaba que una mujer que hiciera teatro, una mujer que cantara, era una mujer perdida. Y yo acepté ser una mujer perdida: me adherí al Rocado Zulu Théâtre, y no me arrepiento porque tuve un encuentro maravilloso con un actor maravilloso, Sony Labou Tansi, y los demás actores, gente que jamás estudió arte dramática, pero cuyo amor por el teatro se entrelazaba con la vida. Cuando el grupo de Sony presentaba alguna pieza, todo Brazzaville venía a verle… No era únicamente teatro y música, era la palabra, el sueño, el gesto, algo inolvidable”, dijo Marie-Léontine Tsibinda (integrante de Rocado Zulu Théâtre) para la versión en francés de Radio Praha.

Por María Paula Lizarazo Cañón

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