El Magazín Cultural

“Tan sólo el fin del mundo", la última película de Xavier Dolan

Hace dos años, al joven director, conocido como el “enfant terrible” de Quebec, se le ocurrió desmembrar esta obra para la pantalla grande.

Camila Taborda/ @camilaztabor
24 de febrero de 2017 - 04:50 a. m.
“Tan sólo el fin del mundo", la última película de Xavier Dolan

Y el ave tratando de escapar, desgranando la vajilla, zurrando las paredes. Tan sólo el fin del mundo es la refracción del conflicto, exclusivo para aquellos que huyeron de casa. Louis ha decidido volver cuando se cumplen doce años de remembrar a su familia. Es un escritor circunspecto que “da la ilusión de ser responsable de sí mismo”. Así fue descrito por Jean-Luc Lagarce cuando concibió esta dramaturgia durante los noventa. Louis tiene 34 años y nadie sabe por qué regresó. (Lea: Todos hablan de Xavier Dolan) 

Hace dos años a Xavier Dolan, el enfant terrible de Quebec, se le ocurrió desmembrar esta obra para la pantalla grande. En el 2016, Juste la fin du monde (su título original) se llevó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes, y a mediados del próximo mes su póster actualizará las carteleras del país con un francés asfixiante y un misterio a gárgaras.

Esta vez, los planos cerrados impuestos por el joven director son la noche cerrándose sobre los recuerdos que uno cree bellos. Diré, para no arrebatarle la singularidad a cada hogar, que la familia de Louis es casi la mía y la de millones: de resistencia violenta a la palabra que arranca lágrimas.

Entre un velo ocre, los personajes se hacen dueños de sus sufrimientos, pese a la negación. Y en medio del sonido lluvioso, cuando era una tarde fría de domingo, atrona la luz como en el teatro. “Todo lo que uno hace en la vida, lo hace para sentirnos queridos, aceptados, al menos en mi caso”, fueron las palabras de Dolan al recibir por segunda vez el galardón de la academia, con tan sólo 27 años.

El encuadre refleja la conformidad lacerante de los que ya no amamos, pero estamos obligados a recordar. Allí retoza el callo del tiempo, puliendo en silencio el pasado: la tersa infancia y la dulce pena de crecer. Louis ha vuelto para confesarse y, de paso, inaugurar sus últimos días tras el aviso de una enfermedad mortal.

Noventa y ocho minutos para desandar los pasos. Ir repasando los miedos sobre la ruta, las causas, la arbitrariedad. Ahora, el orgullo del desabrigo frente al portón de casa. El abrazo de tu hermana menor embelesada, que abandonaste. La mirada resentida del mayor, quien te envidia. Su cándida esposa y un obsequioso apretón de mano. Finalmente, dos besos a mamá con curtido afecto.

En alguna parte, hace ya algún tiempo se necesitaron, pero hoy los anales desperdigaron aquello que los unía. Los anales y la despedida que los precedió. Es seguro: la muerte termina siendo la única demanda para volver, sorteando el bolo culposo ante el fin del mundo. Alguno tendrá que asumirlo. Tú. Porque cuando tratas de escapar, desgranando la vajilla, zurrando las paredes, cuando de nuevo te vas, para ellos es como si nunca hubieses vuelto.

Por Camila Taborda/ @camilaztabor

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar