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Talentos ocultos: pequeñas victorias, grandes resultados

La película dirigida por Theodore Melfi está nominada a Mejor película, Mejor actriz de reparto (Octavia Spencer) y Mejor adaptación de guion, en la edición número 89 de los Premios Óscar.

Lucety Carreño Rojas / @LucetyC
22 de febrero de 2017 - 05:46 a. m.
Talentos ocultos: pequeñas victorias, grandes resultados

Katherine Johnson estaba destinada desde que nació. A pesar de ser una niña brillante el racismo prevaleció. No le daban las clases de secundaria por su color de piel, pero sus padres sabían lo que su hija poseía talento, inteligencia y valentía. Por eso decidieron seguir impulsando sus estudios y en 1926 se mudaron para que ella pudiera estudiar en un instituto en Virginia Occidental, Estados Unidos, en el que sí le daban clases. Con el pasar de los años se convirtió en matemática.

La segregación racial continuaba. Transcurría la década de los sesenta. Johnson (Taraji P. Henson) junto a Mary Jackson (Janelle Monáe) y Dorothy Vaughan (Octavia Spencer), trabajaban en el área de ordenadores de Langley Research Center, el antiguo centro de la NASA, en un lugar apartado.

Ellas, al igual que muchos hombres, mujeres y niños, tuvieron que aguantar durante décadas el repudio de los blancos. El “ustedes allá y nosotros aquí”, que era evidente en todas las esferas: baños, bibliotecas, restaurantes e incluso puestos de trabajo.

Pensar quizás en conseguir la libertad, el reconocimiento del ser y el respeto por los derechos de los afroamericanos era una utopía. A pesar de la época, Johnson, Vaughan y Jackson lucharon por conseguir más que eso. Las tres mujeres afroamericanas brillaron en Hidden Figures y en la vida real, pues la historia dirigida por Theodore Melfi, escrita por él y Allison Schroeder, está basada en el libro biográfico del mismo nombre escrito por Margot Lee Shetterly.

En 1961 las tres mujeres empezaron a luchar por sus batallas. Johnson comenzó a realizar cálculos para Al Harrison (Kevin Costner), director del Grupo de Tarea Espacial. Fue la primera mujer admitida en la Secundaria Hampton -aunque solo podía recibir clases en la noche-; y Vaughan se encargó de programar la IBM junto a todo su equipo para el lanzamiento del John Glenn.

No fue fácil para ninguna. Cada una tuvo que obtener su victoria. Katherine sufría en su oficia por no tener la posibilidad de ir a un baño cercano pues los de “color” no tenían uno en ese edificio y ella debía caminar media milla para conseguir un retrete. Eso terminó el día en que Harrison le preguntó por qué se tardaba tanto y ella, enojada producto de su impotencia, le contó la historia. Ante eso él decidió bajar las señales que decían “Colored ladies room”, ubicadas en el West Computing Group, las mismas que diferenciaban y excluían. “No más baños de color. No más baños para blancos. Solo baños. Vayan a donde quieran, por favor. Y preferiblemente al más cercano de su escritorio. Aquí en la NASA, ¡todos orinamos del mismo olor!”, aseveró Harrison.

Para Johnson tampoco fue sencillo lograr que el juez la admitiera en las clases, pero ella logró convencerlo con un gran discurso. Ni lidiar con la incredulidad de su esposo. Y Vaughan casi no logra el respeto de Vivian Mitchell (Kirsten Dunst).

El aporte de las mujeres afroamericanos permitió completar la misión de enviar a John Gleen (Glen Powell) a orbitar sobre la Tierra, en 1962. Dio pie para que en 1969 la Nasa lograra ir a la Luna.

Dorothy Vaughan se convirtió en la primera supervisora afroamericana de la Nasa. Mary Jackson fue la primera ingeniera aeronáutica afroamericana. Y Katherine Johnson continúo realizando cálculos para la misión Apolo II y el Transbordador Espacial. Con sus talentos ocultos lograron grandes victorias.

Es una cinta emotiva en la que las actuaciones, los escenarios y el vestuario logran captar la atención de los espectadores y permite que viajen a través de las tres historias al pasado, a los intentos por conocer el espacio y a la lucha por la igualdad. Hidden Figures o Figuras ocultas es una película propicia para los tiempos actuales con las políticas de exclusión, que en vez de ser un avance para la sociedad parecen un retroceso. Es una reflexión en la que se denota que excluir con señalizaciones, lugares y muros no sirven para otra cosa más que dividir y no para "hacer grande una nación", pues sin esas mujeres la NASA no tendría el reconocimiento histórico que tiene. Y Estados Unidos, sin esos líderes que han luchado en contra de la discriminación racial, social, sexual y religiosa, no sería la América Grande y potencia mundial que es.

Por Lucety Carreño Rojas / @LucetyC

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